Tarah Kontos
Las sorprendentes similitudes entre la mujer de la fotografía, Lissa Kempless y Emma Leyton desataron una serie de preguntas intrigantes en nuestra mente. Alexis y yo intercambiamos miradas llenas de incertidumbre y desconcierto, tratando de conectar los puntos entre las imágenes antiguas y la presencia de ambas mujeres en nuestras vidas actual.
—¿Es posible que Emma Leyton tenga alguna relación con la familia de Lissa? —sugerí, tratando de asimilar la posibilidad que se estaba formando en mi mente.
—Pero Lissa nunca mencionó algo así. Además, Emma es la hija de Leyton, por consiguiente su madre es la esposa de este, mientras la de Lissa tengo entendido que se casó con su padre, pero se murió a darla a luz, y ella es mayor a Emma, por consiguiente, no pueden tener la misma madre. A menos que las madres de ambas sean gemelas —dijo Alexis pensativo.
—O que la madre de Lissa nunca haya muerto —respondí y Alexis frunció el ceño.
Seguimos viendo las fotografías y vimos una donde estaba ella y tres hombres tenían la mirada fija en ella.
—¿Estos quiénes son?
—Este es Massimo, el padre de Maxwell, este es Stiller Kempless y este creo que es Ilan Leyton, pero no sabía que él era amigo de mi padre cuando eran joven.
—Se veía que estos tres hombres babeaban por ella —dije señalando los hombres.
Seguimos viendo, y en otra aparecía un hombre que identificó como Massimo y la mujer parecida a Lissa y a Emma, besándose en la boca. Giré la fotografía y en el reverso decía Massimo y Emerith Rafferty.
—Entonces el padre de Max era novio de Emerith, ¿Cómo terminó ella casada con Leyton? —pregunté—, madre, esto parece una novela mexicana, cada fotografía cuenta una historia y despierta una intriga.
—Y sobre todo, ¿Cómo podría tener alguna conexión con la familia de Lissa? —respondió Alexis con una expresión de confusión.
Ambos estábamos desconcertados, tratando de desentrañar la posible conexión entre estas dos mujeres que, en apariencia, eran tan parecidas. Era como si hubiera un secreto oculto en las sombras del pasado que estaba emergiendo lentamente ante nosotros.
—Quizás deberíamos investigar más a fondo. Tal vez haya algo en la historia de las familias que aún no conocemos. Algo que Lissa nunca reveló o que no sabía —sugirió Alexis, levantándose y comenzando a revisar otras cajas.
Mientras revisábamos más fotografías y documentos, mi mente no dejaba de dar vueltas. La intriga se apoderaba de mí, y sentía la necesidad imperiosa de encontrar respuestas.
—Si existe alguna conexión entre ellas, debe haber rastros que nos den alguna pista. Es como si estuviéramos en medio de un rompecabezas, pero aún nos falta encontrar varias piezas clave —expresé, frunciendo el ceño mientras examinaba las fotografías con detenimiento.
Entre las imágenes y papeles dispersos, encontramos recortes de periódicos antiguos que hacían referencia a incidentes familiares, pero nada que pareciera vincular directamente a Emma Leyton con la familia de Lissa.
—Tal vez debamos indagar en el árbol genealógico de la familia Rafferty. Quizás haya alguna ramificación, algún pariente lejano que tenga relación con Emma —sugirió Alexis, examinando con detenimiento unos documentos amarillentos.
Asentí, asumiendo que esa sería una vía de investigación plausible. Mientras tanto, mi mente seguía retumbando con la extraña coincidencia del parecido entre las dos mujeres. ¿Podría ser una casualidad? ¿O había una conexión más profunda y oculta entre ambas?
Nuestros esfuerzos por encontrar respuestas se vieron interrumpidos por la llegada inesperada de una visita.
La puerta del sótano se abrió, y entró apresuradamente Maxwell.
—¿Qué hacen aquí? ¿Están en limpieza? ¿Puedo ayudarlos? —inquirió.
Nos miramos rápidamente, evaluando si debíamos compartir con Maxwell lo que habíamos descubierto hasta el momento. Alexis asintió y decidimos contarle.
—Sí, estábamos ordenando un poco, viendo recuerdos viejos, siéntate, hay algo que debemos contarte —dijo Alexis y le extendió la foto.
La especulación comenzó a tomar forma, mientras intentábamos encajar las piezas sueltas de esta intrigante historia. Era como si estuviéramos ante un enigma que se negaba a ser descifrado fácilmente.
—Es solo una teoría, una especulación... El padre de Lissa cambió su identidad para ocultar a su hija y así la madre no la pudiera encontrar, entretanto ella se casó con Leyton, tuvieron a Emma, y empezó una nueva vida —planteé, buscando alguna explicación lógica a la situación.
El silencio se apoderó de la habitación por un momento, dejándonos sumidos en nuestros propios pensamientos. La posibilidad de que Emma y Lissa fueran hermanas era un giro impactante, un secreto que podría haber permanecido oculto durante años.
—Entonces de esa relación entre Torrence y Emerith quedó embarazada de Lissa, pero ¿Por qué le dijo que había muerto? —preguntó Alexis mientras todos nos quedábamos pensativo.
—A menos que alguien la haya ayudado a escapar, algo debió pasar —dijo Maxwell.
—Conociendo a Kempless pudo habérsela robado —respondió Alexis.
—Hay algo más, la tía de Emma, dijo que su madre huía con su amante cuando tuvo el accidente —señaló Max.
—Podemos buscar los registros de los accidentes ocurridos en ese tiempo —mencionó Alexis.
—A menos que no sea cierto lo del amante, y quizás ella intentó buscar a su hija y fue cuando tuvo el accidente —todos me miraron con sorpresa y yo me sonreí. —, lo siento, mi imaginación está a mil, no puedo evitarlo, me pasan docenas de hipótesis, es que les juro que armé una novela en mi mente, pero hay algo más importante, debemos hablar con Lissa y Emma y pedirles que se practiquen una prueba de ADN, así resolveremos la primera interrogante —sugerí y ambos asintieron.
—Entonces debemos buscarlas y hablar con ella —declaró Maxwell—, yo me encargo de buscar a Emma.
—Y yo llamo a Gregory para que traiga a Lissa —respondió mi esposo—, de ser esto cierto, creo que tenemos al responsable de todo lo que ha ocurrido, porque esto se relaciona con todo lo que le sucedió a Leyton y a nosotros, porque Kempless está asociado con la madre de Thalía y el primo de Paul, lo que puede significar que todo lo ocurrido, es su responsabilidad y su móvil es la venganza.
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