(COMPLETO) EL CALOR DEL ORIENTE romance Capítulo 28

El corazón de Isabella, pareció detenerse por algunos instantes. ¡la ayudaría!, esa chica estaba dispuesta a ayudarla.

Quiso llorar de felicidad, porque parecía que todo podía tener un color diferente y que estar nuevamente cerca de Zabdiel, no se quedaría solo en sus sueños.

-¿Lo harás?- le susurra- ¿me ayudarás a escapar Azhohary?- su voz temblaba gracias a la emoción que experimentaba.

-Lo haré, Rosa inglesa. Por Alá, que lo haré. Tú aún tienes oportunidad de tener una vida diferente lejos de este lugar, y te ayudaré a que escapes, quizás así se borra ese dolor de tus ojos, solo te pido que me des hasta el día de mañana para pensar en cómo podemos lograr hacer que atravieses el muro de las cuevas y puedas escapar de aquí. Luego debes seguir mis indicaciones, es necesario que lleves mucha agua y algo de alimento, lo tomaremos de la cocina, y buscaré la forma de tener un caballo preparado para ti.

-¡Eso sería genial, oh Azhohary, muchísimas gracias!- dice casi llorando, sintiendo que se podría quebrar de felicidad.

-Sin caballo tendrías muy pocas posibilidades, debes preocuparte en ocultar ese cabello tuyo, y debes cabalgar sin descanso rosa inglesa, evita toparte con otros clanes en el desierto, porque de seguro no tendrías tanta suerte dos veces- Isabella, tembló internamente pensando en todos los riesgos que corría con ese escape, pero debía tomarlos, debía decidirse a correrlos, por estar de nuevo con Zabdiel, al menos valía la pena intentarlo, si no tenía suerte, podía asumir su destino sabiendo que había hecho todo lo necesario para volver con él.

-No tengo como agradecerte, Azhohary- sus ojos se llenaron de lágrimas.

-Sé feliz, así me daré por bien pagada- le dedicó una tierna sonrisa- ahora debo irme, pondré mi plan en marcha y por la noche te traeré algunas provisiones para que lleves. Solo ten cuidado.

-Lo tendré- le aseguró y la abrazó.

Zahra. . .

-¿Puedes creer que volvió a marcharse al desierto?- preguntó incrédula- ¡Se fue tras ella de nuevo!- gimió con frustración y enojo a la vez que se dejaba caer en un sofá.

-Por supuesto que puedo creerlo- respondió Esquizbel, con una gran sonrisa- está loco por ella, Zahra, es normal que haga todo por recuperarla. Lo que es una lástima, para él claro, es que sus esfuerzos no vayan a dar frutos.

-¿Estás seguro que la extranjera esa está bien oculta?

-¡POR SUPUESTO, ZAHRA!- gritó furioso, poniéndose de pie y arrojando la copa al piso- ¿vienes a mi casa a cuestionar mis acciones?

-No- respondió firme- es solo que quiero estar segura. ¿Te ha visto?

-¿Por Alá, eres tonta, mujer?- la mira con superioridad- si ella llega a verme, podrá acusarme o involucrarme con su rapto y no es eso lo que deseo. Quiero que confíe en mí, que cuando le pida que sea mi esposa, se arroje a mis brazos.

-¿Crees que eso sucederá?- preguntó frunciendo el ceño. Pensaba que su primo estaba soñando con imposibles, jamás creyó que Isabella se arrojará a sus brazos. 

-Estoy completamente seguro- le sonríe con malicia- Isabella Stone, será mi esposa.

-A mí me da exactamente lo mismo, no me importa lo que ocurra con esa mujer, siempre y cuando me quede el camino libre con Zabdiel.

-Tranquila primita, el estúpido jequecito, vendrá a tus brazos suplicando por consuelo.

-Y yo estaré lista para brindárselo- le responde Zahra, con una sonrisa maliciosa dibujada en el rostro.

Zabdiel. . .

Llevamos todo el día cabalgando y no hay rastros de Isabella, no sé cuánto tiempo pueda seguir soportando esta angustia que llevo entre pecho y espalda, y aunque anoche me hizo bien hablar con mi madre, ya hoy siento que la angustia vuelve a hacer mella en mi esperanza. Los días continúan avanzando y no logro dar con Isabella, llevo a toda una tropa conmigo, pero aun así me siento vulnerable y desnudo, porque me falta ella.

-¡Excelencia!- me grita uno de mis hombres y me giro hacia él.- Miré allá- me señala a lo lejos y me quedo viendo el lugar que señala. Empequeñezco los ojos al notar que es un campamento de bárbaros que cabalgan en dirección a nosotros.

-Bien, roguemos por obtener información.

Seguimos avanzando y al poco tiempo nos encontramos de frente con aquellos hombres.

-¿Cómo puede asegurar que no es igual a las demás Majestad?

-Porque no lo es- lo miro ceñudo- es de piel clara, ojos grandes y verdes, boca llena, y tiene el cabello dorado con algunos reflejos rojizos como el mismísimo sol al atardecer.

-La rosa inglesa. . . – susurra y lo miro abriendo mis ojos enormes.

-¿Tú la tienes? – le preguntó intentando controlar mi ira.

-Me temo que no, Majestad. La vi en un clan amigo hace pocos días. Ofrecí cincuenta piezas por ella, pero el jefe del clan no quiso vendérmela- siento unas inmensas ganas de bajar de la montura y golpear a ese hombre.

¡Isabella, no era un trozo de carne al cual comprar!

-¿Dónde está ahora?- le pregunto apretando fuertemente los puños.

-No lo sé- se encoge de hombros- no sabemos con exactitud la guarida de nuestros hermanos.

-Necesito encontrarla.

-Quizás sea imposible Excelencia, a estas alturas la rosa inglesa ya debe tener dueño.

-¡YO SOY SU ÚNICO DUEÑO!- gritó enfurecido.

-Majestad. . . – la voz de Zahir me insta a calmarme- será mejor que continuemos, no lograremos más de lo que ya tenemos.

-No han robado a una Norusakistana, sino a una extranjera que además, es mi prometida- le digo mirándolo con odio- haz correr la información de que quien la tenga terminará sus días en las mazmorras de Palacio- y sin decir más comienzo mi galope a toda velocidad.

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