Ven... a Mí romance Capítulo 56

Melissa.

El hombre notó mi cambio de decisión y pasó la maleta a su otro compañero de inmediato. Este abrió la puerta y la echó enseguida y se vino hacia mí.

Retrocedí varios pasos, pero fui detenida por el primer hombre que me buscó en el aeropuerto.

Él tomó mi brazo y comenzó a caminar conmigo tratando de ser rápido. La gente alrededor no se percataba de mi situación, pero este era el momento de enloquecer si no quería aparecer muerta.

Me di la vuelta para comenzar a correr, pero esos hombres eran hábiles y antes de que mi garganta construyera un grito, ya tenía las manos de alguno de ellos en mi boca y estaba siendo cargada, y luego arrojada en esa camioneta.

No sé si alguien notó ese despelote, yo había luchado golpeando al hombre y dando patadas hacia todas partes, pero él hizo como si no recibió algún golpe y con facilidad, yo había sido reducida en cuestión de segundos, y lo peor, era que nadie me ayudó ni se inmiscuyó en el asunto.

La camioneta se puso en marcha enseguida, y cuando pude soltarme del agarre, yo estaba en medio de dos hombres, que ahora los veía tenebrosos.

El vehículo iba muy rápido, de hecho, necesitaba agarrarme para no dar de botes dentro de él. Sin embargo, eso era lo menos importante, yo ahora estaba oficialmente secuestrada, y mi cuerpo congelado no podía procesar esta situación.

Un nudo se impregnó en mi garganta, los hombres miraban hacia adelante y el chofer tenía la misma forma de vestir que ellos, con gafas oscuras. ¿Qué iba a hacer?

Y aunque no debía hacer nada estúpido me atreví hablar.

—¿A dónde me llevan?

Como si no hubiesen escuchado, todos ignoraron mi pregunta, pero lo peor para mí, fue cuando el hombre que estaba manejando miró por el retrovisor y dijo lentamente:

—Usted está secuestrada señorita River, por si no se ha dado cuenta aún. Es mejor que permanezca callada, porque aún nos falta una media hora de camino para llegar a nuestro objetivo.

Un hielo se caló en todo mi cuerpo, porque de cierta forma aún quería creer que esto no era real. En algún momento pensé que podía ser una broma de Luc, quizás, pero estaba dándome cuenta de que esto no era ni parecido.

Quería luchar, pero, ¿para qué? En una camioneta en movimiento y con dos hombres a mi lado era imposible. Si quería hacer algo, solo debía hacerlo cuando nos bajemos de esta camioneta, y aun así ni siquiera sabía a donde me llevaban. Estaba segura de que prefería morir a aceptar cualquier cosa. La verdad ni siquiera estaba al tanto de quién estaba detrás de todo esto, y eso me hacía temer mucho más.

Uno de los hombres comenzó a revisarme los bolsillos y me asusté de inmediato porque parecía que me esculcaba.

Pero me di cuenta de que estaba buscando mi celular, y lo encontró sin ningún inconveniente. En ese instante pensé lo peor.

¿Le habrían hecho algo a Luc?

Mis labios temblaron y el estómago se me removió.

Necesitaba saber.

—¿Ustedes le hicieron algo a Luc?, ¿por eso no contesta el teléfono? ¿Para quién trabajan?, ¿Quién está detrás de todo esto?

Los hombres se miraron entre sí y luego de nuevo el conductor me respondió.

—Sabrás todo a su tiempo. Por su bien, manténgase tranquila.

¿Por qué siempre hablaba el que conducía?

Aunque quería llorar de la desesperación, no podía, era como si las emociones las tuviese paralizadas, como si mi estado de shock no me dejara expulsar todo lo que estaba matando mi cuerpo.

Tenía mucho miedo, y ahora no sabía que parte temblaba más de mí.

Esto tiene que ser una simple pesadilla.

—Sí, le escucho… está bien. Haremos lo que usted nos diga. Sí.

Escuché como el hombre a mi lado habló por el teléfono y luego quitó su celular de su oreja para arrimarse hacia el conductor y susurrarle algo que no pude entender por más que traté.

La cabeza iba a explotarme con esta tortura que apaleaba dentro de ella, no dejaba de pensar si Luc estaba bien, o si mi propia familia estaría bien. No concebía que era esto, ni por qué estaba sucediendo. Pero estaba aterrada por llegar al destino que estos hombres tenían para mí.

Luego del recorrido, aunque no tomé el tiempo, supe que al menos treinta minutos como lo dijo el conductor, pasaron, conocía a la perfección en que sitió de Cambridge estábamos.

Ahora mismo nos encontrábamos en las afueras, donde la gente venía a acampar al bosque y pasar sus fines de semana con amigos y familia. No obstante, hoy era lunes, y el lugar literalmente estaría vacío, en cierta parte era inteligente traerme aquí, ya que la zona estaría sola, perfecta para desaparecer a alguien.

Vi el lago a lo lejos y todos los recuerdos con Luc pasaron por mi mente, y hasta este momento dejé de retener todo lo que estaba contenido en mí. Mis lágrimas comenzaron a rodar inconteniblemente, y sin poder detenerlo comencé a sollozar.

Nadie en la camioneta se inmutó, de hecho, supe que estábamos entrando al bosque porque el terreno se hizo irregular.

—¡Por favor! No me hagan daño… —dije con la voz rota, pero ellos parecían unas rocas.

La camioneta se detuvo y pude percibir que había una especie de cabaña pequeña.

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ven... a Mí