CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN romance Capítulo 15

Tarah O'Kelly

Alexis se mantuvo en silencio durante unos momentos, aparentemente reflexionando sobre mi pregunta. Me observó con ojos inquisitivos antes de responder.

—Lo que me pidas —respondió y yo me sonreí como el gato que se toma la leche.

—¡Muy interesante! Muy bien, puedo decirte lo que yo quiero, pero antes te doy la oportunidad de que me digas que tanto estás dispuesto a dar por esto, ¿Qué me ofreces tú? —pregunté mirándolo con interés.

—Te ofrezco una asociación, dándote el 40% de la aerolínea, y que CanaAeroTech, incursione directamente en este mercado. A pesar de esta disyuntiva, Kontos Airline tiene un nombre, una influencia, esto que ocurre es temporal… porque muchas empresas nos negaron los repuestos, y cancelaron los contratos como si alguien hubiese preparado algún plan para ello, y el problema es que aún no han pagado la penalización, porque tienen un plazo hasta de un año para hacerlo, solo que no puedo esperar, el retraso puede jugarme en contra —explicó y a pesar de estar en una situación crítica su porte seguía siendo soberbio.

¿Cómo diablos alguien que está al borde de la ruina se las arregla para parecer que una negociación que es para salvarle el pellejo, suene como la mejor oportunidad de inversión para uno? ¡Maldit0 arrogante! Debo verte arrastrado, me dije indignada por su actitud.

—En años anteriores expandí la flota dándole un alcance a nivel internacional. Ahora juntos podríamos hacer grandes cosas. Te ayudaré a alcanzar tus objetivos, a cambio de un apoyo financiero que necesito en estos momentos desesperadamente para mi aerolínea —propuso con un tono conciliador.

—Tienes diez minutos para que expongas lo que buscas, aunque yo no necesite de tu empresa para lograr mis objetivos —declaré.

Enseguida lo vi sacar un pequeño dispositivo del saco de su traje, y empezó a proyectar su presentación, habló sobre los aspectos técnicos y financieros del posible acuerdo, la tensión entre nosotros disminuyó, al menos temporalmente. Era evidente, que tenía mucho en juego, y esa alianza estratégica no solo sería beneficiosa para él, sino también para mi empresa.

Las palabras de Alexis tenían una lógica innegable, y era evidente que él estaba claro de la importancia de esta negociación. Si bien mi deseo de venganza seguía latente, no podía ignorar la oportunidad de llevar a cabo su propuesta, sin embargo, debía hacer algo, para hacerlos pagar a él por arrogante, por juzgarme y no darme ni siquiera el beneficio de la duda.

Comencé a golpear el escritorio con mi bolígrafo, mientras me quedaba en silencio, su teléfono repicó, pero él no atendió, sino que cortó la llamada.

—Disculpa… fue una llamada de mi prometida. No debe interrumpirnos —me dijo.

En ese momento nuestras miradas se cruzaron y una especie de electricidad fluyó entre nosotros. Nos quedamos viéndonos en silencio.

Mantuve mi rostro serio, lo observé detenidamente. Mis emociones fluctuaban entre un cosquilleo extraño, la ira por su arrogancia y el deseo de llevar a cabo un plan que lo hiciera cuestionar su seguridad. Necesitaba que entendiera que yo también podía jugar su juego, y que no sería fácil de manipular.

—Muy bien, Alexis. Tu presentación es sólida y el acuerdo que propones tiene potencial. Sin embargo, antes de seguir adelante, necesito que tengas en cuenta que mi empresa es más importante en esta negociación. No cederé a ninguno de tus términos sin obtener algo a cambio. Tengo una condición adicional que debes considerar.

Alexis arqueó una ceja, claramente intrigado.

—¿Y cuál es esa condición, Tarah?

Sonreí, disfrutando de mi pequeña victoria.

Cuando iba a comenzar, unos golpes en la puerta nos interrumpieron

—Adelante —dije.

—Señora, siento interrumpirla, pero es algo urgente, Paul se cayó y se rompió la cabeza, la niñera está en crisis y… —no había terminado de hablar, y salí corriendo al salón de cuidados.

Cuando entré todo era un completo caos, la niñera llorando histérica, el rostro de mi hijo cubierto de sangre, mientras apartaba con sus manitos a todos aquellos que intentaban tocarlo, y aunque no lloraba, su expresión era de dolor.

