CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN romance Capítulo 84

Alexis Kontos

Comencé a contar, desde tres, y enseguida Anthony se rindió y comenzó a decir todo lo que sabía.

—Voy a decirte la verdad… es Rosmar… Tremblay —me dijo Anthony.

Fruncí el ceño porque no conocía a nadie con ese nombre, aunque el apellido era similar al de Paul, el primer esposo de Tarah.

—También puedes conocerla como Rosmary Lanson —agregó y enseguida mi rostro palideció, y de manera involuntaria di dos pasos atrás y él siguió hablando —, ella me dijo que tenía una deuda pendiente con usted y con Thalía y su esposo con Tarah, porque como primo segundo de Paul, y familiar más cercano, esperaba que a su muerte el dinero fuera a parar a sus manos, pero él le dejó todo a ella y a su hijo.

—¿Dónde puedo encontrarla? —pregunté reponiéndome de la sorpresa y sin emitir ningún comentario sobre sus palabras.

—Se está hospedando en el Hotel Aman de la ciudad… y hay algo más… tienen negociaciones y relación estrechas con los Kempless.

Lo miré fijamente, intentando asimilar toda la información que acababa de revelar. Rosmar Tremblay o mejor dicho Rosmary Lanson, la madre biológica de Thalía, no podía creer que no sintiera el mínimo cariño por ella, como para ser capaz de hacerle daño.

—No voy a dispararte, pero tengo suficiente pruebas para llamar a las autoridades y entregarte, por haber vendido las acciones de mi hija sin autorización, voy a denunciarte por e****a, por maltrato, no te voy a dejar impune por lo que hiciste.

Tomé mi celular y marqué a la policía mientras el rostro de Anthony se contrajo en una mueca de temor y sorpresa. Su mirada desesperada buscaba una salida, pero su voz temblorosa intentaba explicarse.

—Por favor, espera… no sabes toda la historia. Fui manipulado, ella me ofreció dinero y me amenazó si no cooperaba.

Su súplica resonaba en la habitación. Aunque sus palabras no despertaban la mínima compasión en mí.

—No trates de justificarte Anthony, cuando maltratabas a mi hija, ellos no estaban para mandarte, fue decisión tuya hacerlo, así que no lograrás obtener ninguna compasión de mí.

Terminé de llamar a la policía y en menos de diez minutos estaban en la puerta del apartamento.

—Es hora de enfrentar las consecuencias de tus acciones.

El timbre de la puerta sonó.

—¡Levántate! —le ordené, pero él estaba reacio a hacerlo—, te levantas por las buenas o yo lo hago por las malas.

Por fin lo hizo, caminé con él hacia la puerta, principal, lo dejé caminar delante, mientras yo mantenía apuntándolo con el arma. A medida que avanzábamos, Anthony parecía haberse resignado a su destino.

Sin embargo, cuando llegamos a abrir la puerta, se les lanzó a los oficiales, mientras pedía auxilio.

—Ayuda, este hombre invadió mi casa —dijo Anthony, haciéndoles creer a los oficiales que era yo el delincuente y él quien los había llamado.

Así fue como el caos estalló en el apartamento mientras Anthony gritaba desesperadamente y señalándome como el supuesto delincuente. Me vi en medio de una situación confusa y peligrosa. Mientras intentaba explicarles la verdadera situación, Anthony aprovechó la distracción para intentar escapar.

Los policías, desconcertados por la repentina confusión, intentaron contenernos a ambos. No podía permitir que Anthony escapara y siguiera con sus acciones irresponsables. Con determinación, intenté aclarar la situación.

—¡Deténganlo! ¡Fui yo quien llamó a la policía! —grité, tratando de recuperar el control de la situación.

Pero antes de que pudiera decir algo más, Anthony logró soltarse y corrió por el pasillo. Sin pensarlo dos veces, tomé un objeto de plástico que reposaba en una mesa a un lado de la puerta y se lo lancé, el objeto dio de lleno en la cabeza de Anthony, quien se tambaleó y cayó al suelo, justo frente al ascensor.

“Entonces ven al hospital, para que sigas tu tratamiento, si no te mandaré a buscar y me veré obligada a mandarte a amarrar en la cama”.

—Voy a ir, pero primero tengo algo que hacer, te prometo que cuando resuelva todo, iré hasta allá. Te amo, cuídate —corté la llamada, antes de que ella protestara.

Decidí dirigirme al Hotel Aman para confrontar a Rosmary Lanson. Era hora de obtener respuestas directamente de ella. Abandoné el apartamento y me encaminé hacia el hotel, con la mente enfocada en descifrar sus intenciones.

Al llegar al lujoso establecimiento, mi determinación no vaciló. Me dirigí a la recepción y pregunté por Rosmary Lanson. La recepcionista, después de unos momentos de consulta, informó que la señora Lanson se encontraba en su suite en la planta superior.

Subí en el ascensor, cada piso se sentía como un escalón hacia la verdad oculta. Al llegar al último piso, caminé por el pasillo hasta llegar a la puerta de la suite de Rosmary Lanson. Golpeé suavemente y esperé.

La puerta se abrió, revelando a mi ex, sus ojos se abrieron de par en par con una mezcla de sorpresa porque no me esperaba.

—¿Qué haces aquí? —preguntó nerviosa.

—Sabes muy bien las razones por la que estoy aquí ¿Por qué buscas hacerle daño a Thalía? —respondí sin rodeos.

Una sombra de incomodidad cruzó su rostro antes de invitarme a entrar. La suite estaba elegantemente decorada, pero mi atención se centró en la mujer frente a mí.

—Estás equivocado, yo no tengo nada que ver con esa chica ¿Por qué vienes a pedirme explicaciones a mí sobre ella? —preguntó con cautela.

Decidí ir directo al punto.

—Sé toda la verdad, la mandaste a secuestrar y vengo a pedirte explicaciones, ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué quieres? Porque todas las acciones tienen consecuencias, y quiero respuestas.

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