CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN romance Capítulo 65

Tarah Kontos

El rostro de Alexis se llenó de furia y sus ojos despedían una mirada asesina mientras se levantaba de la mesa, con la clara intención de ir a buscar a mi hermano.

Mi corazón latió con fuerza al verlo caminar hacia la salida, preocupada por lo que podría suceder a continuación.

Lo retuve sosteniéndolo con fuerza del brazo.

—¡No hagas eso! Estás actuando como no debes. Sabes que tu hija ha sufrido mucho, y después de conocer a mi hermano sonríe y es feliz, de estar embarazada para ella sería una absoluta felicidad y para él también. Porque ambos se aman ¿Acaso no lo has visto?

—Tu hermano no solo se atrevió a comerse el mandado antes, sino que de paso dejó embarazada a mi hija —pronunció indignado.

—¿Y qué? Ella no es ninguna chiquita, no puedes oponerte ahora a Zachary, cuando debiste hacerlo fue cuando se casó con Anthony y era casi una niña, no lo hiciste, por el contrario, la apoyaste, incluso no me dejaste a mí a que desenmascarara al desgraciado, ahora me parece injusto que lo hagas con un hombre que realmente la ama. Y no es porque sea mi hermano, pero estoy segura que Zachary no va a hacerle daño. Y si ese es tu pensar entonces mis hermanos debieron agarrarte como pera de boxeo —sentencié molesta.

Con mis palabras, Alexis pareció debatirse entre su deseo de proteger a su hija y su ira por lastimar a mi hermano. Finalmente, suspiró y se dejó caer en una silla de la cocina.

—Tienes razón, Tarah… mi hija ha sufrido mucho, y solo porque no actué antes, por haberme equivocado y darle el beneficio de la duda a quien no debía, resultó lastimada. Debo tranquilizarme, aunque a veces mi preocupación como padre me haga reaccionar de manera impulsiva y dejar de razonar —dijo con un suspiro.

—Yo hablé con mi hermano y lo amenacé que de hacerle daño a Thalía yo misma se lo cobraría… y quizás sea que yo estoy equivocada, y mis sospechas no sean ciertas. Mejor espera que la llevaré a hacerse unos exámenes, no vayas a avergonzarla, ni le digas nada, yo me encargo y si es cierto, deja que sea ella quien te lo diga.

Alexis asintió, y justo en ese momento vimos entrar a Thalía a la cocina. Aún se veía pálida y preocupada, pero se acercó a su padre.

—Papá, me siento mal, pero no creas que es porque tu comida sea mala, es la mejor de todas, es solo que creo que tengo una bacteria —dijo con pesar.

—Sí, claro, una bacteria con dos pies y dos manos y bastante chillón —masculló entre dientes, y aunque yo lo entendí Thalía al parecer no lo hizo.

—¿Qué dijiste papá? —preguntó con interés.

—Sí que seguro es una bacteria, ¡Qué malo! —respondió mientras yo lo miraba con los ojos entrecerrados y una expresión de enojo.

Alexis me miró con amor y besó su frente.

—Te amo, princesa, creo que es bueno que Tarah te lleve al médico para estar seguros de que estarás bien y para que te receten unos medicamentos.

Thalía asintió mientras una leve sonrisa se dibujó en su triste rostro.

—Gracias, papá. Yo también te amo —le dijo ella, mientras yo suspiraba deseando que todo marchara bien.

Emma Leyton

La persona en el teléfono me dio una ubicación y una hora, al final fui yo quien le dijo que iría vestida con una chaqueta negra, acordamos encontrarnos, vernos en un centro nocturno, por lo menos era un lugar público y había menos posibilidades que me hicieran daño.

Después de colgar, me sentí nerviosa, pero también emocionada por la posibilidad obtener más información. Me aseguré de esconder todos los documentos que había estado revisando, me subí en una silla, y los puse en un resquicio del techo, debía prevenir, porque si me estaban vigilando y entraban a mi apartamento, no dieran con la información que había recabado.

Así que me cambié de ropa y me dirigí al lugar del encuentro.

Mientras me acercaba, me sentí aún más decidida a descubrir lo que estaba detrás de lo que le había ocurrido a mi padre, debía llegar a la verdad de todo, porque de lo leído, me había surgido una sospecha, no creía que mi padre se hubiera intentado quitar la vida, tal vez alguien le hizo daño e hizo creer eso y esa hipótesis cobraba cada vez mayor fuerza en mi interior.

Llegué al centro nocturno que el hombre me indicó, el sitio estaba lleno de luces parpadeantes, la música retumbaba, y en mi estado de ánimo no era para nada agradable, el lugar estaba abarrotado de personas disfrutando de la noche. Busqué con la mirada, tratando de adivinar quién era la persona con quien había acordado reunirme, pero cada uno de los presentes parecía sumido en su propio mundo.

Esperé por más de veinte minutos de la hora pautada, pero el hombre que me citó no había llegado. Los nervios hicieron que mi vejiga se llenara, así que decidir ir al baño para hacer pipí, así que mirando a los lados, caminé hacia los baños.

Entré, la puerta parecía cerrada, la empujé y entré, unos jadeos se escucharon en el baño, y puse una expresión de molestia en mi rostro, mientras pensaba que clase de vulgares eran esas personas que se encerraban a tener sex0 en un baño.

Con un poco de mal humor abrí la puerta de un cubículo, y como si estuviera jugando la lotería, me salió premiado, porque abrí justamente donde estaba la pareja escandalosa, pero mis ojos se abrieron como si fueran un par de huevos fritos, cuando reconocí al abogado Maxwell Crane, sentado en el inodoro, mientras una castaña bajaba y subía de su regazo y el asco se agitó en mi interior.

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