BEBÉ POR ENCARGO romance Capítulo 50

—¡Eres un hombre inteligente! ¡Por Dios, dime que después de tantos años todavía sigues siendo un hombre inteligente! —exclamó Sienna con los ojos llenos de lágrimas.

—¡Sí, mi inteligencia alcanza para no creer en zorras como tú!

—¡¿Pero prefieres creerle a la mujer que te está engañando?!

—Pues no sería la primera vez ¿verdad?

—¡Nate, por Dios, escúchame! ¡Tienes que abrir los ojos! ¡Siempre has sido de la misma forma, solo confías en Ranger!... ¡La única persona en el mundo en la que nos confías es en mí!

—¡Pues será porque eres la única persona en el mundo que trató de encajarme a un hijo de mi hermano! —siseó Nate fuera de sí.

—¡Pues ahora la zorra esa te está tratando de encajar a un hijo de tu mejor amigo! ¡Así que ella no es mucho mejor que yo! ¡Sé que me equivoqué, pero por Dios, recapacita! ¡Investiga las cosas por ti mismo! ¡Al final no tienes ni idea de cuáles pueden ser las intenciones de una pobretona como esa…!

—¡¿Disculpa?! —gruñó Nate entre dientes mientras la miraba con ojos azorados—. ¡¿Qué quieres decir?! ¡¿Que solo sirvo para que estén conmigo por mi dinero?!

—¡No, claro que no, por supuesto que no, amor, tú lo sabes…! —intentó justificarse Sienna—. ¡Pero nosotros venimos de familias poderosas, no tenemos nada que ver con...!

—¡No, no, linda, MI familia es poderosa! ¡Tú solo eres la hija de la muerta de hambre que es la mejor amiga de mi madre, pero tu familia va de clase media para abajo, así que no te atrevas a menospreciar a los que tienen menos! ¡Porque tú eres de los que tienen menos!

—¡¿Ah, sí?! ¡Pues al menos yo no necesito aliarme con nadie para echarle arena a los malditos motores de tus camiones, imbécil! ¡Porque si tú eres demasiado ciego para verlo, te recuerdo que nadie sabía que te acostabas con esa zorra hasta que esa noticia no salió y ella estaba ahí en el medio de todo el chanchullo para que la grabaran contigo!, ¡¿no es verdad?! —le espetó Sienna sin medirse—. ¡Pero tarde o temprano vas a abrir los ojos, y vas a ver que la única mujer que realmente te ama en el mundo soy yo! ¡Imbécil malagradecido! ¡Aaaaagggggr!

Sienna se dio la vuelta y salió de allí taconeando furiosa, mientras en el pecho de Nate comenzaban a saltar todas aquellas preguntas una tras otra, dolorosas e imparables.

Pero ni siquiera se le ocurriría que mientras se alejaba de allí y se subía a su auto, Sienna marcaría aquel número de teléfono para tener la conversación más frustrante de su vida.

—¡Es que no lo entiendo, mamá! ¡Te juro que no lo entiendo! ¡Antes bastaba mi palabra para que Nate se arrastrara a mis pies! ¡Y ahora no consigo convencerlo de algo que a todas luces es evidente!

O al menos, que ella quería hacer parecer demasiado evidente.

"Eso es porque ya no te acuestas con él," replicó Paloma del otro lado con acento frío. "Mientras te estés follando a un hombre, te escuchará; de lo contrario, lamento decirte esto, hija, pero no eres nadie para él."

—¡Pues ese es el problema, que ahora mismo no veo forma de que quiera acostarse conmigo! ¡No sé qué le hizo esa zorra, pero lo tiene comiendo de su mano!

Escuchó un suspiro largo de su madre y luego aquella carcajada condescendiente.

"Pues sí, Siena, ya sabemos que hay mujeres que tienen arte para dominar a los hombres, y por más que tú y yo hayamos aprendido, tal parece que no somos las mejores en eso, ¿verdad?"

