Luc.
Saqué el celular y para mi sorpresa era Mell, pero era imposible tomar ahora mismo esta llamada, así que reprimí mis ojos con frustración. Hundí el botón de apagar y lo volví a guardar en mi bolsillo. Entonces cuando alce el rostro, Sara sonrió y comenzó a venir hacia mí como si su objetivo principal fuera abrazarme y besarme.
Justo cuando ella estuvo a punto de llegar, levanté mi brazo y la frené bruscamente, mi mano quedó en su pecho mientras ella cobraba la compostura porque el detenimiento fue bastante tosco.
Sus ojos en esta vez, me miraban con preguntas, incierto y… miedo.
—¿Luc? —sus labios temblaron un poco y luego dio uno o dos pasos hacia atrás.
—Lo sé todo —fue lo único con lo que pude empezar, mi garganta se sentía seca.
Ella miró hacia los lados nerviosa sin saber cómo ahondar la situación.
—No sé de lo que estás hablando…
Una risa cínica salió de mí junto con un bufido.
—Imaginé que dirías eso. Pero no te preocupes, voy a detallarte cada punto, cada detalle, y… cada puta mentira que lanzaste hacia mí —no estaba alzando la voz, pero hasta yo mismo sabía que mis palabras estaban siendo duras y ásperas, no podía ser diferente.
—Luc… si mi hermana te ha…
—¡Cállate! —me acerqué amenazante y ella abrió más los ojos—. Ni se te ocurra decir una sola palabra más hacia ella, porque te juro Sara que vas a pagar cada cosa, así la misma Melissa se interponga por ti.
—Luc, escucha, no sé qué está pasando, necesito entender.
—Por supuesto, vas a entenderlo todo —me quité de su lado y caminé lento por la sala—. Desde hoy entérate de que no tocarás ni un solo centímetro de mi empresa, ni de mi familia, Sara… estás despedida.
Su rostro se puso pálido y su semblante cayó al instante, y como lo predije, sucedió, ella comenzó a llorar, pero eso ni siquiera me conmovió.
—No… no sé qué está pasando, no entiendo por qué estás así —dijo limpiando su rostro y sentándose en un sofá que estaba cerca. Ella temblaba, actuaba muy bien.
—¿Por qué quieres destruir a tu propia hermana? —mi pregunta fue acusatoria y eso pareció irritarla al instante, porque su mirada cambió a una desafiante.
—¿Y tú le crees por supuesto? ¿Qué te dijo que te convenció?
Sonreí para ella.
—Lo único de lo que estoy arrepentido, es de haber confiado en ti y en tus mentiras. De creer en tu palabra carente de verdad, has arruinado muchas cosas en mi vida que son importantes para mí, de hecho, la más importante, porque en esa se encuentra tu hermana.
—Luc debes entender que…—ella se vino a mi lugar, pero no dejé que se acercara.
—Me hiciste creer que ella daba problemas en su casa, cuando eres tú, que ni siquiera se ha preocupado por su padre.
—Escucha…
—Me hiciste creer que ella se había revolcado con ese maldito, cuando ella ni siquiera volvió hablar con él —me acerqué mientras ella retrocedía—. Le enviaste unas fotos nuestras a, ¡ese hijo de puta!, ¡encendiste su ira, Sara!, y el maldito fue y la golpeó porque estaba envenenado por ti, ¿te das cuenta de lo cruel que eres?
La zarandeé, pero lo único que ella hacía era llorar.
—No conforme con todo eso, sabiendo que estaba destruida, en vez de ayudarla, le pediste que se alejara de mí, ¡De mí, Sara! ¡Aun sabiendo que yo amo con locura a tu hermana!
—Luc, me estás haciendo daño —ella suplicó mientras mis manos apretaban con fuerza sus brazos.
—Tu hermana estuvo sin trabajo, y nunca lo supe —no dejé de apretarla mientras ella me miraba con pánico—. Y después de ello, viniste e inventaste que salía con otros hombres para terminar de destruirme… y siempre confié en ti… lo hice como un imbécil… ¡¿Por qué tanto odio por tu propia familia?!
Ella se soltó de mí enseguida y su rostro se transformó.
—¡Ella no es mi familia! —expulsó roja de la ira mientras sobaba sus brazos—. Ella es solo la mujer que siempre me ha quitado todo lo que quise, ¡todo…!
—Estás mal Sara…
—¡No!, aquí todos están segados por ella, con esa cara inocente se quiere llevar a todos por delante, Luc —se acercó hacia mí y de cierta forma tuve miedo por su actitud enfermiza—, todos están engañados por ella, no es lo que parece, ella te vio porque eres un hombre con dinero, y… y… se aprovecha de todos los hombres, debes creerme, mis padres tiene miedo porque ella solo les da dolor de cabeza… tú debes creer lo que te digo, ella es mala Luc, siempre ha visto lo que ambos sentimos, y siempre quiso interponerse.
Mis ojos se abrieron de golpe y un profundo dolor se instaló en mi corazón. Quería hacerle daño Sara de todas las maneras posibles, pero ella no estaba bien. Ni siquiera tenía la noción de todo lo que le dije por qué simplemente formó en su cabeza un concepto hacia su propia hermana errado.
Pasé un trago amargo y puse mis manos en el rostro.
—A partir de ahora, no trabajarás con nosotros …
—No Luc, escucha —ella se arrodilló ante mí, y de una vez la alcé con fuerza y mucha rabia.
—No hagas esto Sara, nada de lo que hagas o digas podrá cambiar mi opinión, voy a darte una referencia, pero desde ahora no vuelves a contar conmigo ni con mi familia. Se acabó.
—¡Luciano! —ella gritó volviendo a sacar su llanto, esta vez no sé si actuaba, pero no iba a detenerme para verlo—. ¡No puedes estar con ella!, ¡por favor! ¡no!
Sara me halaba la ropa mientras trataba de salir de su apartamento, pero el hecho de que dijera esas palabras me hizo girar para quitármela de encima.
—Ya estoy con ella, y escúchame bien… siempre lo estaré, hagas lo que hagas, digas lo que digas y pase lo que pase —tomé su rostro en mi mano para que me mirara fijo—. Y no te atrevas hacer algo en contra de Melissa, Sara, porque te juro que no importará los años de amistad, ni que seas su hermana, ni lo mucho que la misma Melissa me ruegue por ti. Te destruiré si le tocas un pelo.
La solté, y ella misma se cayó en el suelo y se agarró de inmediato de una de mis piernas.
—¡Luc! ¡No me hagas esto, por favor!
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