Nate se quedó literalmente mudo cuando vio a Blair de pie en la puerta, no era como si no le hubieran avisado que ellos iban a ir, pero una cosa era esperarla y otra cosa era que ni siquiera había imaginado que llegaría así.
Iba enfundada en un vestido gris acero con una caída suave que le acentuaba sus pequeñas curvas, y en aquel momento lo único que podía pensar Nate era lo mucho que quería quitárselo.
Jamás la había visto tan bonita, al punto de que realmente le había disparado el corazón en un solo segundo.
La mayoría de los invitados no la conocían, pero se abstuvieron de murmurar sobre aquel nuevo chisme hasta que vieron a Nate sonreír de oreja a oreja al acercarse a ella, envolviéndola en un abrazo posesivo y besándola en la boca delante de todo el mundo.
Detrás de Blair venía Ranger con la pequeña Nathalie en los brazos. Sobra decir que Rufus Vanderwood estaba que daba saltos como si fuera un niño al que le hubieran hecho el mejor regalo, y en cuestión de segundos ya le había quitado a Nathalie a Ranger de los brazos y estaba planeando regalarle tres potrillos nuevos, dos cabritos y la primera nidada de las gallinas del día siguiente.
Y por último en la procesión venía una muchacha a la que nadie conocía, ni siquiera Nate la había visto jamás, pero vale decir que su baba por Blair no era nada comparado con la expresión de Elijah cuando la vio.
Un segundo después Sebastián le cerraba la boca, Asher le daba palmaditas en la espalda para que dejara de toser porque se había ahogado con la saliva, y Matt le acercaba un vaso de agua porque parecía a punto de un colapso.
La muchacha lo miró durante un segundo con aquella misma seriedad oscura que tenía Ranger... y luego le sonrío de medio lado, solo un poquito, así como si se estuviera conteniendo mientras pasaba junto a ellos.
Sin embargo aquel crush instantáneo de Elijah tendría que quedarse para después, porque Nate se giró hacia todos y comenzó a presentar a Blair con la mayor emoción del mundo, haciendo mucho énfasis en las palabras “novia embarazada”, “bebé”, “papá orgulloso”, “no puedo esperar”, e “hija” cuando se refería a Nathalie, sobre la que por supuesto con el alboroto del viejo Rufus a nadie se le ocurrió preguntar de más.
Las únicas que parecían en completo shock eran Siena y su madre, y no pasó mucho tiempo antes de que Adaline se acercara con el rostro desencajado.
—Nate ¿qué es esto..? Dijiste... ¡Dijiste que ellas no iban a venir en este viaje! —balbuceó nerviosa, y Blair solo le regaló una sonrisa mientras Nate trataba de tragarse todo el dolor de lo que estaba descubriendo.
—Lo sé, pero si Blair se desocupó y pudo venir, yo estoy más que encantado.
—¡Pero es que...! Ustedes...
—¿Nosotros qué mamá? —la increpó Maite viéndola a los ojos mientras su madre intentaba por todos los medios esquivar su mirada—. Nosotros estamos muy bien. Blair y yo estamos más que felices con la llegada del bebé, solo nos estamos cuidando para qué ella no se canse demasiado. ¿No es verdad, amor? —le preguntó él y apenas la vio a sentir, le hizo una caricia con la nariz en el borde de la mandíbula con un gesto coqueto. Uno de esos que no podían fingirse ni disimularse.
—¡Nate, compórtate! —se rio la muchacha y él tiró de su mano sin hacerle caso a nadie más.
Dejo a Adaline con la palabra en la boca y la llevo al centro de la pista para abrir aquel baile. Le pidió una canción a la orquesta y un segundo después estaba moviéndose con ella despacio, tanto que se notaba que no tenía realmente ningunas ganas de bailar, solo de restregarse con ella con el mayor amorcito posible.
