CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN romance Capítulo 93

Emma Leyton.

Lo que mi tía acababa de decir era tan impactante como perturbador. Sus palabras golpearon mi mente como una ráfaga de viento helado, dejándome atónita.

Jamás habría imaginado escuchar algo así sobre mi madre, una imagen que siempre había sido un faro de amor y bondad en mi vida.

—¡No puedes estar diciendo la verdad! —exclamé, tratando de contener las emociones que se agolpaban en mi pecho.

—¿Crees que tu madre era una santa? Pues lamento decirte que la verdad duele, pequeña Emma. Tu padre idealizó a esa mujer y te mintió sobre quién era en realidad. No era más que una adúltera, traidora, una mujer que destrozó la vida de mi hermano y de todos los hombres que se le acercaban y estoy segura de que tú eres igual —replicó mi tía con frialdad.

La revelación de mi tía Lila desgarró la imagen que tenía de mi madre. Un torbellino de dudas y emociones contradictorias se apoderaron de mí, enfrentándome a la difícil tarea de reconciliar las historias que me contaron con la versión venenosa de mi tía.

Donato se acercó, visiblemente preocupado por la conmoción que estas palabras estaban causando en mí, buscando la manera de apaciguar lo que estaba ocurriendo.

—Emma, no debes prestar atención a sus palabras. Tu madre siempre fue una mujer admirable y amorosa. Nadie puede cambiar eso con mentiras —dijo, tratando de reconfortarme.

Mis pensamientos estaban sumidos en un caos. No sabía a quién creer o qué pensar. ¿Había vivido en una mentira todo este tiempo?

—Tú solo quieres manchar su memoria, Lila. No permitiré que arrastres el nombre de mi madre por el lodo con tus palabras llenas de rencor y veneno —dije con determinación, aunque mi voz temblaba por la confusión que se había apoderado de mí.

Mi tía soltó una risa despectiva, saboreando el impacto de sus palabras en mí.

—Cree lo que quieras, querida sobrina. Tarde o temprano te darás cuenta de la verdad. No soy yo quien la mancha, son los hechos. Ahora, si me disculpas, tengo asuntos que atender. Adiós, querida —dijo con una sonrisa maquiavélica y se alejó.

Me quedé paralizada, tratando de procesar toda esa información. Las palabras de Lila eran como espinas clavándose en mi corazón, llenándome de dudas y preguntas sin respuesta. Mis pies parecían clavados en el suelo, no me respondían.

Maxwell me tomó suavemente del brazo, buscando calmarme en medio de esa tormenta emocional.

—Emma, no le creas, se nota que ella está mintiendo, no le hagas caso, solo quiere herirte —intentó reconfortarme Maxwell, con una mirada llena de comprensión.

—Maxwell tiene razón —dijo Donato—. Tu madre fue una persona increíble, solidaria, amorosa, no dejes que esas palabras te hagan dudar de quién era realmente. Tu madre te amaba profundamente, eso no puede cambiar por lo que alguien más diga.

Aunque el apoyo de ambos era reconfortante, la semilla de la duda ya había sido sembrada en mi mente, y no sabía cómo deshacerme de ella.

—Necesito tiempo para procesar esto, Maxwell. Gracias por estar aquí —musité con voz entrecortada.

Levanté la vista y vi al padre de Maxwell, quien permanecía en silencio, me acerqué a él y me paré al frente, para que me diera una explicación.

—¿Es cierto? ¿Mi madre fue su novia y lo dejó para irse con mi padre cuando tuvo un accidente? —pregunté.

Los ojos del hombre me miraron centelleando de rabia, pero no respondió a mi pregunta, por el contrario, me ignoró y fijó su mirada en Maxwell.

—Nunca te he dicho lo que tienes o no que hacer en tu vida, pero por primera vez, te pido, no, te exijo que te alejes de ella —pronunció con firmeza.

Lo miré desconcertada, sin entender la razón de su reacción. ¿Por qué le estaba pidiendo eso a Maxwell? Su expresión tensa y sus palabras cargadas de urgencia me alarmaron aún más.

—¿Por qué? ¿Qué significa esto? —inquirí, buscando respuestas en su mirada, pero él desvió la vista, negándose a responder.

De hecho, se giró para irse, pero yo no estaba dispuesta a dejarlo ir, sin darme una explicación, lo tomé del brazo halándolo con fuerza.

—Usted no se va sin darme una explicación ¿Acaso qué cree que puede aparecer aquí y decir todo eso sin darme una explicación? —pregunté, sin dejar de observarlo.

Entretanto, Maxwell lucía consternado, sus ojos reflejaban una mezcla de preocupación y frustración. Se acercó a su padre, intentando interceder.

—Padre, por favor, Emma no tiene la culpa de lo que sea que haya ocurrido en el pasado, aunque si merece una explicación ¿Por qué me estás pidiendo que me aleje de ella? —cuestionó, buscando aclaraciones.

Maxwell parecía angustiado por mi reacción, quería ayudar, pero su presencia solo aumentaba mi agitación interna en ese momento. A pesar de su preocupación genuina, no podía soportar más emociones entrelazadas en mi mente y mi corazón.

—Emma, por favor, déjame ayudarte, no te alejes, vamos a buscar la verdad, si no lo he hecho hasta ahora es porque te estaba acompañando con tu padre, pero te juro que descubriremos lo que está ocurriendo—insistió Maxwell, acercándose con cautela.

—¡No! ¡Por favor, vete! —exclamé con desesperación, apartándome de su cercanía—. Necesito pensar.

Mis palabras parecieron afectar a Maxwell, su expresión reflejaba una mezcla de dolor y sorpresa. Miré a Donato, quien también se mostraba afectado por la situación.

—Donato, por favor, llévame a casa —supliqué, buscando desesperadamente alejarme de los Crane y del daño que podían ocasionarme.

Me alejé caminando con Donato, en silencio, mis pensamientos eran una maraña de confusión y dolor. No sabía a quién creer, no sabía qué pensar. La revelación sobre mi madre, el silencio inquebrantable del padre de Maxwell, todo se mezclaba en un torbellino que no lograba comprender.

Mientras seguía caminando sin rumbo fijo, la desesperación se apoderaba de mí, envolviéndome en un halo de angustia y dudas que parecían insuperables y por primera vez, no sabía qué hacer, todo era tan confuso, no tenía idea de cómo iba a saber la verdad, mis padres estaban muertos y quien podía ayudarme se negaba a hablar.

Hicimos el recorrido a la casa en completo silencio, Donato me dejó en la puerta, pero cuando iba a bajar lo detuve.

—Lo siento Donato, no quiero que bajes, lo mejor será que me dejes sola, por favor —pronuncié en tono suplicante y él asintió.

Caminé a la casa, a ese lugar que me traía tantos recuerdos de mi infancia, pero todos eran felices, nunca presencié discusiones entre mis padres, ni frialdad, todo lo contrario, la armonía y el amor que se respiraba era inigualable.

Cuando entre a la sala me senté por un momento en el sofá, pero estaba demasiado inquieta, no había ninguno de los empleados porque desde que enfermó papá le había dado los días libres.

Decidí ir al despacho de mi padre, esperando encontrar algo que me diera las respuestas que necesitaba, sin embargo, cuando abrí la puerta, me quedé sorprendida al ver a mi tía y a mi prima revisando cada lugar de la oficina.

—¿Qué hacen aquí? ¿Y por qué están revisando las cosas de mi padre? —pregunté mientras ambas saltaban producto de la sorpresa.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN