Thalía Kontos
Todo me parecía tan irreal, tenía la impresión de estar en un sueño, no podía creer que por fin iba a empezar una nueva vida… al principio cuando Anthony se alejó, pensé que nunca podría recuperarme, deseaba morirme, por no ser lo suficientemente buena para él.
Lamentablemente, a veces no nos damos cuenta de que estamos en una relación tóxica, nos acostumbramos a los abusos y las humillaciones, pero poco a poco, me di cuenta de que merecía algo mejor.
Había sido un camino doloroso, pero aquí estaba, comenzando una nueva etapa de mi vida, llena de esperanza y posibilidades. Abracé a mi padre, quien me sostuvo con fuerza entre sus brazos.
—Estoy orgulloso de ti mi amor —pronunció con voz quebrada, a punto de llorar.
—Gracias a ti papá… por no dejarme sola… y apoyarme —dije.
Al soltar a mi padre, vi a Zachary quien me miraba con una sonrisa de adoración, me acerqué a él quien me abrazó con ternura.
—Gracias por darme… la fuerza y mostrarme lo valiosa… que soy, no habría podido hacerlo… sin ti, sin tu consejo —declaré con firmeza.
—Sabes que siempre estaré para ti… por cierto te tengo varios regalos, pero quiero dártelo a solas —murmuró Zachary con una sonrisa, luego extendió la vista hacia mi padre, quien emitió un gruñido—, me la voy a llevar porque tengo algo importante que hacer con ella.
—Espero que tengas presentes las consecuencias de hacerle daño a mi hija Zachary, no te voy a perdonar que seas el hermano de mi esposa —sentenció.
—Alexis y espero que tú también lo tengas presente, porque si le haces daño a mi hermana, lo menos que haré será volarte los dientes, así seas mi querido suegrito —dijo Zachary y los dos se miraron como midiendo fuerza.
El tenso intercambio de miradas entre mi padre y Zachary se rompió cuando Tarah se acercó y lo tomó del brazo.
—Ay, mi niña, me alegra tanto que hayas salido bien de esto, y verte sonreír —comentó mirándome con amor, me acerqué a ella y la abracé.
—Gracias… no sabía que me… harías tan bien, has sido… la mejor decisión de mi padre —sonreí, agradecida por su apoyo constante.
Nos despedimos y salí junto con Zachary, tomados de las manos.
—¿Dónde me vas… a llevar? —pregunté emocionada mientras me abría la puerta del auto.
—Es un regalo que tengo para ti, o mejor dicho, varios.
La curiosidad me mataba, pero debía ser paciente. Lo vi conducir al sector comercial de la ciudad, cuando de pronto se detuvo.
—Necesito colocarte una venda en los ojos, para llevarte a tu primera sorpresa —anunció y yo asentí.
Sentí cuando me colocó la venda, para luego seguir conduciendo, me ayudó a bajarme del auto, dimos varios pasos, lo sentí tomarme por los hombros y susurrarme al oído.
—¿Estás preparada?
Asentí con emoción, a pesar de la venda en los ojos. Zachary me guió con suavidad, mientras caminábamos, podía sentir que estábamos rodeados de un ambiente diferente.
Finalmente, Zachary me detuvo y retiró con cuidado la venda de mis ojos. Cuando los abrí, me encontré frente a un edificio bellamente decorado, con luces brillantes y un letrero que decía "Estudio de Arte TK".
Me quedé sin palabras, maravillada por la sorpresa de Zachary, sin poder creer lo que veía.
—Zachary… ¿Qué estamos… haciendo aquí?
Él sonrió con calma y orgullo.
—Esta es parte de la sorpresa, sé que amas pintar, y quise hacerte este obsequio, me pareció el lugar perfecto para inspirarte y celebrar esta nueva etapa en tu vida. —sentenció.
Entramos y vi, organizado oleos, lienzos, pinceles y paletas de colores en la sala. Las paredes estaban decoradas con varios de mis propios dibujos y pinturas, que había hecho en los primeros años de mi vida. Dentro de ellos los que me había roto Anthony cuando fue a la casa.
Las lágrimas llenaron mis ojos mientras miraba a mí alrededor.
