Daniel escuchó su conversación mientras conducía. Suspiró en su corazón por la astucia de su hijo, con una sonrisa en la boca.
-¿Lo has olvidado? No rechazaste a papá antes. ¿No estás de acuerdo? -Raúl explicó. Recordó claramente lo que había oído en ese momento. "¡Mi hijo quiere que seas su profesora a domicilio!" Esto fue lo que dijo su padre, y Amelia no se negó.
Amelia estaba aturdida. Parecía que Daniel había dicho tal cosa antes y ella no le respondió. Pero no lo rechazó, ni estuvo de acuerdo con él.
Más sonrisas aparecieron en los labios de Daniel. Digno de ser su hijo, Raúl ahora ya sabía emplear su astucia para aprovecharse, y lo haría mejor en el futuro.
Amelia echó un vistazo a Daniel. Cuando vio la sonrisa en la comisura de su boca, de repente sintió como si cayera en la trampa de los dos, pero no pudo encontrar ningún motivo detrás de ella. De verdad, tanto el padre como el hijo eran astutos.
-No sé si estoy calificada para ser tu profesora. También necesito hablar con tu padre sobre mi salario -
Antes de que Amelia pudiera terminar, Daniel le arrebató el teléfono y lo colgó al instante. ¿Podría esta mujer no estar tan desvergonzada? Ella no dejó de mencionar el dinero en sus palabras. ¿Podría ser que ella había sido demasiado pobre antes, así que amaba tanto el dinero ahora?
-¡Cinco miles euros! -Dijo Daniel sin dudarlo. Cinco miles euros para un trabajo a tiempo parcial deberían considerarse como un alto salario para ella, ¿verdad? Además, tenía tres miles euros al mes de la compañía.
Amelia inmediatamente sonrió cuando escuchó el dinero. Tenía que esforzarse por este trabajo. Con los cincuenta mil más el salario de la compañía, vaya, su ingreso mensual sería de ocho miles euros. Si conseguiría alguna recompensa extra, ¿su ingreso mensual subiría a diez mil de euros?
-Es que las cosas a las que nos enfrentamos son diferentes, la medida en que amamos el dinero es diferente. El amor al dinero no puede reflejar la naturaleza de una persona. Por supuesto, si el Sr. Daniel no confía en mí, puedes despedirme en cualquier momento. Sin embargo... ¡tienes que pagarme 100,000 por el incumplimiento! -
Amelia dijo seriamente al final. Ella había escuchado claramente lo que Daniel acababa de decir. La pena por incumplimiento del contrato era de 100,000 euros.
Daniel dirigió la mirada a Amelia. Aunque a esta mujer le encantaba el dinero, era muy inteligente y aguda. En un período de tiempo tan corto, podría tomar la iniciativa. Debería ser una persona muy útil para él.
Como a ella le gustaba tanto el dinero, se lo daría, pero tendría que obedecerlo.
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