(COMPLETO) My F*ucking Hot Boss romance Capítulo 13

La cena había transcurrido tranquila, por lo menos hasta el momento en que a Nicholas se le ocurrió hacerme una pregunta que no llego a mis oídos. Él al notarlo, pasó su mano frente a mis ojos para llamar mi atención.

–Perdona, ¿decías?

–Te preguntaba qué tal estaba tu cena.

Miré mi plato, el cual estaba casi intacto y dejo salir un suspiro sonoro.

–Está bien solo que...de repente perdí el apetito.

–¿Te sientes mal?¿te llevo al doctor?

Me río ante su evidente preocupación y niego.

–No pasa nada, estoy bien.

–No me lo parece.

Alza su mano sin previo aviso y llama al mesero, el chico llega en cuestión de segundos.

–¿Necesita algo señor?

–La cuenta.

Ni siquiera mira al chico, tiene sus esmeraldas puestas en mi como si tratara de descifrarme. El chico asiente y se va, regresando poco después con la factura por la cena, Nicholas le paga y salimos de ahí.

Una vez en el coche, él lo enciende y lo pone en marcha hacia mi apartamento, cuando llegamos él se detiene en la acera y pone los seguros.

–¿Y si nos vamos a mi casa?

Lo miro divertida y sorprendida a la vez.

–¿Por qué haríamos eso? Ya es tarde.

–Entonces me quedo aquí.

–¿No tuviste suficiente?

–Nunca tendré suficiente de ti.

Le sonrío cuando mi rostro se comienza a calentar y poner colorado.

–¿De verdad estás bien, Alyssa?

Él acuna mi mejilla en su mano y yo cierro mis ojos disfrutando de su calidez.

–Te prometo que lo estoy.

–¿Puedo entrar contigo?

Abro mis ojos de golpe, encontrándome con unas preciosas esmeraldas suplicantes.

–Por favor.

–De acuerdo.

Él me sonríe, apaga el auto y sale,dando la vuelta al vehículo para ir a ayudarme. Una vez que estoy abajo, coloca los seguros y me toma fuerte de la mano. Miro nuestras palmas entrelazadas y no puedo evitar la sonrisa que se ha formado en mi rostro. Nick eleva nuestras manos sin soltarlas y besa mis nudillos.

–Vamos.

Comienza a llevarme hasta el edificio y la imagen que me brinda me deja totalmente embelesada, tanto que tuvo que besarme para darme cuenta que ya habíamos llegado al apartamento.

–¿En que mundo vives?

Me dice riéndose y provocándome escalofríos por todo el cuerpo por oírlo.

–No lo se.

Le respondo apenada y saco las llaves de mi bolso, abro la puerta y ambos entramos, estoy cerrando cuando su cuerpo me aprisiona contra la superficie de madera.

–¿Que haces?

–Me gusta sentirte cerca.

Dice bajando sus manos a mi cintura y acariciandola para luego abrirse paso entre mi cuello y comenzar a besarlo.

–Nick...

–Shhh...boca cerrada.

Con un movimiento rápido me da la vuelta para quedar frente a él, me toma por el trasero y me levanta, haciéndome rodearlo con mis piernas y recargando mi espalda en la puerta. Mi respiración comienza a acelerarse.

–¿No dicen por ahí que jugar con fuego siempre nos ha iluminado la sonrisa?

Llevo su pene a mis labios, dejo un leve beso en la punta y después lo introduzco en mi boca.

–Diablos Alyssa.

Lo oigo decir pero lo ignoro y continúo con lo mío por varios minutos más.

–Alyssa basta.

Lo oigo decir con un hilo apenas audible de voz. Vuelvo a ignorarlo pero me separa abruptamente de él al jalarme hacia arriba por el cabello.

–Dije basta, preciosa.

Se levanta del sillón y me levanta cual costal de papas sobre su hombro y noto que se dirige a la habitación. Me tira sobre la cama y se lanza sobre mis pantalones.

–Esto solo estorba.

Dice mientras que los quita de un solo tirón.

–Esto, ni se diga.

Se refiere a mi blusa la cual, literalmente, desgarra y parte en dos.

–¡Oye! Era de mis preferidas.

–Cierra la boca.

Lo miro desafiante suelto la gota que derrama el vaso de sus deseos.

–Oblígame.

Agarra mis manos por encima de mi cabeza y las sujeta fuerte con su mano izquierda, se sube encima de mi pecho y toma su pene con su mano derecha para introducirlo nuevamente en mi boca.

–De los sonidos producidos por tus labios, este y tus gemidos son los que más amo, querida.

Se baja de mi y yo aprovecho para recargarme en el respaldo de la cama. Él pone sus manos en mis rodillas y abre mis piernas lentamente.

–¿Estás lista para mi?