CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN romance Capítulo 60

Tarah Kontos

Había estado en una reunión en la empresa, cuando salí y caminé directamente a mi despacho, porque había dejado mi teléfono en mi escritorio, cuando lo vi, me di cuenta que tenía varias llamadas perdidas de Alexis, marqué su número para regresarle la llamada, pero repicó una y otra vez, y no respondió. Finalmente, decidí marcar no a su celular, si no al teléfono de la oficina.

Apenas repicó dos veces, me atendió su secretario, lo había cambiado a petición mía, porque no quería una mujer trabajando para él, me informó que Alexis había salido con Maxwell a su oficina. En ese momento se escucharon unos golpes en la puerta y apareció Thalía con las manos llenas de bolsas y yo me despedía de mi interlocutor.

—¡Hola madrecita! —exclamó Thalía y yo rodeé los ojos simulando fastidio.

—Yo no soy mamita, no puedo tener una hija tan grande como tú ¿A qué edad te tuve? ¿A los cinco? —inquirí, pero era una broma que siempre teníamos las dos.

—Bueno así como cuando… se compra una vaca el becerro es tuyo… entonces cuando se compra un toro, el becerro también es tuyo —respondió Thalía en el mismo tono, mientras se abrazaban de manera afectuosa.

—Creo que debería ser así ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? —pregunté con preocupación—, ¿Cómo van las terapias del habla?

—Van muy bien… he ido mejorando… le traje unos regalitos a mi hermanito o hermanita, quizás sean dos, ojalá sean mellizos… mi padre lo merece —pronunció con un suspiro.

—Creo que si se lo merece. Por cierto, acompáñame, salió al bufete de Maxwell, vamos a visitarlo y con eso lo saludas —propuse y Thalía terminó asintiendo.

Bajamos al estacionamiento, yo subí al auto y conduje para el bufete, no encontraba donde estacionar y me quedé a varias cuadras, cerca de uno de los restaurantes de la zona, que siempre había llamado mi atención.

—Sabes siempre he querido comer en ese restaurante, me parece acogedor —dije y Thalía asintió.

—Si se ve agradable, ¿Por qué no vamos a comer allí ahorita? A mí ya me dio hambre, últimamente como demasiado —preguntó y como me pareció tan buena su idea, terminé aceptando.

Comenzamos a caminar hacia allá, pero justo en ese momento levanto la vista y veo una terraza donde está mi esposo con otra mujer, la rabia bulló dentro de mí, al mismo tiempo que no podía creer lo que veían mis ojos.

—Thalí, dime que estoy ciega, que se trata de una aparición, que me volví loca ¿Es ese tu padre? —interrogué, mientras me quedaba estática esperando la respuesta.

Escuché a Thalía suspirar y responderme.

—Si es él… pero deberíamos ir a hablarle, aunque esa chica es muy hermosa, sabes que mi padre no tiene ojos, si no para ti —Thalía comenzó a caminar al interior y yo la sostuve por el brazo.

—No, quiero ver cómo se comporta mi esposo cuando yo no estoy, quiero saber si se la da de tonto, que se hace el serio frente a mí y cuando anda solo hace de las suyas —manifesté, mientras ella asentía.

Así que decidimos esperar, no debió pasar mucho tiempo cuando los vimos saliendo, él la tomó por el brazo y a mi me faltó poco para lanzármeles encima, aunque me contuve, caminaron al auto, mientras él le abría la puerta y sonreían.

—¡Hoy quedas huérfana de padre! —exclamé indignada.

—Quizás mi padre tiene una explicación, deberías escucharlo —dijo Thalía preocupada, pero yo no estaba dispuesta a ceder.

—Escúchame bien Thalía Kontos, no hay ninguna explicación válida para lo que estoy viendo, yo le dije bien claro a tu padre, que no podía hablar, reír y mucho menos dejarse tocar por una mujer distinta a mí —enfaticé.

—Pero yo sí puedo… soy su hija —dijo Thalía y yo la miré con ganas de pocos amigos.

—No me estoy refiriendo a ti, tú eres la excepción, porque ni sus hermanas pueden tocarlo… además, tu padre no es idiota, porque él sabía claramente las consecuencias de hacerme molestar y ahora estoy más que cabreada, me cortan una vena y no echo sangre. Voy a enseñarle que conmigo no se juega —sentencié mientras Thalía me miraba con una expresión de temor.

