Una humana para el rey romance Capítulo 43

-Mi rey - hablo un guardia

Aleckey cerró su libro y miro atentamente al guardia.

-Dime – susurro suavemente

-Sus padres… – el guardia no podía completar la oración, sus labios temblaban levemente

-¿Qué ocurre con mis padres? – pregunto Aleckey, este evaluó el rostro del guardia y noto nerviosismo

-Fueron atacados cerca del reino – el libro cayo de las manos de Aleckey

-¿Qué les paso? ¿Dónde están ahora? ¡Dime! – la angustia consumía a Aleckey

-Aleckey – interrumpió la incómoda conversación la princesa Darkuk quien lloraba desconsoladamente. Abrazo a su hermano y se acurruco sollozando fuertemente.

A sus fosas nasales el olor a sangre lo alarmo, su bestia aulló de dolor y callo en la cruel realidad.

-Papa está muerto – susurro entre lágrimas Darkuk

El lamento resonó con el viento, el día era triste y melancólico.

Curaban las heridas de Jazmín con suavidad no querían despertarla.

La noticia corrió rápidamente por todo el reino.

"Esta tarde alguien ataco el carruaje real donde viajaban los padres del rey. Y lamentablemente el señor Alexander murió."

El cuerpo era limpiado y envuelto en mantas blancas para luego ser velado en el salón real.

Aleckey evitaba cualquier pregunta sobre el fallecimiento de su padre solo se quedaba ahí, triste, ahogado en el dolor.

Su corazón yacía en mil pedazos.

-No van a parar hasta matar a todos los que amo – susurro suavemente Aleckey mientras observaba a su madre quien dormía.

La noche llego.

En medio del salón real el cuerpo de Alexander descansaba envuelto con una sábana blanca, su rostro neutro y frio eran lo único que observaban.

"Que tristeza" – pensaban algunos pueblerinos que rezaban para que su alma descansara en paz.

Jazmín y Minesa eran las únicas ausentes en el velatorio.

-Debes ser fuerte – hablo Erthe – ahora tu madre necesita tu fortaleza y recuerda que pronto tu hijo nacerá, hazlo por ellos

-Lo sé – susurro Aleckey

Minutos después el cuerpo fue llevado al jardín donde una pila de madera lo esperaba.

Fue dejado encima de la pila de madera y luego fue encendido.

Su cuerpo poco a poco se convertía en cenizas, ante los ojos de sus hijos, ante las miradas tristes, ante la noche fría y sollozante.

Miles de rosas blancas fueron dejadas sobre las cenizas.

La despedida de un gran rey.

Luego Aleckey sollozo entre los brazos de su amada y cayo dormido.

Minesa simplemente acariciaba su cabellera, le dolía verlo así, tan dolido, tan frágil, tan triste.

Al día siguiente Jazmín despertó y no emitió ningún sonido.

Se quedó ahí tiesa dejando que suaves lágrimas adornaran sus mejillas.

-Madre – hablo Durkak quien entro a la habitación junto a Aleckey

Ambos miraron con tristeza a su madre.

Ella solo les dio una cálida sonrisa.

Una sonrisa que transmitía pena.

-Encuéntrenlo – susurro Jazmín

-¿A quién madre? – pregunto Durkak

-A él – sollozo – a ese traidor quien me arrebato a tu padre

-¿Traidor? – pregunto Aleckey

-Sí – murmuro Jazmín – Ve y tráeme a Leopoldo, yo lo matare con mis propias manos

-¿Leopoldo? – Ambos hermanos se miraron y Darkuk pregunto - ¿Qué hizo Leopoldo?

-Él mato a tu padre – soltó sollozando – él me quito a tu padre ¡Él nos traiciono!

Y ante aquellos ojos impactados ella se desmayó.

Rápidamente Darkuk grito pidiendo ayuda.

Los médicos entraron a la alcoba.

Darkuk abrazo a Aleckey fuertemente rogando que todo fuera una pesadilla.

Que nada de esto estuviera pasando.

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