BEBÉ POR ENCARGO romance Capítulo 47

Matt era capaz de verlas. La duda, la desesperación, la impotencia, y sobre todo la forma tan feroz en que eran capaces de aflorar en su hermano. Sabía todo lo que había sufrido a lo largo de los años por su traición, una de la que él había sido una parte voluntaria o involuntaria, no importaba, solo importaba el hecho de que realmente le había causado un dolor indecible.

Y ahora aquella bruja maldit@ estaba allí, enseñándole aquellas fotos y diciéndole algo que terminaría por destruirlo completamente.

—¡Pues yo no te creo, no te creo una mierd@! —le escupió a Sienna mirándola con odio—. Si lo que querías hacer era tener un hijo con él y no creías que pudiera dártelo, entonces debieron ir con un médico, debiste llevarlo a que se hiciera exámenes y en lugar de eso lo que hiciste fue traicionarlo y usarme a mí para eso. ¡Eso no es amor, eso es ser manipuladora, desvergonzada, eso es no tener un maldito corazón en el pecho...!

Pero mientras él se desahogaba, Sienna solo veía con satisfacción como a sus espaldas Nate se agachaba y recogía cada una de aquellas fotos, volviendo a mirarlas con manos temblorosas. No quería creerlo, de verdad no quería creerlo, pero cuando un hombre había sido traicionado tanto y de tantas maneras, era imposible que tuviera una buena reacción.

Se dio la vuelta en el mayor silencio, y solo cuando escucharon que la puerta era azotada, Matthew se dio cuenta de que se había ido y salió corriendo tras él. Logró alcanzar el ascensor con la respiración entrecortada y enfrentó a su hermano con aquella verdad que traía atorada en la garganta.

—¡No le puedes creer, maldit@ sea, no le puedes creer! ¡Sienna es una mentirosa! —exclamó con frustración—. ¡Sabes que es una mentirosa y una desgraciada, y que hará lo que sea, Nate, lo que sea por romper tu familia! ¡Hará lo que sea por lastimar a Blair y a tu hijo, y por alejarte de las personas a las que de verdad amas...!

—¡Es que yo no la amo, demonios! —rugió Nate, mirándolo a los ojos—. ¡No la amo, no es mi pareja! ¡Lo único que quiero de ella es a mi hijo porque fue lo que nuestro padre me pidió! —exclamó y su voz se quebró un instante después, al darse cuenta de lo que acababa de confesarle a su hermano.

—¿Qué dijiste? —murmuró Matt, aturdido, sin poder creer lo que escuchaba—. ¿Quieres decir que Blair... y el bebé...?

—¡Blair es un vientre subrogado, eso es lo que es! —gruñó Nate entre dientes, con tanta desesperación que sentía que iba a estallar de un momento a otro—. ¡Y solo le pido a Dios, le ruego a Dios, por lo más sagrado de este mundo, que ese niño sea mío porque, maldición, estoy pagando por él! ¡¿Me entiendes?!

Nate salió del ascensor con la vista nublada como un toro de lidia, y Matt se sentó a su lado en el asiento del copiloto, porque sabía que no había Dios que lo detendría de volver a casa. Intentó disuadirlo, intentó convencerlo durante todo el camino de que todo eso era una maldit@ trampa, pero nada logró evitar que aquellas fotos fueran lanzadas con una mezcla de impotencia y dolor frente a Blair.

—¡¿Me quieres explicar qué carajo significa esto!? —rugió, haciendo que la muchacha se sobresaltara y mirara aquellas fotos con expresión desencajada—. ¿¡Me quieres explicar por qué coñ0 te estabas besando con mi mejor amigo, por qué estaban entrando a un hotel y por qué...!?

—¡¿Y por qué mierd@ estás tú gritando mi nombre sin gritármelo a mí de frente!? —Se oyó tras ellos la voz ronca y furiosa de Ranger—. ¡¿Qué carajo estás reclamando?! ¡A ver, dame eso! —espetó, recogiendo todas aquellas fotos y mirándolas una a una mientras las iba descartando—. ¡¿Qué babosada es esta, Nate?!

—¡Una muy simple! —replicó él, girándose hacia Blair—. ¿Ese niño que estás esperando es mío? ¿eh?

Los ojos de la muchacha se llenaron de lágrimas en un solo segundo, mientras su corazón palpitaba desenfrenado, y Matt se adelantó para empujar a Nate como si eso pudiera ser la solución.

—¡Maldición, no le hagas caso, Blair, no lo escuches! —le dijo intentando calmarla—. ¡Solo está desquiciado por otra maldit@ mentira que le acaban de decir!

La muchacha se levantó temblorosa y miró a Ranger sin comprender nada de lo que estaba pasando.

—¿Qué mentira? ¿De qué hablas, Matt!? —preguntó el ex militar y Nate se mesó los cabellos sin responder.

—¡Perfecto, entonces haremos esa prueba de paternidad, pero Ranger no se va! —sentenció Blair con más fuerza de la que había tenido nunca en su vida.

Nate la miró con incredulidad, sin entender por qué estaba haciendo aquello. ¿De verdad estaba reclamando la presencia de Ranger? ¿De verdad lo estaba enfrentando solo para conseguir que él se quedara a su alrededor?

Estaba tan furioso que apenas podía contenerse. Pero nadie fue capaz de decir ni una palabra cuando ella se acercó lentamente a la puerta más cercana y llamó a la niñera. Tomó a la pequeña Nathalie de sus brazos y se la entregó a Ranger, que la recibió sin chistar.

—Mi trabajo es darte un hijo, Nate —murmuró con el corazón roto—. No es aguantar tu maldit@ inseguridad hasta que eso pase. Vamos a hacer la prueba de paternidad cuanto antes, pero salga lo que salga, hasta que el bebé llegue, creo que será mejor que nos quedemos en el departamento —decidió y vio a Nate abrir mucho los ojos sin poder creerlo.

—¿Qué…? ¿Te has vuelto loca? ¿Quieres alejarte de mí ahora, de verdad?

—¡No! ¡Quiero alejarme de tu drama, quiero alejarme de tus problemas, quiero alejarme del monstruo en el que te conviertes por esa mujer! ¡De eso me quiero alejar! —espetó ella, con los ojos llenos de lágrimas, mientras se dirigía a la salida, y Nate intentó ir tras ella hasta que Ranger se cruzó en medio.

—¡Blair, no te puedes ir, no me puedes dejar...!

—¡Sí, sí que puede! —replicó Ranger entre dientes—. Puede porque no es tu mujer, solo es la madre de tus hijos, ¡y acabas de dudar hasta de eso, imbécil!

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