—No por favor, te pido que te calmes y hables con papá antes de tomar decisiones apresuradas, él puede tener una explicación para lo que viste, tal vez estaban hablando de negocios o algo así —suplicó Thalía, tratando de persuadirme.

Pero mi mente estaba llena de furia y desconfianza en ese momento, y no estaba dispuesta a darle el beneficio de la duda a Alexis.

—No, Thalía, mi paciencia se ha agotado, y lo que he visto no tiene justificación. Voy a darle una lección que nunca olvidará a ese bruto enzapatado —afirmé con determinación.

Thalía me miró con preocupación, pero no dijo nada más mientras yo la tomaba del brazo y caminaba decidida hacia mi auto.

Subimos al vehículo y esperé pacientemente a que Alexis saliera del restaurante. No tuve que esperar mucho, ya que pronto lo vi salir en el auto y decidí seguirlo de manera cercana.

—Tarah ¿Qué piensas hacer? ¿Por qué lo seguimos? —dijo la muchacha en tono preocupado.

—Voy a chocarle a su lindo bebito —dije con una expresión de maldad, mientras ella me miraba con los ojos abiertos de par en par.

—¿Le vas a chocar un auto de siete millones de euros? ¡No! ¡No lo hagas! Mi padre ama ese auto, además, estás embarazada, puedes malograr a mi hermanito —respondió Thalía consternada.

—Precisamente por eso le voy a chocar el carro, para dejárselo inservible, y por mi hijo no te preocupes que ese está bien seguro en mi vientre, no le va a pasar nada.

Y sin decir una palabra más aproveché mientras se detenía en la luz roja, me sostuve con fuerza y lo choque por detrás ante la mirada de sorpresa de Thalía.

—¡Basta un comino Alexis! Te vi saliendo muy sonriente del restaurante con esta mujer, debería darte con una piedra en los dientes a ver si dejas de sonreír —espetó molesta.

Fruncí el ceño con confusión.

—Ella es Emma, la hija de Leyton, que está amenazando con demandar al bufete… estábamos discutiendo asuntos relacionados con el caso, Max estaba con nosotros, pero debió irse y…—pero no me dejó seguir hablando.

—Me importa un pepino que ella sea la reina de España, no debes subir a nadie a tu auto, si tan herida estaba debiste haber llamado a una ambulancia… pero a mí no me vas a ver la cara de idiota Alexis Kontos —articuló con rabia mientras me miraba con desconfianza.

—Estás exagerando —expresé.

—¿Exagerada yo? ¿A ti te parece que estoy exagerando? —le preguntó a la misma Emma, quien al ver la escena, se levantó del puesto.

—No, no creo que esté exagerando, porque no soy quien para juzgarte, de hecho no sé cómo reaccionaría yo de estar en su lugar… pero de mi parte te puedo afirmar, que este señor me estaba haciendo un favor, no tengo nada que ver con él, yo iba a tomar un taxi y él se ofreció a traerme… pero si quiere un culpable, busque al idiota del amigo, estábamos comiendo y el muy cobarde maleducado se fue sin siquiera dar explicaciones. Y no se preocupe por mi… yo me iré sola, no quiero problemas, ya suficiente líos tengo en mi vida para agregar otro más.

Dicho eso suspiró, se quitó los zapatos, y comenzó a alejarse lentamente.

—Por lo menos sabes lo que te conviene… porque he dejado a algunas tuertas por menos —pronunció con firmeza y Emma levantó las manos en señal de que no había problema.

—¿Ya estás conforme? ¿Vas a quedarte tranquila y hablamos como gente civilizada? —pregunté.

—Jamás voy a hablar tranquilamente cuando se trate de que quieras ponerme los cuernos, allí soy completamente incivilizada —gruñó molesta.

—¡No te estoy montando los cuernos, mujer! —gruñí exasperado.

—Todo empieza así, ¿Acaso no recuerdas que conociéndome te acostaste conmigo? No te paro nadie y se supone que me odiabas, así que no me jodas, como dicen: el hombre es fuego; la mujer, estopa; llega el diablo y sopla… así que no te quiero con nadie más… y deshazte de ese carro no quiero que lo cargues más —enfatizó y caminó hacia su auto sin mirar atrás.

—Usted si está jodido, esa mujer es una tirana —dijo el hombre a mi lado, sin dejar de verla y eso me molestó.

—Sí, pero es mía, y a mí me encanta que sea así, no la vea mucho que no me gusta ¿Entendido? —dije con firmeza, mientras volvía al auto, con una sonrisa.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN