Una humana para el rey romance Capítulo 56

POV Aleckey

La mañana llegó con un suave viento y el cantar de las aves.

Me removí con cautela no deseaba despertar ni a Minesa ni a mis hijos.

Abrí mis ojos y visualicé el hermoso rostro de mi amada, su respiración me indicaba que aún seguía profundamente dormida y aquellos suaves suspiros que soltaba de vez en cuando me llamaban a besar esos carnosos labios.

Mi adicción.

Por otro lado, observé detenidamente a mis hijos.

Y grande fue mi sorpresa al ver a mi hija con los ojos abiertos, llenos de curiosidad y la sospecha llego a mi cuando vi como su nariz se arrugaba.

Lo que me indicaba que pronto empezaría a llorar.

Así que paré lentamente de la cama y con delicadeza la tomé entre mis brazos.

-Papá de dará de comer - susurre y dejó un casto beso en su frente

Antes de salir de la alcoba coloque unos almohadones al lado de mi pequeño príncipe para que no se cayera.

Los observé unos segundos y salí de la alcoba con mi pequeña hacia la cocina.

Los guardias hacían reverencia y felicitaban el nacimiento de mis hijos. Otros en cambio halagaban mi llega sana al castillo.

Solo les respondía con un "Gracias".

Y no es que sea irrespetuoso, pero no quería que se acercaran a intentar tocar a mi pequeña, ella es sola mía y ningún hombre la tocará.

Primero lo mato antes de que intente tocar a mi princesa.

Si lo admito soy un padre celoso.

Y no me importa.

Es mi hija.

Solo mía.

Al igual que Minesa, ella es solo mía.

-Deberías descansar hijo mío, no te hace bien estar fuera de la cama - susurro mi madre, ella me dio una mirada de enojo y a la vez de preocupación - ¿Qué le paso?

Sentí a mi princesa removerse entre mis brazos.

-Tiene hambre, por favor puedes prepararle una mamila - ella asintió

-Siéntate, ahora te la doy - me acerqué hasta el sillón de la sala, mi madre se fue a la cocina y yo solté un suspiró

Posé mi mirada en mi princesa, sus delicadas facciones, como si fuera una pequeña muñequita.

Sus pequeñas manos se movían, buscaban la mamila.

Nuevamente observé como su nariz se arrugó y esta vez soltó un sollozo.

-¡Mamá apúrate por favor! - grité esperando a que mi madre llegará con la mamila, mecí a mi princesa susurrando suaves palabras.

Pero no paraba de llorar.

Y no puedo negarlo su llanto no era tan exagerado ni fuerte.

Era tan suave y delicado, una ternura.

-Shh tranquila mi princesa - la mecí - ya no llores mi pequeña, a papá le duele mucho

Pronto escuché los pasos apresurados de mi madre.

-Toma, está tibio - agradecí en voz baja y con cuidado acerqué la mamila hasta mi princesa ella lo succiono y paró su llanto

-Es hermosa - susurró mi madre - Tiene la nariz de Minesa

Ella lo había notado.

-Sí, mi príncipe también tiene la nariz de Minesa - hable lleno de emoción

-Hablando de eso ¿Aún no le han puesto nombre? - preguntó mi madre y yo todo confundido no sabía que nombre ponerles a mis hijos

-Maximiliano y Luna - la dulce voz de Minesa inundó mis oídos

La busqué con la mirada y la encontré, ella venía caminando suavemente hacia nosotros. En sus brazos traía a mi príncipe quien movía sus manos suavemente.

-Son hermosos los nombres - ante mi comentario ella me dio una sonrisa

-Lo sé - llego a nosotros - esté bebé también tiene hambre

-Le prepararé una mamila - comento mi madre

-No es necesario, le daré pecho, ellos necesitan mi leche. - mi madre asintió suavemente

La vi sentarse en el sillón y mecer suavemente a Maximiliano.

Me acerqué a ellos.

Así me pase toda la mañana.

Alimentando a Maximiliano y Luna

Sonriendo ante la hermosa familia que tengo.

Junto a mi madre que siempre comentaba lo hermosos que eran sus nietos.

Junto a mi hermosa esposa.

Feliz.

Pero con miedo.

Miedo a perderlos.

A no ser fuerte.

A que ellos ganen esta guerra.

Nada estaba seguro, sea lo sea, Beatriz quiere vencernos.

Y tiene a Leopoldo quien es débil emocionalmente, él no puede superar la muerte de su madre.

Ni contraatacar a su propia madre.

Ella lo utilizará como un títere y temo que sea el final de todo.

A que todo acabé entre el caos.

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