Una humana para el rey romance Capítulo 37

Aleckey camino despacio hacia Minesa, quien yacía dormida. Tenía sus labios entreabiertos, su cabellera se extendía por toda la almohada, sus manos las tenía sobre su vientre y sus hermosos ojos eran cubiertos por sus largas pestañas.

Un ángel.

Tan hermoso.

Tan único.

Tan especial.

Su Minesa.

Su reina.

Su todo.

Se recostó al lado de su amada, abrazo su delicado cuerpo y callo dormido.

(...)

Minesa peinaba su cabellera bajo la atenta mirada de Aleckey, él no dejaba de observarla.

Ella levanto la mirada encontrándose con la de Aleckey en el reflejo del espejo, él sonrió con ternura y ella agacho la mirada sonrojada.

Toc toc

El golpeteo en la puerta lo saco de su trance, con elegancia se levantó de la cama y hablo.

-Adelante – susurro Aleckey. Se acercó a Minesa quien yacía en el tocador sentada peinándose, beso su cabeza y sonrió.

-Lamento interrumpir mi rey, pero venia avisarle que su primo Leopoldo partió hacia el castillo de Don Felipe hace una hora. Y dejo este sobre para usted – un guardia hizo reverencia antes de acercarse y entregar el sobre Aleckey.

-Puedes retirarte – susurro Aleckey

El guardia hizo reverencia y salió de la alcoba real.

Aleckey miro preocupado el sobre, sentía algo extraño, no quería abrirlo, pero tenía que hacerlo.

Guardo el sobre en el bolsillo de su camisa.

-Ven mi amor, vamos a tomar desayuno - susurro delicadamente Aleckey. Extendió su mano y Minesa tomo de esta, ambos bajaron hacia el comedor donde un delicioso desayuno los esperaba.

Ambos tomaron asiento, pero Aleckey antes de sentarse ayudo a Minesa a que se sentara.

Erthe, Darkuk, Minesa y Aleckey eran los únicos en el comedor.

Había un silencio incomodo, cada uno perdido en sus pensamientos, no sabían que decir.

Minesa arrugo su nariz, sentía asco.

Sus fosas nasales captaron un olor putrefacto.

Aleckey se percató de lo sucedido y pregunto.

-¿Qué ocurre Minesa? – tomo la mano de su amada y la miro preocupado – Minesa – susurro

-¿Le pasa algo a mi hija? – pregunto Erthe mirando la escena

-No sé, esta pálida – Erthe se levantó de su asiento y se encamino hacia su hija. Toco su frente intentando encontrar razón alguna de la palidez de su hija.

-Hija mía, ¿qué tienes? – pregunto Erthe lleno de preocupación.

-¡Esmeralda! – grito fuertemente Aleckey. Rápidamente llego una mujer de cabello corto, regordetes brazos y una mirada amable.

-¿Qué ocurre mi niño? – pregunto Esmeralda

-Ve a llamar al doctor, que venga rápido al castillo y lo lleves a mi alcoba – Esmeralda asintió suavemente y salió del lugar. Con cuidado Aleckey tomo a Minesa entre sus brazos.

Aleckey subía los escalones con cuidado detrás de él iba Erthe, a ellos le seguía Darkuk.

Recostaron a Minesa.

-Mi amor – susurro Aleckey – tranquila todo estará bien

Pero Minesa se desmayó, Erthe se acercó a ella y toco suavemente su rostro.

-¿Dónde está el doctor? – grito Erthe

(...)

-Apúrese, debemos llegar a tiempo – Esmeralda cogía de la mano al doctor, ambos corrían por las calles siendo observados curiosamente por los pueblerinos – apúrese

-Tranquilidad Esmeralda, ya estoy viejo. Me voy a desarmar – murmuro el Doctor

-Luego te armo Ignacio – jalo del brazo del hombre – rápido

(...)

Al llegar el doctor no tuvo tiempo de recuperarse ya que el rey lo apresuraba en revisar a Minesa.

Fue difícil insistirle a Erthe y Aleckey que lo dejaran solo mientras revisaba a Minesa, pero accedieron.

Aleckey caminaba de un lado al otro desesperado, mantenía la mirada perdida, pero desbordaba miedo.

Erthe miraba hacia la nada, recordando.

Años atrás ocurrió lo mismo, Dánae de pronto un día empalideció y cayó enferma. Y solo rogaba para que su dulce Dánae mejore, pero no fue así. Falleció, dejando un gran vacío en la vida de Minesa y Erthe.

-Por favor que no sea así – susurro Erthe. Aquel susurro fue muy suave, que solo fue escuchado por él.

-Tranquilo Aleckey, ella estará bien – Darkuk hablo, intentaba calmar los nervios de su hermano, pero era inútil Aleckey seguía impaciente, preocupado y con el corazón palpitando fuertemente.

Las puertas de la alcoba fueron abiertas, todos miraron en esa dirección y de ahí salía el doctor, con una sonrisa en sus labios.

-Dígame lo que tiene, hable – rápidamente hablo Aleckey

Erthe se acercó.

Darkuk se acercó a su hermano y coloco su mano en el hombro de su hermano brindándole apoyo.

-La reina está bien. Ella simplemente está teniendo síntomas normales.

-¿Síntomas normales? – pregunto Erthe. De pronto una tonta idea de lo que su hija podría tener se cruzó por su mente

-Nuestra reina está embarazada. Felicidades mi rey – Ignacio hizo una reverencia

Aleckey sonrió como nunca lo había hecho, abrazo a su hermana fuertemente y dejo que algunas lágrimas bajaran por sus mejillas.

-Voy a ser papa – susurro Aleckey lleno de alegría

-Y yo una tía joven

-Y yo abuelo – Erthe susurro con una sonrisa. Su hija pronto tendría un hijo.

Erthe abrazo a Aleckey y el ambiente se llenó de alegría.

Un príncipe o princesa nacería en algunos menos.

Un heredero.

-Un nuevo ser en medio de la guerra– murmuro Esmeralda dentro de la alcoba, ella había ayudado a Ignacio mientras revisaba a la reina - un nuevo ser en medio de la guerra– nuevamente murmuro Esmeralda

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