Esa manera en que ella nos observa me molesta mucho y me asusta a la vez. Pienso rápidamente y lo primero que se me ocurre es hacer una pregunta básica sin sonar asustada.
—¿En qué puedo ayudarte?
—Es mi hija.
En lugar de responder otra cosa, ha reconocido en voz alta que Mía era su hija. Mi respiración se corta de a poco hasta que se vuelve muy difícil respirar.
—Devuélveme a mi hija.
—¿Tu hija?
Estaba en shock, ya sabía que era su hija y la pregunta que he hecho es absurda. No obstante... Ya ni sé qué pensar o qué hacer en este momento.
—He dicho que me regreses a mi hija.
Lily da un paso hacia mí e intenta arrebatarme a Mía de mis brazos. Instintivamente, retrocedo y alejo a Mía de Lily.
—¡¿Qué estás haciendo?!
Termino gritando muy enojada por haber querido arrebatarme a Mía de esa manera.
—Tú no eres su madre, yo lo soy.
—Te equivocas. No fui yo quien dejó a una bebé recién nacida tirada en un suelo dentro de una caja bajo la lluvia para que muera sola. ¿Tienes idea de lo que hiciste? No tienes corazón para lo que hiciste. Puede que yo no le diera la vida, pero yo he sido su madre. Yo me sacrifiqué trabajando para darle lo que ella necesitaba. Yo corrí con ella en brazos cada vez que se enfermaba y ese día... El día que la abandonaste, fui yo quien corrió con ella para salvarle la vida porque estaba a punto de morir. He sufrido con todos los trabajos que tuve para darle lo que ella necesitaba y no me arrepiento de eso, porque... Decidí ser su madre sin importar nada. Decidí cuidarla, amarla y protegerla. Algo que tú no hiciste, así que no tienes derecho a reclamarla como tu hija, porque... ¡Jamás fuiste su madre! Tú no deberías estar aquí, tienes prohibida la entrada. Los White te dimos la espalda desde que nos enteramos de que tú la abandonaste por irte con tu amante. Dime... ¿Tu amante no fue suficiente que tuviste que volver a buscar a Jason? Quién por cierto es mi esposo.
Estaba tan furiosa que no me importaba en lo absoluto quien escuchará lo que sucedía entre nosotras.
—¿Tu esposo? No importa que tú fueras quien llegará al altar de Jason, haré que él te deje y regresé a mí. ¿Pensaste que me importaba esa niña? Pues no. No me importa, lo único que me importa es recuperar a esa niña para llegar a Jason, no es más que una muñeca que usaré.
No podía creer lo que estaba diciendo. Estaba tan furiosa que termine dándole una fuerte bofetada sin soltar a Mía.
—¿Cómo eres capaz de ser una mujer sin corazón? Tú le diste la vida, pero es muy obvio que ni siquiera su vida te importa. No tienes derecho a reclamar y menos con lo que acabas de confesar, ahora lárgate antes de que llame a seguridad.
—¡Zorra! Te atreviste a golpearme, me la vas a pagar.
—Ya veremos quién de las dos le va a pagar a quien.
Apenas dije eso, vi a Jason detrás de nosotras y se estaba acercando muy lento y en total silencio. Decido callarme para que ella sola caiga y él vea la clase de mujer que ella es.
—Devuélveme a la niña y si no lo haces...
—¿Y si no lo hace que vas a hacerles?
Lily se pone rígida al escuchar la voz de Jason. Su voz era verdaderamente amenazante, incluso yo me asusté al escucharla. Sin embargo, sonrío al ver que ella se había asustado más que yo.
—Hice una pregunta, responde.
—Jason...
Lily se da media vuelta para mirarlo a la cara y retrocede un paso al verlo.
—Yo...
—No es verdad. No es tu hija.
Que Jason diga esas palabras me sorprende mucho y más con lo que dice a continuación.
—Tú abandonaste a Mía por irte detrás de un hombre que perdió toda su fortuna en las apuestas y en otras mujeres. Creíste que él te amaría como yo lo hice, que te daría todo lo que le pidieras como yo lo hice, pero no fue así. Él te abandono cuando perdió todo y tú abandonaste a tu hija recién nacida, la dejaste para que muriera y fue Zoe quien tuvo que encargarse de nuestra hija, quien a partir de este momento ya no será tu hija. Si Zoe no hubiera aparecido en la vida de Mía, habría muerto y no estaría en sus brazos ahora.
Yo tenía razón, llevaba debatiendo en mi mente si él había escuchado o no nuestra discusión y él escuchó toda nuestra conversación a escondidas y nada más apareció cuando ella se atrevió a amenazarme.
—No es...
—¿Verdad? ¿Es esa tu excusa?
—No. Yo...
—¿Quién crees que fue el responsable de la desgracia de tu amante?
Tanto Lily como yo nos sorprendemos por su pregunta. En cambio, él... No dejaba de sonreír con maldad a lo que ha dicho.
—Tú. ¿Lo hiciste?
—Descubrir a la mujer que amabas serte infiel con un sujeto de más de cuarenta años por el simple hecho de que yo aún era joven e ingenuo, pero, sobre todo, por el simple hecho de aún no haber heredado todo esto que acabo de heredar. Tuviste la oportunidad de ser la señora White, pero la perdiste por tu ambición y agradezco que lo hicieras, porque entonces no hubiera descubierto a Zoe.
—¿Qué quieres decir?
Pregunta Lily mirándome ofendida. Yo tampoco entendía qué quería decir y era la que estaba más interesada en una respuesta.
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