Mi cuerpo tembló, mis piernas parecían hechas de gelatina, sentía que estaba a punto de desmayarme, pero antes de que pudiera recomponerme, sentí que Alexis pasó, por un lado, y levantó a mi hijo, tomó un pañuelo y se lo colocó sobre la ceja para que evitara sangrar y luego con esa expresión implacable que lo caracterizaba arremetió contra la niñera.

—¿Por qué carajos tienes que llorar, si quien está herido es él? Deberías estar, es avergonzada y preparando tu renuncia, porque tu trabajo de niñera deja mucho que desear… el niño pudo haberse lastimado y hasta lastimado un ojo ¿Qué carajos hacías que no le estabas poniendo atención? Porque esto no es más producto de tu negligencia —espetó de manera firme.

El regaño de Alexis dejó a la niñera en estado de shock. Ella titubeó, sin saber cómo responder. Mi hijo, Paul, se aferró a él, buscando consuelo en medio de la confusión. Las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos, pero luché por mantener la compostura y salí en defensa de la niñera.

—¡Tú no tienes ningún derecho a intervenir en asuntos domésticos! —exclamé furiosa, enfrentando a Alexis. —¡Ella es mi empleada y yo decidiré cómo manejar esta situación! ¿Quién te dio derecho a intervenir?

Alexis me miró con sus ojos fríos y determinados.

—Es la seguridad de Liam la que está en juego. Si no te importa, puedo ocuparme de esto y encargarme de que la niñera sea reemplazada por alguien realmente competente.

La tensión en la habitación era palpable, y yo no estaba dispuesta a dejar que Alexis Kontos dictara cómo debía manejarse mi hogar.

—¡Estás cruzando una línea, Alexis! Mis asuntos personales son mi responsabilidad, y mi hijo está seguro conmigo y con quien yo decida. No necesitamos tu intervención.

—Tú no tienes ningún derecho sobre Paul. No eres su padre, y yo me basto sola para cuidarlo. Paul y yo estamos bien, y no necesitamos tu ayuda. Así que, ya puedes irte —espeté.

Mi voz temblaba de ira mientras lo enfrentaba. A pesar de que habíamos llegado a un acuerdo provisional, mi rabia seguía ardiendo. Lo miré con determinación, porque estaba dispuesta a asegurarme de que Alexis Kontos pagara por su arrogancia y su intromisión en mi vida personal.

—¡No me iré! —exclamó y quedé en silencio.

El tiempo en el hospital fue un torbellino de emociones y decisiones. Paul recibió atención médica de inmediato, y aunque su herida en la ceja resultó ser menos grave de lo que parecía, pero le agarrarían tres puntadas.

Los médicos terminaron de examinar a Paul para asegurarse de que no había daño ocular, mientras tanto Alexis y yo nos encontrábamos sentados en la sala. La tensión entre nosotros era palpable, pero esta vez era diferente.

La preocupación por la seguridad de Paul había eclipsado momentáneamente nuestro conflicto personal.

—Creo que debí haber estado más atenta —murmuré, sin poder evitar sentirme culpable por no haber estado allí para evitar la caída de Paul.

Alexis asintió y por un momento se mantuvo en silencio.

—No tienes idea de cuánto me arrepiento de mi comportamiento del pasado… me perdí mucho de él y no quiero seguir perdiéndo más tiempo , quiero ser su padre con todas las de la ley —mientras él hablaba yo negué con la cabeza.

—No podrás ser tu hijo, porque legalmente es un Tremblay y así seguirá siendo, porque no pienso cambiarlo… aunque biológicamente eres su padre, eres un simple donador de esperma. De derecho él siempre seguirá siendo el hijo de Paul Tremblay —enfaticé mientras nuestras miradas se enfrentaban en un silencioso duelo.

Y de pronto mis ganas por molestarlo aumentaron y estuve segura de mi decisión y me sonreí con malicia.

—Ya tengo la condición para firmar contigo el acuerdo —pronuncié y él alzó la ceja en una evidente expresión de curiosidad.

—¿Cuál es la condición? —preguntó con recelo.

—La condición es… que te cases conmigo —pronuncié mientras su rostro se quedaba sin ninguna expresión.

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