Una humana para el rey romance Capítulo 70

POV Yanet

-Ya están retirándose - habló Junior

-Gracias por darles el avisó Junior - le di una cálida sonrisa

Cómo lo amo.

Pero soy mala para él.

-¿Cómo sigue Leopoldo? -pregunto suavemente

Ambos estábamos en el jardín observando las flores.

Según me dijeron Minesa ama este jardín, que fue especialmente hecho para ella.

Que hermoso.

-Sigue dormido, solo espero que pronto lo haga - susurré con tristeza

Empecé a caminar lentamente, sentía la mirada de Junior en cada movimiento.

Mi corazón late fuertemente.

Tengo miedo.

Mucho miedo.

No quiero perderlo.

No a él.

Ya no.

-¿Extrañas a Orión? - paré ante aquella pregunta, sentí pequeñas lágrimas recorrer mi mejilla

Mi Orión.

Mi hijo.

-Cada día de mi vida - observé el cielo nublado - extrañarlo es una agonía, muero cada día

-Nuestro hijo no debió morir así - susurró suavemente, pero yo sentía a mi corazón retorcerse de la culpa

Yo soy la culpable.

Yo debí morir.

-Lo sé Junior - más lágrimas brotaban - debí morir yo, yo debí morir

Fue como una cuchillada.

Gritaba que me dejará, mientas ella actuaba yo me moría al presenciar la muerte de mi hijo.

Golpeaba las rejas, gritaba, sollozaba, me moría.

Luego apareció Junior y el miedo a perderlo me enfurecía.

Beatriz hacia lo suyo.

Su plan salía perfecto.

Lo peor fue cuando volví a tomar mi cuerpo, estaba en medio del bosque.

Mis lágrimas caían sin parar, caí de rodillas y lloré.

Lloré una y otra vez.

Me ahogue en mi propio dolor.

Estaba sola.

Confundida.

Triste.

Dolida.

Los días siguientes fueron peores, las ganas de comer eran nulos, yo solo lloraba.

Lloraba y lloraba.

Me refugiaba en la oscuridad, muchas veces intenté matarme, pero ella me frenaba.

Luego sus insultos inundaban mi mente.

Sentía un poco de su dolor.

El dolor era por su hijo, Leopoldo, aquel hombre tan dulce, tierno y bondadoso de este mundo. Aquel hombre que ahora está confundido, dolido y se siente solo.

Él no es malo.

Es bondadoso, al igual que mi Orión.

Mi pequeño.

Ella también lo utilizó.

Y luego.

Luego lo mato.

-Leopoldo tiene miedo, es normal - susurré con la mirada perdida - me hace acordar a Orión, cada vez que sonríe mi corazón salta de alegría. Es como sentir a mi Orión. Es como si su alma nunca me hubiera dejado

-Y es así - afirmó Junior - él siente tu tristeza, solo quiere verte feliz. Te ama - sonreí melancólicamente - nuestro hijo quiere que estemos juntos, que seamos fuertes y que este amor no muera

-Te voy a perder - el aroma de las flores inundó mis fosas nasales - mi corazón ya no resistiría más

Ya no.

-Yanet - lo interrumpí negando mi cabeza

-No hay nada que decir Junior - sentí sus manos acaricia mis hombros, besó mi cabeza

-El tiempo nos alejó, nos condenó. Pero te juro que nunca dejare de amarte ni la muerte nos va a separar.

Fue un impulso o simplemente las ganas inmensas de besarlo las que hicieron que girará y juntará mis labios con los suyos.

Me aferre a él, mientras sus brazos me acurrucaban.

Lo extrañaba.

Lo anhelaba.

Mi corazón pedía a gritos su amor.

Escuché al viento susurrar, no lograba descifrar que decía.

Él beso fue cortado por nuestras faltas de respiraciones, beso mi frente y acurruqué mi cabeza en su pecho.

Escuché su corazón latir fuertemente.

Fue como volver al pasado y sentir la paz, extrañaba esos momentos.

A mi madre.

Quién lloraba al verme sufrir.

A mi hermana Mariana, una joven con una vida por delante.

-No quiero perderte - susurré

-No pasará eso - sentí su fortaleza al hablar - estaremos juntos, juntos Yanet. Nuestro amor superará todo

-Aunque tenga que morir por ti mi amor siempre te cuidará. No te dejaré de amar, solo quiero permanecer entre tus brazos unos minutos más. Solo unos minutos más.

Beso nuevamente mi cabeza, observé sus bellos ojos y luego unimos nuestros labios.

Un beso de amor.

Así quería estar, amándolo y cuidándolo, pero el miedo de perderlo era inmenso.

Daría todo por él.

Era lo único que me queda.

Lo único.

No sé si terminaremos juntos, si tenga que acabar con mi vida para salvar a todos.

Para salvar a Junior.

Para salvar a Leopoldo.

Solo quiero permanecer aquí, escuchando su corazón.

Y sonriendo al saber que permanecí unos minutos entre sus brazos.

-Te amo - susurré suavemente

-Yo también te amo

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