—Zachary… esto es increíble... no puedo… creer que hayas hecho… esto por mí.
Él sonrió y me tomó de las manos.
—Le pedí a Tarah que me facilitara todo esto —dije señalando los dibujos—, porque quiero que este sea tu espacio, Thalía. Un lugar donde puedas ser completamente tú misma, donde puedas canalizar tus emociones y creatividad a través del arte. Donde encuentres paz y alegría.
Me acerqué a una de las pinturas en la pared, una que había creado durante uno de los momentos más oscuros de mi vida, cuando me enteré lo que mi madre había hecho conmigo, miré los colores oscuros y las pinceladas caóticas que había usado para expresar mi dolor en ese entonces.
—Zachary, esta pintura... es de un momento… difícil.
Él asintió con comprensión.
—Zachary… estoy lista para seguir adelante... gracias por ser mi apoyo, mi amigo y mi amor —pronuncié—, Quiero ser feliz… y quiero que tú seas parte… de esa felicidad.
Él sonrió y me tomó en sus brazos, y me sentí amada y protegida.
Mi corazón estaba lleno de esperanza y emoción mientras caminaba de la mano de Zachary hacia una nueva vida, una en la que finalmente me permitiría ser yo misma y buscar la felicidad que tanto quería.
Continuamos caminando por el hermoso sendero iluminado, rodeado de la naturaleza que parecía cobrar vida con la caída de la noche. El sonido suave de la brisa y los pájaros cantando creaban un ambiente mágico y relajante. Zachary y yo compartíamos silencio, disfrutando de la paz y la belleza que nos rodeaba.
Después de unos minutos, el sendero nos llevó a una clara rodeada de árboles altos y frondosos. En el centro de la clara, había una cabaña iluminada, y fuera de ella vi una mesa elegantemente preparada para dos, iluminada por docenas de velas que parpadeaban suavemente en la brisa nocturna. El aroma de las flores frescas llenaba el aire.
Mi corazón dio un vuelco de sorpresa y emoción mientras miraba la cena romántica que Zachary había preparado.
—Zachary, esto es… hermoso. No puedo creer que hayas hecho todo esto.
Él sonrió y me acercó a la mesa.
—Mandé a preparar esto de esta manera, porque quería que esta noche fuera especial para ti, Thalía. Quiero que sientas cuánto significas para mí y cómo estoy comprometido en hacerte feliz.
Nos sentamos a la mesa, él me sirvió una copa de vino y también la suya, luego caminó hacia mí, reduciendo el espacio que nos separaba, mi corazón latía alocado por su cercanía, nos miramos a los ojos, mientras yo sentía una especie de corriente eléctrica que nos rodeaba.
La suave luz de las velas bailaba en nuestros ojos sin dejar de mirarnos, su mirada era tan intensa y llena de amor que sentí mi cuerpo estremecerse. Su mano tomó la mía mientras entrelazábamos los dedos, era un gesto sencillo. Pero significativo haciéndome sentir una oleada de emociones a través de mí.
—Thalía, desde el momento en que entraste en mi vida, supe que eras alguien especial —comenzó Zachary, su voz suave y cargada de emoción—. Has pasado por momentos difíciles, pero has salido más fuerte y valiente. No puedo evitar sentirme afortunado de tenerte a mi lado, y estoy decidido a ser la persona que te haga feliz.
Lo miré, con los ojos llenos de lágrimas de gratitud. No podía encontrar palabras para expresar cuánto significaba para mí todo lo que estaba haciendo por mí.
—Zachary, no sé qué decir —dije con voz entrecortada.
—No tienes que decir nada, Thalía. Solo quiero que sepas que mi corazón te pertenece, y que estoy aquí para amarte en cada paso del camino.
El momento era perfecto, y la conexión entre nosotros era innegable. Nos acercamos, y nuestros labios se encontraron en un beso lleno de amor y pasión.
Mientras nos besábamos bajo las cálidas luces de las velas y el cielo estrellado, supe que estaba en el camino correcto hacia una nueva, diferente, llena de amor, y felicidad, como nunca había sentido, solo esperaba que este momento fuera para siempre.
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