Finnick respondió con otra pregunta
—¿Qué ha pasado en todos estos años?
Sin escuchar su respuesta, Evelyn retiró la mirada con decepción.
—En realidad, no estoy muy segura de los detalles. Tuve un pequeño accidente aquella vez...
Narró el incidente: Resultó que un limpiador que se encargaba de limpiar la zona contigua al almacén estaba presente el día en que se incendió. Cuando vio algunas llamas desde lejos, corrió a ver qué pasaba. Justo después de confirmar que había un incendio, su primer pensamiento fue pedir ayuda para extinguir el fuego. Sin embargo, notó una silueta dentro del almacén.
Como el fuego no ardía con fuerza, decidió echar un vistazo más de cerca, por si había alguien atrapado dentro. Le preocupaba salvar cualquier vida atrapada allí. De repente, vio a un chico y una chica, tirados en el suelo e inconscientes. Tenían las extremidades atadas. Sin pensarlo dos veces, desató las cuerdas y arrastró a la mujer fuera del almacén.
Tras asegurarse de que la chica estaba a salvo, se apresuró a salvar al joven. Antes de que pudiera entrar en el almacén por segunda vez, el fuego se hizo tan masivo que estaba quemando la puerta y se derrumbó ante sus ojos. Se asustó mucho y retrocedió para evitar las llamas. Mientras el gran fuego le amenazaba, luchó contra su propia conciencia y acabó por no arriesgar su vida para salvar al joven. En su lugar, llevó a la chica al hospital.
—Cuando me desperté en el hospital, no recordaba nada de mí ni del incidente. Las enfermeras me dijeron que una limpiadora de cuarenta años me llevó al hospital y ésta me contó lo que había pasado.
Cuando terminó, Evelyn lanzó a Finnick una mirada genuina, como si temiera que no creyera su historia. Finnick, por el contrario, tenía los ojos fijos en las copas y parecía estar sumido en profundos pensamientos.
—Entonces, ¿a dónde fuiste después? ¿Te acuerdas de mí ahora? —preguntó Benedict al saber que Evelyn sufría de amnesia, y la obligó a mirarle a los ojos. Necesitaba la seguridad de que ella recordaba a su hermano mayor. Evelyn tenía sentimientos encontrados y respondió:
—Ben. Si no me recuperé de la pérdida de memoria, ¿cómo pude encontrarte ahora?
—Una pareja de buen corazón que estaba cenando en el hotel fue testigo de todo y me defendió. Por desgracia, el hotel me despidió. Aunque la pareja no estaba satisfecha con la decisión del empresario, no pudieron hacer nada más que consolarme.
—En nuestro intercambio, se enteraron de mi situación y se apiadaron de mí. Por casualidad, su única hija acababa de fallecer en un accidente. Sabiendo que no podía recordar a mis familiares y que estaba sola, me acogieron como su ahijada y el resto fue historia.
—No sabía qué más hacer. Por lo tanto, acepté vivir con ellos. Más tarde, me uní a ellos y emigré a Nación A y desde entonces vivo allí.
Benedict estaba angustiado por lo que tuvo que pasar Evelyn. Debería haber estado disfrutando de la vida como la señora Morrison y siendo mimada por todos.
—Siento lo que has tenido que pasar, Evelyn…
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