Una humana para el rey romance Capítulo 30

Erthe caminaba alegremente por el pueblo, extrañaba la libertad y más con todo lo sucedido con Yanet las puertas del castillo permanecían cerradas por la seguridad de Minesa.

Aún lo recordaba.

Fue hace algunos años que conoció a Dánae, ella y su hermosa sonrisa lo cautivaron.

Y ahora anhelaba volverla a ver, abrazarla y susurrarle lo mucho que la ama.

-Cuanta falta me haces mi dulce Dánae - y siguió caminando, observando a su alrededor.

La gente lo miraba con curiosidad y asombro, tal vez porque detrás de él iban 5 guardias protegiéndolo.

Y para Erthe era una exageración.

-Pero miren a quien tenemos aquí - Erthe detuvo su caminata - al nuevo rico del pueblo.

Y ahí estaba Yated, con una sonrisa falsa.

Los pueblerinos murmuraron a su alrededor.

-Yated, buenas tardes - se mantuvo en calma, sereno y sin ninguna expresión.

-No deberías estar aquí. Esté ya no es un lugar para un tipo como tú - sus palabras llenas de envidia no causaron nada en Erthe

-¿Un tipo como yo? - suspiró - que mi hija sea la reina no significa que yo menosprecie el pueblo donde nací, crecí, me casé y donde mi hija nació. Déjate de tonterías Yated que no tienes derecho a nada, recuerda lo que quisiste hacerme y quien te salvó.

Yated apretó sus puños

-Aún soy humilde y siempre lo seré. Con permiso.

Y Erthe siguió su camino.

Rumbo a ver a Dukak a quien extrañaba.

A lo lejos visualizó su antigua casa.

Al pasar frente a ella muchos recuerdos se le vinieron a la mente.

El día en que Minesa dio sus primeros pasos, cuando su amada Dánae falleció.

-Erthe - frente yacía Dukak con una gran sonrisa

-Dukak es un gustó volver a verte - ambos se dieron un fuerte abrazo.

(…)

Pasado (Dánae y Erthe)

Hace algunos años atrás, dos jóvenes se conocieron, inesperadamente el destino los uniría, sus corazones latían fuertemente cada vez que estaban juntos.

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