Daniel frunció las cejas ligeramente cuando vio la pequeña figura. ¿Por qué también llamaron venir a su hijo?
En el comedor se sentaban tres personas: Diego Rodríguez, Sonia Fernández y Camila Fernández. La primera era padre de Daniel, y la segunda, su madrastra, y la última, hija de la familia Fernández que Sonia le presentó a Daniel.
Al ver a Daniel entrar, Camila quiso arrojarse sobre él. Pero descubrió que detrás de Daniel estaba otra mujer. Entonces su cara se puso fría enseguida.
Amelia vio la situación y se puso nerviosa. Descubrió que ese banquete era una cita arreglada por la familia de Daniel para él. Y el chico la utilizó a ella como un escudo para rechazar esta cita. Cuando Amelia vio la mirada fría de Camila, sintió que era como una amante escondida de Daniel que robó la felicidad de ella.
-Daniel, ¿quién es ella? -La voz aguda de Camila estaba llena de profunda insatisfacción. Su padre vendría más tarde. Pues originalmente querían establecer el día del compromiso matrimonial.
Daniel miró a Camila y extendió la mano para sostener la pequeña mano de Amelia. En este momento, sus ojos se llenaron repentinamente de cariño.
Amelia fijó su mirada llena de sorpresa en Daniel y pensó, "¿Hay que fingirse de manera tan real? Siguiendo así caeré en tu trampa de amor."
-No aceptaré este matrimonio arreglado. Es Amelia la mujer que realmente amo -Cuando dijo la palabra "amo", la pronunció más acentuada, como si estuviera advirtiendo a Camila, y también a Amelia.
Las dos mujeres se sorprendieron al mismo tiempo.
La expresión facial de Sonia cambió ligeramente. Un rastro de frialdad brilló en sus ojos. Este matrimonio arreglado tenía que ser exitoso, porque no solo beneficiaría a la familia Fernández, sino también a la Rodríguez. Entonces no le dejaría a esta mujer destruir la cita de hoy.
Sonia miró a Amelia enfadada. No esperaba que esa chica malcriada se atreviera a contradecirla, ya que se parecía tranquila. Era verdad que la había menospreciado.
-Así es una malcriada. Ni siquiera sabe respetar lo que dicen los mayores - Camila dio un paso adelante y miró fríamente a Amelia. Sus ojos estaban llenos de hostilidad. Definitivamente la haría pagar a Amelia si se atrevía a robarle su hombre.
-¿Oh? -Amelia curvó con gracia las comisuras de su boca y así una sonrisa brilló en su cara, revelando un par de hoyuelos encantadores, lo que le añadió una belleza indescriptible.
-¿De qué te ríes? -Camila estaba muy descontenta con la sonrisa de Amelia. Pues estaba criticando a Amelia, pero Amelia le sonrió.
En este momento, un niño guapísimo entró con calma. Miró a Amelia y luego a Camila. Finalmente, fijó su mirada en la cara sonriente de Amelia y pensó que la sonrisa de su mamá también debería ser tan hermosa.
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