Sienna apretó los dientes mientras golpeaba el volante con rabia.

—Yo te lo dije, mamá… Cuando me contaste todo lo que te había hecho la desgraciada de Adaline, te juré que conseguiría tenerlo todo de regreso, ¡todo lo que esa infeliz nos quitó! Así que no te preocupes, que tarde o temprano lo voy a conseguir. Además, ahora sé que Nate no es estéril, el idiota es perfectamente capaz de embarazar... Aunque eso no va a servirle de nada a su zorra.

La conversación se extendió más allá entre planes y venenos, unos que definitivamente incluían separar a Blair definitivamente de Nate, porque Sienna estaba segura de que eso era exactamente lo que pasaría.

¿Y se equivocaba? ¿Podría convencer a Nate de que aquella zorra realmente lo había engañado, o él seguiría confiando en aquella después de todo?

Tres días después, cuando le avisaron que aquellos autos iban saliendo de la casa de Nate, ciertamente la ansiedad se la estaba comiendo viva, porque era muy consciente de hacia dónde se dirigían. Matt iba rumiando su inconformidad en todo el camino, y Ranger iba tranquilizando a Blair. Sin importar lo que pasara, él estaba muy seguro de cómo iba a enfrentar esa situación.

Llegaron a la consulta privada de la clínica, y uno de los médicos los hizo pasar a una salita de juntas. La muchacha estaba ansiosa, y Nate se veía cansado y molesto. El doctor le entregó aquellos exámenes dejando la puerta abierta y se marchó porque no quería estar presente en momentos tan delicados como ese.

Nate miró aquel sobre apretando los labios y luego miró a Blair.

—No quiero hacer esto —murmuró con el corazón estrujado y la muchacha contuvo el aliento.

—Sabes que tienes que hacerlo —replicó ella—. Ábrelo.

—¡Levántale la voz de nuevo y te garantizo que mañana vas a despertar menos bonito que hoy, imbécil! —lo retó.

Pero toda la respuesta de Nate fue sonreírle con sarcasmo.

—No te preocupes, no necesito levantar la voz para decir esto: Se acabó —le gruñó a Blair—. Te juro que traté de confiar en ti hasta ahora, pero esto ya es demasiado. Te quiero fuera de mi casa y fuera de mi vida. No voy a hacerme cargo de ese niño y mucho menos de tu hija. Estoy harto de que todos estén riendo en mis putas narices, así que te largas. ¡Se largan las dos! ¡YA!

Su voz resonó como un trueno en aquella sala de juntas y Blair estalló en sollozos sin poder evitarlo. Podían llegar a las manos, pero Ranger prefirió darse la vuelta y llevársela tan rápido como pudo, antes de que todo aquello le causara alguno de sus episodios.

—Cálmate, cálmate, tienes que estar tranquila —murmuró, sosteniendo su mano para subirla a la camioneta.

—¿Tranquila?, ¿cómo voy a estar tranquila con todo esto que está pasando? —lloró ella sin poder contenerse—. ¡Dios, siento que me voy a volver loca, no puedo más!

—¡Shshsh, shshhshs! Vamos, tranquila, nada va a pasarte. Yo estoy aquí, ¿no? Yo te voy a cuidar y todo estará bien.

Blair lo miró con los ojos llenos de lágrimas y él le hizo un gesto reconfortante antes de echar a andar aquel auto. Pasaron por la casa para llevarse a Nathalie y nada más, y Blair se sorprendió cuando luego pasaron por el departamento de la señora Margo y la llevaron también.

—Ranger, ¿qué estás haciendo? ¿A dónde vamos? —preguntó Blair sin comprender.

—A mi casa —respondió él con determinación haciéndole un gesto reconfortante—. Una que tengo desde hace años y en la que no vivo. Allí pueden quedarse y descansar, Blair.

—No, pero es que...

—Deja que yo me encargue a partir de ahora. ¿Está bien? —sentenció Ranger con voz decidida—. Deja que yo me ocupe.

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