BEBÉ POR ENCARGO romance Capítulo 55

Abrir los ojos y verla allí era quizás una de las mejores cosas del mundo para Nate. Hacía años que realmente no despertaba con nadie, pero hacerlo junto a Blair era simplemente perfecto.

Tenía un gesto suave mientras dormía y por alguna extraña razón le pareció un poco demacrada. Era normal que estuviera cansada después de todo lo que habían pasado en las últimas semanas, pero lo mataba saber que eso podía estar afectándola a ella y al bebé.

La levantó con mucho cuidado para que no fuera despertarse y la llevó a la cama, cubriéndola con uno de los enormes edredones y apretándola contra su cuerpo mientras dejaba un beso suave en sus labios. Uno que la hizo sonreír inconscientemente y abrir los ojos poco después.

—Tenemos mucho que hacer hoy, nena, así que a levantarnos —la provocó Nate acariciando sus nalgas con un gesto posesivo y ella arqueó una ceja, divertida.

—¡Uf, me parece que todo eso va a incluir echar a tus hermanos de aquí! —se rio tirando de Nate para ponerlo sobre ella y un segundo después se perdían otra vez el uno en el otro.

Lo cierto fue que los próximos días los pasaron juntos. Armaron aquel nuevo árbol en familia y disfrutaron cada instante mientras Matt y Ranger se divertían solo al cincuenta por ciento porque el resto del tiempo estaban vigilantes.

Blair realmente se esforzaba por seguirles el paso, pero a veces simplemente estaba demasiado agotada y lo justificaba con las ganas de dormir del embarazo.

Sin embargo, por más alegría que los rodeara en aquel momento, había cosas que no podían evitarse y una de ellas eran los resultados del análisis de aquel teléfono.

—Chicos, ¿tienen un momento? —les preguntó Ranger asomándose a la puerta con una carpeta en la mano, y todos se reunieron alrededor de la mesa del comedor.

Nate ya imaginaba lo que venía, así que tiró suavemente de la mano de Blair y la sentó en su regazo, envolviéndola en un abrazo protector mientras todos le prestaban atención a Ranger.

—Esta es la primera parte de los archivos que desencriptaron —dijo el ex soldado poniendo la carpeta sobre la mesa—. Exactamente como habíamos pensado esto lo hicieron profesionales, está siendo un poco más difícil de lo normal sacarle todo al maldito aparato, pero ya tenemos algo.

Repartió los documentos y todos leyeron ávidamente aquellas conversaciones.

—Entonces yo tenía razón —dijo Nate después de revisar aquello—. Sienna sabía sobre el supuesto accidente de los animales.

—Pues de que lo sabía, lo sabía —replicó Ranger—. Pero se enteró sobre el sabotaje por su madre, Paloma fue la que le contó que habían metido arena en los motores de los camiones para que se accidentaran.

—Pues sí, pero ¿quién se lo dijo a Paloma? —replicó Elijah—. ¿Quién le dijo a Paloma que eso había sido un sabotaje? ¿Ella fue la autora o solo está pasando información de alguien más?

Esa era la primera interrogante que quedaba en el aire. Pero nadie podría responderla a menos que se hicieran también con el celular de la mejor amiga de su madre.

Las conversaciones que habían logrado rescatar eran bastante explícitas; también hablaban sobre el intento de drogar a Nate, la desesperación de Sienna por quedarse embarazada de un hijo suyo y su determinación de la siguiente señora Vanderwood, aunque realmente no explicaban por qué aquel objetivo tan marcado.

—Entonces esos tipos que nos siguieron... —murmuró Blair después de leer las conversaciones impresas—. ¿Sienna fue la que los contrató?

—Sí, eso parece —intervino Asher—. La cuestión es que todas estas conversaciones empiezan después de los accidentes. Es obvio que Sienna no los contrató antes, sino cuando ustedes regresaron a Nueva York...

Todos se quedaron pensativos; se habían dado cuenta de lo mismo, y Nate y Ranger se miraron con preocupación.

—Eso quiere decir que alguien más fue culpable del accidente que tuvieron en el río —sentenció Ranger—. La pregunta es, ¿quién?

—Es que la verdad esto solo deja más preguntas —protestó Sebastián, porque ya todos los hermanos habían sido puestos al corriente de cada una de las situaciones que habían vivido en los últimos meses—. Para empezar, ¿cómo demonios puede Siena contratar a estos profesionales? Tengo entendido que no es rica, ni ella ni su madre.

—O sea, Paloma siempre ha sido amiga de nuestra mamá —recordó Asher—, pero eso era de cuando las dos eran...

—Pobres, dilo, no es malo ser pobre —gruñó Elijah—. Pero tienes razón, Paloma y Sienna raramente viven de la pensión que dejó su esposo muerto, entonces, ¿cómo diablos pueden estar pagando por este tipo de profesionales? ¿O quizás alguien está pagando por ellas?

—Pues yo tengo otra pregunta —dijo Sebastián rascándose la cabeza—. ¿Todos estos “accidentes” tienen relación entre sí? ¿A quién están tratando de lastimar exactamente, a Blair, a Nate, a toda la familia?

La verdad era que para aquel punto se hacía evidente que solo con las sospechas no alcanzaba. Las cosas realmente se habían puesto peligrosas y la expresión de todos era decidida.

Sus labios la recorrieron con impaciencia y en cuestión de segundos aquel baño se llenó de gemidos, jadeos y un vapor que no solo parecía salir del agua; y nadie podía decir que Nate no era un hombre de palabra, porque solo la dejó ir después del tercer Plus.

Pero al día siguiente, cuando tuvo que levantarse y hacer su maleta, sintió que el corazón se le rompía poco a poco.

Los chicos Vanderwood tenían que regresar a Texas. Y aunque Nate ya les había anunciado a sus padres que no iría, al parecer los planes acababan de cambiar.

Se despidió de Blair con un beso que era mitad inquietud y mitad gruñido, y varias horas después, el avión privado aterrizaba en uno de los aeropuertos más cercanos a la hacienda.

Por supuesto que sus padres recibieron emocionados la noticia de que Nate sí iría a pasar con ellos la Navidad, pero por supuesto que la cara de su padre se transformó cuando lo vio llegar solo.

—¿Dónde están Blair y mi nieta? —lo interrogó después de darle un abrazo y mirando hacia las camionetas por si todavía faltaban por bajar.

—Ellas no vendrán en este viaje, papá —sentenció Nate mientras Matt le hacía un gesto para que lo siguiera a la casa.

—Pero, ¿cómo que no vendrán? ¡Es Navidad! —se quejó Rufus a gritos—. Tu madre está empeñada en hacer una fiesta y, ¡¿de qué sirve si no voy a tener a mi nieta aquí!? —rezongó, pero por un lado los hermanos empujaban a Nate hacia la casa, y por el otro, Adaline lo regañaba por estar molestando a su hijo.

—¡Ya deja al muchacho, Rufus, por una vez él sabe lo que hace! ¡Si vino solo, pues disfrútalo, total que al final él siempre viene solo! —gruñó la mujer y se fue también a seguir con los preparativos de aquella fiesta.

No tenía planeado que fuera la mejor de toda la temporada navideña, pero después de saber que Nate llegaba solo eso cambió drásticamente sus planes. Cientos de invitados, empresas de comida desfilando, vecinos, amigos de la familia, y toda la alta sociedad desfilando por aquella hacienda.

Quizás por eso ninguno de los chicos Vanderwood se sorprendió cuando entre los invitados vieron aparecer a aquellas dos arpías.

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