Las parejas comenzaron a unírseles y Adaline trató de escabullirse en vano, porque de las consecuencias de ser una mala persona era difícil escapar.
—¿¡Qué mierd@ es esto, Adaline!? —la increpó Paloma furiosa tirando de ella hacia uno de los corredores.
—¿¡Y me lo vas a preguntar a mí!? ¡Tú fuiste a la que dijiste que estaba resuelto! ¡Dijiste que ya se habían separado! ¡Lo único que yo tenía que hacer era volver a empujar a Nate hacia los brazos de Sienna, pero ¿cómo puedo hacerlo cuando hay otra mujer en medio todavía?!
—¡Pues ya lo hiciste una vez, desgraciada! ¡Ya lo hiciste, así que piensa muy bien cómo repetirlo! ¡Porque si no consigues que esa mujer se largue de aquí, si Nate no vuelve con Sienna, te puedo asegurar que vas a ver los malditos fuegos artificiales del Año Nuevo desde un put0 callejón porque ahí es donde vas a estar viviendo, infeliz! —El rostro de Paloma estaba furioso y desencajado, y hablaba con tanta rabia que pequeñas gotas de saliva se escapaban entre sus labios.
La sacudió por el frente del vestido y finalmente levantó la mano para golpearla pero se contuvo. Le obsequió una sonrisa de desprecio y se dio la vuelta.
—¿Qué es lo que está pasando? —preguntó Matt casi en un susurro y Nate le contestó sin mirarlo, porque tenía los ojos clavados en su madre, sin ser capaz de procesar bien todavía lo que estaba escuchando.
—¡Mamá está tratando de echar a mi mujer y a mi hija —dijo con énfasis en aquellos dos títulos—, por la puerta de la cocina! ¡Porque al parecer la madre de mis hijos no es bienvenida en su casa!
Aquellos cinco hombres que había criado la miraron con reproche, pero la verdad era que ninguno podía comprender el hecho de que su madre estuviera haciéndole un desprecio como aquel a Blair. Todos adoraban a la muchacha y especialmente a la niña, y para ellos las culpables de aquel desastre solo eran Sienna y su madre, pero no podían creer que Adaline hubiera dicho algo como aquello.
—Esto tiene que ser un error, mamá jamás le diría eso. ¿No es verdad, mamá? —la interrogó Sebastián.
—¡Responde, mamá! —la increpó Matt alzando la voz y Adaline levantó la barbilla con un gesto de desafío.
—¡Pues sí, sí lo dije! ¿y qué? —los retó a todos—. ¡¿Cómo puedes tener tan poco orgullo de seguir enredado con una mujer que te puso los cuernos!? ¡Nada menos que con tu mejor amigo! ¿¡Qué es lo que pasa contigo, Nate?! ¿¡No importa que te engañen y te traicionen esta zorra y ese bueno para nada?!
—¿¡Pero qué demonios estás diciendo, Adaline!? —rugió la única voz capaz de hacer temblar a toda la familia, y la mujer se estremeció mirando a los ojos de su marido, que la observaba con un gesto de reproche y de rabia—. ¡¿De qué demonios estás hablando?! ¡Contesta! —demandó el hombre y ella tembló de impotencia sabiendo que frente a él no se podía callar.
—¡Pues que el hijo que está esperando esta zorra no es de Nate! —gritó—. ¡Le hicieron una maldit@ prueba de paternidad y dio negativo! ¡Ese niño no es suyo y...!
—¡Y quiero que me expliques cómo coñ0 tú sabes eso! —gritó Nate encarándola—. ¿¡Cómo coñ0 sabes de la prueba de paternidad!? ¡¿Cómo sabes del resultado!? —Pero lo peor del caso era que no necesitaba que respondiera porque en el fondo ya lo sabía—. Eres tú, desde el primer momento has sido tú. ¡La que le pasa información de esta familia a ese par de arpías desgraciadas siempre has sido tú!
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