CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN romance Capítulo 31

Tarah Kontos.

Llegué a la casa ya pasada las seis de la mañana. Estaba furiosa cuando llamé a Jonathan, la rabia hervía dentro de mí, pero no podía esperar menos de Alexis, si me había llevado a mí, el mismo día que me vio a la cama sin importar que había sido la novia de su yerno, no debía causarme sorpresa que hiciera lo mismo con la pelirroja.

—¡Imbécil! ¡Desgraciado! Pero juro que va a pagármelas… claro como lo rechacé se fue a acostar con la primera que se le ofreció y se le puso en el camino… pero es que el muy idiota, ni siquiera usa protección y seguro mete su plátano en cualquier huerto —espeté furiosa en voz alta, por completo indignada.

Después de varios segundos que a mí me parecieron eternos, por fin Jonathan me respondió.

“Tarah… ¿Te caíste de la cama que me estás llamando tan temprano?”

Mi mente seguía siendo un torbellino de emociones mientras escuchaba la voz sarcástica de Jonathan al otro lado de la línea. Sin embargo, no tenía tiempo para sus bromas. Tenía que hacer algo y necesitaba la ayuda de mi abogado para poder llevarlo a cabo.

—No tengo tiempo para bromas, Jonathan. Necesito que hagas algo por mí, y tienes que hacerlo rápido. Quiero presentar hoy mismo una demanda de divorcio en contra de Alexis.

Al parecer la seriedad en mi voz hizo que Jonathan se diera cuenta de que no eran juegos mis palabras. Él quedó en silencio antes de continuar.

“Tarah ¿Qué está pasando? ¿Por qué la prisa? ¿Qué pasó para que te pusieras así? ¿Por qué te vas a divorciar? No creas que es curiosidad, solo es un asunto profesional, necesito que me digas cuáles son las bases para la demanda de divorcio. Esto ayudará a preparar los documentos de manera más efectiva”.

Respiré hondo antes de responder.

—Adulterio, negligencia emocional y abuso de confianza, Jonathan. Eso es lo que debo alegar. Y necesito que sea indiscutible. Ve en las redes sociales, están llenos de sus fotos teniendo intimidad con una pelirroja ¿Acaso eso no es suficiente para quedarme con todas las acciones de su bendita aerolínea?

“Espera, veo y te digo, no cortes la llamada”, dijo Jonathan y yo esperé atenta a su respuesta, segundos después respondió “No se ve bien el rostro de la chica, los accesorios faciales no la dejan identificar, pero es evidente que estuvo con una pelirroja ¿Qué quieres hacer?”

—¿Qué quiero hacer? ¿Aún me preguntas? Cítalo para vernos en una reunión hoy y lleva de una vez la demanda en su contra —señalé alterada por lo que estaba sucediendo.

“Tarah, pero no entiendo tu molestia, ¿Acaso no es eso lo que querías? ¿Qué Alexis se equivocara para divorciarte? Cuando hablamos la última vez me dio la impresión de que tú misma estabas dispuesta a contratar a alguien para ponerle una trampa…”.

De pronto Jonathan se quedó en silencio, como si por fin hubiese entendido.

“Tarah ¿Contrataste a una mujer para que se acostara con tu marido?”, preguntó sin poder ocultar el tono de sorpresa en su voz y aunque no le respondí, entendió mi silencio “¿Y entonces por qué te molestas? Deberías estar feliz porque tu plan salió a la perfección”.

Sé qué tenía razón en lo que decía, pero no podía evitar enojarme, porque esperaba que rechazara a la pelirroja, pensé que costaría más hacerlo caer, porque no era muy dado a socializar con desconocidos, pero el muy mujeriego salió encantado a revolcarse con una desconocida y hasta se atrevió a insultarme.

—Jonathan, llámalo y cítalo en la sede de CanaAeroTech… hoy se va a desatar la peor pesadilla sobre ese sinvergüenza —espeté con firmeza.

“Entendido. Lo prepararé y lo llamaré de inmediato. Tarah, ten cuidado. No sabemos cómo reaccionará Alexis cuando se entere de esto, además, hay otros factores, primero, el problema con Thalía, ¿Cómo le puede afectar que tú y Liam Paul salgan de su vida? Dos, si Alexis llega a sospechar y comprobar que todo fue una trampa estarás en problema, sobre todo si a esa mujer se le ocurre hablar” señaló mi abogado.

—Esa mujer no va a hablar ni que la torturen —manifesté con seguridad.

“¿Por qué estás tan segura?”, insistió Jonathan.

—Porque la conozco muy bien —pronuncié con firmeza dejándolo en silencio.

Colgué el teléfono, sintiéndome decidida y ansiosa a la vez. Había comenzado una guerra abierta contra Alexis, y estaba dispuesta a luchar hasta el final. Llevé mi mano a mi frente, me sentía agotada, después de la noche que había pasado, también indignada, y aunque parecía ilógico que me sintiera así, no podía evitarlo.

Unos golpes en la puerta de mi despacho llamaron mi atención, aún era muy temprano, pensé.

—Eso no puede ser cierto… mi padre no sería… capaz de hacer eso.

Tomé mi celular le puse una de las redes sociales, donde aparecían imágenes y vídeos de Alexis con la pelirroja y se lo extendí.

—Si no me crees… velo por ti misma.

Ella titubeó por unos segundos, como si estuviera decidiendo si ver o no ver las imágenes y finalmente tomó la decisión de agarrar el teléfono, lo observó y se quedó viendo con un gesto de tristeza en su mirada.

—¡No puede… ser! Papá no haría eso… —murmuró.

Luego extendió su mirada hacia mí y se quedó viéndome de manera inquisitiva como si estuviera buscando alguna explicación razonable para lo que veía en las imágenes, sin embargo, no pude evitar sentirme intimidada, su forma de mirarme era muy parecida a la de su padre, por eso antes de que hablara me adelanté.

—Thalía, lamento que tengas que enterarte de esta manera, pero necesitaba que supieras la verdad, Liam siempre será tu hermano y eso no cambiará, donde estemos estará abierto un lugar para ti también —le expliqué.

Thalía bajó el teléfono y miró hacia abajo, sumida en sus pensamientos. Era evidente que estaba luchando con sus emociones y la realidad de la situación. Finalmente, levantó la vista y me miró con ojos decididos.

—¿Por qué… le estás haciendo esto… a mi padre? —inquirió con los ojos humedecidos por las lágrimas.

—¿De qué hablas? ¿Acaso no entendiste? Es él que me lo está haciendo a mí —pronuncié, aunque con un poco de remordimiento.

—Entonces… explícame ¿Por qué la mujer… en el vídeo… tiene una especie de chupón… en el mismo lugar y parecido al que tú… tienes aquí? —inquirió llevando su mano a mi cuello.

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