En este momento, Carlos de repente agarró la pequeña mano de Amelia.
-¿Es por Daniel? Si no lo amas, entonces rompe con él. No me importa tu pasado -Carlos la amaba tanto que podía aceptar todo lo relacionado con ella, incluso a sus dos hijos.
Amelia negó con la cabeza. Ella ya se convirtió en amante de Daniel a cambio de dinero, por eso no estaba en condiciones de romper con él. Aunque la dejaría Daniel un mes después, no aceptaría a Carlos.
-No es por Daniel. Es que ninguno de nosotros puede volver al pasado -Amelia respondió. Si era posible, quería volver a la juventud. Ella echaba menos de leer libros, salir a la calle y pedir deseos junto con Carlos. Sin embargo, eso ya era un pasado y sólo le esperaban la oscuridad y el abismo sin fondo...
-Si quieres, podemos recuperarlo -dijo Carlos emocionado. ¿Por qué no podían volver al pasado? A través de los ojos de Amelia, Carlos podía saber que le importaba.
-Tengo dos hijos. ¿Puedes aceptarlos? -preguntó Amelia.
-Por supuesto -Carlos dijo sin dudarlo.
-También has visto lo que acaba de suceder. No somos sólo amigos Daniel y yo -
-No me importa -mintió Carlos. ¿Cómo era posible que no le importara? Pero si la amaba, podía aceptar su pasado. Lo que le importaba realmente era el futuro.
Amelia pensaba que Carlos consideraría la pregunta, por eso le sorprendió que él le respondiera sin pensar. Tenía que reconocer que su respuesta la conmocionó y la hizo ver la esperanza.
Sin embargo, en ese momento, sonó de repente el teléfono de Amelia. Cuando vio el número, su esperanza desapareció en ese instante.
Carlos se mostraba preocupado por ella. ¿Por qué ella tenía tanto miedo de Daniel? ¿Qué pasó exactamente entre los dos?
-¡Sr. Daniel! -Amelia contestó tranquila, pero su pequeña mano agarraba fuertemente el teléfono, y no tenía buena expresión.
-¿Dónde estás? Te voy a recoger -era una voz dominante y fría. No le dio ningún margen de negociación. Ella tenía que irse con él.
Amelia miró a Carlos a su lado. Se sentía un poco nerviosa, pero ella le respondió.
-Estoy en el chalé de la familia Romero. Me torció el tobillo -
Le colgó el teléfono antes de que Amelia pudiera terminar su frase. Miró el teléfono en la mano y rápidamente lo guardó. Sabía que Daniel vendría pronto, pero no quería irse. Tenía ganas de ver a sus hijos.
-¿Por qué tienes tanto miedo de Daniel? ¿Pasó algo entre vosotros dos? -Carlos le preguntó. No entendía cómo pudo Daniel convertir a Amelia, una mujer tan arrogante, en una persona sumisa.
-No sirve de nada hablar de toso eso. Por favor, no pierdas tu tiempo conmigo -dijo Amelia con calma y sin un rastro de alteración en la voz. Ella pensó que ya no le importaba Carlos, pero cuando vio su expresión, todavía sintió angustia.
-Amelia, no importa lo que te suceda, puedes contar conmigo. Pase lo que pase, haremos frente a ello juntos -Carlos dijo, apretando los hombros de Amelia. Parecía que quería transmitir su fuerza a ella.
-¡Mamá, has vuelto! -Aura vino corriendo primero y empujó a Carlos de manera caprichosa. Se metió en el abrazo de Amelia. La extrañó tanto porque no vio a su madre toda la anoche.
Carlos todavía se mantenía inmóvil después de la empuja. De repente, otra pequeña figura llegó. Apareció una cara encantadora. Carlos se quedó atónito por un momento. Este niño se parecía mucho a Daniel. ¿Podría ser su hijo? En ese momento, Carlos comenzó a reflexionar. ¿Acaso Amelia y Daniel tuvieron alguna relación hacía seis años?
-¿Estás preocupado por mi mamá? -el niño había oído lo que dijo Carlos. Sus palabras eran tan cariñosas. Debería amar mucho a mamá.
Carlos levantó las cejas. La mirada de este niño era misma que la de Daniel. Era tan profunda y brillante, capaz de hacer que los demás cayeran en un abismo sin fondo sin darse cuenta.
-Sí. A tu mamá no le resulta fácil vivir con vosotros dos, ¿verdad? Se nota que se ha adelgazado -Carlos se rio y abrazó a Nicolás. Era muy encantador. A pesar de que se parecía tanto a Daniel, todavía quería abrazarlo.
Daniel ya estaba en la puerta. Él los miró fríamente. Escuchó claramente las palabras de Carlos y confirmó que estos dos niños eran los hijos de Carlos. ¿Era esta su familia de cuatro personas? Daniel esbozó una fría sonrisa.
-Hola, ¿qué estás haciendo aquí? -Nicolás preguntó a Daniel. Sin embargo, cuando vio a Daniel, se sentía feliz. Sí, estaba muy contento de ver a Daniel.
Daniel se adelantó y se detuvo frente a Amelia.
-Vengo a recoger a tu madre -Daniel no quería responder a la pregunta de Nicolás, pero lo hizo. Tenía una extraña sensación de cariño con los dos niños.
Carlos los miraba y un rastro de triste brilló en sus ojos. ¿Amelia lo había rechazado hacía seis años por el niño en su tripa? ¿Entonces por qué lo rechazó esta vez? Era muy evidente que no le gustara Daniel.
-No te vayas. Quédate -Carlos dijo con un tono tierno, mirando a Amelia con ternura. Sólo le mostraba la gentileza a Amelia, pero ella parecía no aceptarlo.
Amelia desvió la mirada. Si era posible, ella no quería ir con Daniel. Sin embargo, ella era sólo una amante a la que compró él.
-Lo siento, Carlos -Amelia quería levantarse al terminar la frase. Daniel dio un paso adelante y la tomó en sus brazos. Se le notó el orgullo en su rostro.
-Amelia es mía. No quiero que nos convirtamos en enemigos por una mujer -dicho eso, Daniel se dio la vuelta y se fue.
Nicolás y Aura los siguieron rápidamente.
Carlos los miraba cuando partían de espaldas. La tristeza se apoderó de él. Si estuvieran juntos, seguro que serían felices. Pero Daniel no la amaba. Si él la amara, lo sucedido en el baile no habría ocurrido. Era tan cruel con Amelia. Aun así, ¿Amelia todavía se fue con él?
En ese momento, Carlos se volvió desanimado. No cabía duda de que descubriría lo que pasó entre Amelia y Daniel y la identidad de esos dos niños.
En el coche, Amelia se sentó en la parte posterior con sus hijos. Al principio, no quería que los dos niños la siguieran, pero ellos eran tan persistentes que no tenía más remedio que permitírselo.
-Oye, ¿por qué mi mamá te tiene tanto miedo? -Nicolás de repente rompió el silencio y preguntó. Vio claramente la expresión de Amelia y estaba seguro de que su madre le tenía miedo a Daniel.
Amelia se puso nerviosa.
Daniel se quedó aturdido.
Aura miró a Nicolás y pensó con la cabeza inclinada, "¿Mamá le tiene miedo al guapo?"
-¡Porque tu mamá hizo algo malo! -Daniel se rio. De repente se dio cuenta de que se sentía mejor cuando hablaba con los dos niños.
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