–¿Lo quieres intentar?
La voz de Nick me hace volver a la realidad.
–Eh...no, estoy bien.
Para asegurar ser malo en este deporte, Nicholas le iba ganando a Roger por tres hoyos y yo solo le pedía al cielo que Roger no fuera vengativo como Corrine Fletcher, ya que otra desasociacion no nos vendía nada bien.
–Alyssa, ¿estás segura de no querer intentarlo?
–Es...es que no sé hacerlo.
–¡Lo hubieras dicho antes!¿para que crees que estamos aquí Nicky y yo?
Lo veo ir hacia mi y tomarme de la muñeca para después llevarme al punto de tiro.
–Tienes qué ponerte así...y el palo se sostiene de esta manera.
Mis ojos se abren de golpe al sentirlo tan cerca, la incomodidad comienza a invadirme y miro a Nicholas en busca de ayuda. Pero él solo nos está mirando con un gesto difícil de descifrar.
–Luego, tus rodillas, van flexionadas de esta manera.
–Entendí.
Le dije con intención de que se apartara y al parecer si logro atrapar la indirecta. Hice todo lo que me dijo y luego golpeé la pequeña pelota blanca con el palo pero casi al instante, éste salió volando de mis manos y casi golpea al chico que lleva los palos en la cabeza.
–¡Dios! ¿Estás herido?
–Eh...estoy bien señorita.
El chico se agacha para tomar mi palo y entregármelo pero me niego.
–No, no, no. Soy un peligro mortal con esa cosa en la mano.
Oigo a mis acompañantes reír e inclusive el chico me sonríe y luego guarda el palo en la gran bolsa que carga en el hombro. Veo a Nicholas ir hacia mi y entregarle su palo al chico, me toma por la cintura y me pega a su cuerpo.
–Rog, es hora de que Alyssa y yo nos vayamos.
Roger nos mira extrañado por unos segundos, luego su sonrisa se ensancha como la del Guasón.
–Vaya, vaya. Por lo que veo, me parece que esta vez sígueme te sacaste la lotería con la chica.
–Tienes toda la razón.
Él me pega aún más a su cuerpo y deja un beso en mi cabeza. Roger se acerca a nosotros y extiende su mano hacia mi.
–Bueno Alyssa, en verdad fue un gusto conocerte.
–Igualmente señor Donovan.
–Y bueno, sí este idiota algún día te rompe el corazón, aquí estoy yo para repararlo.
Me guiña un ojo y se echa a reír por mi evidente vergüenza.
–Pues espérala sentado, Roger.
–Sí, me parece que si.
Nicholas me suelta para darle la mano a Donovan y estrecharla.
–Nos vemos amigo.
–Ey Nicky.
–Nick, dime que usaste condón las veces que estuvimos juntos.
Sus ojos se abren tanto que casi salen de sus cuencas.
–¿No...no tomas nada?
–¡No, no tome nada!¡Dios!
El simple acto de respirar se me hace difícil, mis manos comienzan a sudar y un escalofrío me recorre la columna.
–Ey, ey, tranquila, todo estará bien ¿de acuerdo? Iremos con un médico.
Él sostiene mi rostro entre sus manos y mi respiración se tranquiliza, sin embargo, mi corazón sigue brincando como loco dentro de mi pecho.
–¿Como pude ser tan tonta?
Golpeo mi frente con la palma de mi mano; mi cabeza comienza a dar vueltas y de pronto me siento débil, si no estuviera sentada, ya estaría en el piso.
–Alyssa, necesito que te calmes, ¿sí?
–No lo entiendes, Nicholas. Justo ahora no puedo tener un hijo. No podría...ocuparme de él. No tengo la solvencia, sería una locura.
–¿Por qué...hablas como si estuvieras sola en esto?
Ante aquellas palabras, me giro a mirarlo y en sus ojos hay tristeza y dolor.
–Porque será mi hijo Nicholas, no te pienso obligar a...
–¿Obligarme? Alyssa, en primer lugar, no sabemos si estás embarazada, ¿de acuerdo? No te adelantes a eso. Segundo, ¿te crees que te dejare sola? Si estás embarazada, no fuiste la única involucrada, fuimos ambos. Y en tercero y por si no te quedo claro el segundo punto...no pienso dejarte sola en esto.
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