Ven... a Mí romance Capítulo 57

Melissa.

Fui hasta él tratando de ayudarlo, pero el hombre solo me asomó la palma para que lo esperara unos segundos y se compusiera.

Puse las manos en mi boca sorprendida.

—M-me… jodiste… no podré darte hijos…

Lo miré atónita mientras me agaché lo suficiente para estar muy cerca.

—Lo siento —dije avergonzada—. Pero es tu culpa… ¡¿Cómo me haces esto?! ¡¿Te has vuelto loco?!

Negó varias veces y luego tomó aire.

—¿Por qué besas a alguien que no conoces? Tenemos que hablar sobre eso…

—¿Qué? ¡Eras tú!, además ¡no lo sabía!, y estaba haciendo tiempo para hacer… bueno, lo que te hice….

No supe como usó su agilidad tan rápido, pero ahora él se había abalanzado encima de mí y estaba presa en sus brazos y bajo su cuerpo.

La sonrisa se me deslizó porque el miedo, el terror por el que pasé todo este tiempo, cambió de un segundo a otro. Luc era una imbécil por haberme asustado, pero ahora que lo veía solo quería abrazarlo y no soltarlo jamás.

Él rozó su nariz con la mía y cerró sus ojos respirando mi olor.

Los ojos se me inundaron en lágrimas al verlo y sentí de cierta forma que las preocupaciones que tenía desde hace días se iban disipando rápidamente.

Tomé su rostro allí en suelo y acerqué mis labios a los suyos, saboreándolos como si fuese la primera vez que los probaba. Pude sentir el sabor metálico y supe que también lo lastimé en la mordida que le di.

—Siento haberte lastimado —dije separándome un poco, pero para mi impresión, en su rostro había lágrimas también.

¿Qué pasaba con él?

—¿Luc, estás bien? —me removí para que se quitara de encima.

—No, no dejes de abrazarme ni besarme de esta forma, te necesito… —respondió apretando mi cuerpo y metiendo su cabeza en mi cuello.

Parecía que lloraba en silencio.

—¿Qué hice esta vez? —inquirí acariciando su cabeza y espalda.

—Solo has hecho de mi vida lo mejor para mí, has sido el amor de toda mi existencia…

Mis ojos se nublaron irremediablemente.

—¿Entonces por qué estás triste?, estamos juntos Luc, y yo decidí permanecer a tu lado, no hay un lugar en el que prefiera estar si no es contigo.

Él levantó el rostro y lo secó, su boca estaba roja igual que sus ojos.

—Leí tu libro…

¡¡¡Puf!!!, un golpe atravesó mi pecho. Él lo sabía todo. Todo.

—Luc…

—No digas nada mi amor —dijo colocando sus dedos en mi boca—. Solo déjame pedirte perdón hasta que me canse. Necesito que me perdones, necesito que… —se levantó apresurado a la vez que me levantaba junto a él.

Pero en el momento en que me puse de pie, él se arrodilló abrazándome las piernas.

—Perdóname por favor…

No, no, no….

—No debes hacer esto, no sabías nada, ¡por favor! ¡Levántate Luc! —no pude evitarlo, deseaba llorar intensamente; fui muy lastimada con sus rechazos, sus palabras duras, y sus desplantes pensando otra verdad acerca de mí. Pero no quería esto, no quería devolver este dolor ni que sintiera que me debía nada.

—No lo haré, no, porque no lo merezco Mell, te he hecho mucho daño, dudé de mi mejor amiga, de mi amor…

Entonces también me arrodillé junto a él tomando su rostro.

—No nos hagamos esto, nunca fue mi intensión escribir para que te sintieras culpable. En el final ellos quedan juntos, y eso es lo que importa aquí.

Luc también tomó mi rostro y comenzó a besarme con desesperación, recostando mi cuerpo nuevamente en el suelo. Nuestras manos no eran rápidas, este quizás era un encuentro ansiado, pero no teníamos prisa; besaba a Luc como si no hubiese un mañana, lo tocaba como si él fuese lo más preciado que tenía, y sin poder contener al mismo tiempo las lágrimas en mis ojos.

Estaba feliz, de que de una vez por todas seguíamos siendo él y yo, como siempre lo fuimos, y como siempre lo esperamos en un pasado aun sin confesarlo al otro.

En toques lentos comenzamos a despojarnos de nuestras ropas, y aun en el piso de madera, comenzamos a besar cada parte de nuestro cuerpo. Ni siquiera podía recordar cuanto tiempo pasó desde el día en que no respiraba su olor así de cerca, pero en el momento en que Luc invadió mi cuerpo haciendo la perfecta conexión, supe que de ahora en adelante no pasaría mucho tiempo en que una huella nuestra no estuviese impregnada en el otro.

Nos movimos con una sensualidad y un paso tan lento que el aliento quemaba mis entrañas, mis ojos no dejaban de comprimirse por todas las sensaciones que generaba mi cuerpo, y Luc no dejaba de besarme haciéndome sentir que yo le pertenecía completamente, desde antes, desde hoy y desde siempre.

—Te amo —dije con la voz entrecortada, porque nuestro acto, y nuestra unión estaba siendo más que maravillosa. Era inexplicable, con él sentida que todos mis puntos sobrepasaban el límite, con Luc podía sentirme llena y experimentar formas todo el tiempo y a la misma vez.

Danzábamos en un mismo compás, y nuestras miradas decían más que mil palabras, nunca existió otra persona más que él, y nunca hubo una conexión más perfecta que esta.

Mis gemidos y los gruñidos de Luc rompieron con el silencio, y como momento perfecto, ambos nos abrazamos sin pensar siquiera en el minuto que iba a transcurrir después de esto.

—¿Te he dicho que eres perfecta? —dijo recostando su cabeza en su brazo y a la vez tomando mi cintura para acercarme a él—. En todo el sentido de la palabra.

Sonreí.

—¿Estos son los 5 minutos que se te dan de romántico? —pregunté bromeando.

Luc tomó mi nariz y la apretó duro.

—Ahusss, eso dolió…

—Y lo que dijiste también —respondió con una sonrisa en los labios—. ¿Cómo estuvo todo en tu viaje?

—Fue genial, pero me tenías colgada de un hilo —solté el aire y lo miré seria—. Temía por cualquier cosa.

—Lo siento… Yo solo… aún no puedo creer en todo lo que ha pasado.

Delineé con mi dedo su pecho, tenía duda de si preguntarle o no, pero no me quedaría igual que en otro tiempo.

—¿Has hablado con Sara? —curioseé sin mirarlo y con la voz baja.

—Ayer —alcé mi rostro y mis ojos se conectaron con los suyos.

—Ella… ¿Está bien?

—No lo está.

Mi garganta se apretó. Temía tanto por Sara.

—¿Qué te dijo?

Luc desvió la mirada y luego se recostó mirando hacia el techo.

Capítulo 57 1

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