CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN romance Capítulo 67

Emma Leyton

Mi apartamento, que antes era mi refugio, ahora era un caos. La sensación de invasión y vulnerabilidad me invadió de inmediato.

Me había enfrentado a peligros y amenazas antes, pero ver mi espacio personal destrozado era una experiencia completamente diferente.

Comencé a inspeccionar los daños en busca de pistas, tratando de averiguar quién podría estar detrás de este ataque.

El desorden era total, a pesar de todo cerré la puerta y subí a revisar donde estaban los documentos y vi que seguían allí.

Entendí que la llamada había sido una trampa para sacarme de casa y robarme la información que había levantado, porque era obvio que el intruso había buscado específicamente esa información.

Mientras observaba los destrozos en mi apartamento, me di cuenta de que necesitaba contactar a las autoridades, pero al hacerlo, corría el riesgo de exponer mi investigación a un escrutinio no deseado, además, no sabía hasta qué punto los mismos órganos policiales estaban siendo manipulados dentro de la investigación sobre el intento de homicidio de mi padre.

Aunque sabía que debía reportar el allanamiento, también era consciente de que mi investigación estaba en una etapa crítica, y no podía permitir que se perdiera todo mi trabajo.

Decidí tomar algunas fotos de los daños y hacer un inventario mental de lo que faltaba o había sido alterado. Aún no sabía quién podría estar detrás de este ataque, pero estaba decidida a encontrar respuestas.

Mientras documentaba el caos, mi mente volvió a Maxwell Crane y su bochornoso comportamiento en el centro nocturno. A pesar de lo que había sucedido, estaba segura de que Maxwell no tenía motivos para entrar en mi apartamento y destrozarlo. ¿Era posible que esto fuera una coincidencia o simplemente una distracción de la investigación que estaba realizando?

El mensaje de mi cita misteriosa todavía resonaba en mi cabeza. "Circunstancias inesperadas". Me pregunté si podría estar relacionado con el ataque a mi apartamento. ¿Podría mi investigación haber llamado la atención de alguien que quería evitar que descubriera la verdad? ¿Cómo se habían enterado? ¿Fue la secretaria o Walter?

Decidí no quedarme paralizada por el miedo ni la confusión. Necesitaba tomar medidas para protegerme y continuar mi investigación.

Al final, decidí llamar a la policía para denunciar el allanamiento, pero sin proporcionar la información que tenía sobre mi investigación y aunque me preocupaba que pudiera atraer más atención no deseada, sabía que no podía dejar que el ataque quedara impune.

La policía no tardó en llegar y empezaron a revisar las huellas en mi apartamento en busca de pistas. Aunque no habían encontrado rastros significativos, se comprometieron a investigar el caso y me aseguraron que tomarían medidas para aumentar la seguridad en el edificio.

Mientras esperaba a que la policía terminara su trabajo, volví a mi labor de documentar lo que había ocurrido. Tomé fotografías de los daños y los detalles de las áreas afectadas.

Los agentes recopilaron mis declaraciones y los informes, pero quedó claro que no podía confiar completamente en las autoridades en ese momento.

Sabía que necesitaba mantener mi investigación segura y proteger los documentos que había reunido sobre lo ocurrido en la empresa y la transferencia de acciones. Decidí que al día siguiente iría a guardar las copias de seguridad de los documentos en un lugar seguro y fuera de mi apartamento.

Las alarmas sonaron en mi mente, y supe que tenía que actuar rápidamente. Decidí comenzar a correr, pero antes de que pudiera hacerlo, el hombre se adelantó y bloqueó mi camino.

—Emma Leyton, eres más astuta de lo que pensé —dijo el hombre con una sonrisa maliciosa—. Pero no podrás escapar esta vez.

El miedo se apoderó de mí mientras reconocía que estaba en peligro. No sabía quién era este hombre ni por qué me estaba persiguiendo, pero no iba a permitir que me atrapara.

Rápidamente, me di la vuelta y corrí de regreso esperando poder escapar.

El hombre me siguió de cerca, pero yo era más ágil y conocía la zona mejor que él. Sentía mis piernas temblar mientras corría por las calles, buscando refugio. Sabía que necesitaba encontrar ayuda o algún lugar donde ocultarme.

El perseguidor no se dio por vencido. Continuó persiguiéndome a través de calles, me di cuenta de que estaba en una carrera por mi vida. Las lágrimas empezaron a salir de mis ojos mientras corría.

Corrí rápido, hasta que de pronto vi a un hombre que me jaló del brazo, me tapó la boca y me llevó detrás de una pared de un edificio.

—No vayas a gritar —susurró en mi oído, mientras yo sentía mi cuerpo estremecerse del miedo.

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