(COMPLETO) My F*ucking Hot Boss romance Capítulo 20

Debajo de mis ojos habían unas horribles manchas negras debido al hecho de que no había podido dormir en toda la noche. La simple idea de la posibilidad de que ahora mismo el hijo de Nicholas Lowel estuviese desarrollándose en mi interior, me aterraba al grado de no dejarme ni cerrar los ojos así que levantarme antes de que sonara mi alarma fue bastante sencillo.

Busque en mi clóset un pantalón de mezclilla y tomé una blusa color esmeralda para despojarme de mi pijama e ir a tomar mi ducha matutina, una vez hecha la rutina matinal—y de colocarme corrector de más para tratar de ocultar mis ojeras—salí de mi apartamento con rumbo hacia mi trabajo.

Desde el momento en que puse un pie en el edificio, sentí todas y cada una de las miradas sobre mi, no sé si era por mi evidente cansancio o habría algo más pero realmente no me importaba, lo único que quería era cumplir con mi trabajo e ir a casa a dormir.

Al llegar al piso 33 la enorme y reluciente sonrisa de Madison se borró al verme. Salude a ambas chicas con la mano y fui directo a mi oficina. Tiré mi bolso en el sillón y fui a mi silla, dejándome caer sobre ella con un sueño comunal.

–Linda, ¿te sientes bien?

Madison apareció sorpresivamente frente a mi y me miraba extrañada.

–Lo estoy, solo...no pude dormir anoche.

–¿Quieres un café?

–Sí, me vendría bien. Gracias.

Ella me sonrió y se retiró sin decir nada más, dejándome sola nuevamente. Respire profundo y encendí mi computador, casi al instante apareció un nuevo e-mail.

Si no hubiese estado sentada, me hubiera ido directo al suelo. Era un e-mail confirmando una cita con el doctor Gregory Maxwel, ginecólogo. Dios, Nicholas sí que trabajaba rápido.

–¿Como estas?

Y hablando del rey de Roma...

–¿En que momento entraste?

–Me dijo Madison que te encontrabas mal.

Dice evadiendo completamente mi pregunta.

–Estoy bien, solo estoy cansada.

–Se nota.

Lo miro mal y él ni se inmuta.

–¿Sabes? Acabo de recibir un e-mail algo extraño y lo digo porque yo en ningún momento agendé esa cita.

–Yo lo hice por ti.

–No necesito que hagas nada por mi, Nicholas.

–Pues ya lo hice, así que irás a ese consultorio esta tarde para que salgamos de dudas, ¿me entendiste?

Si tan solo pudiera matarlo con la mirada, lo haría en este mismo instante.

–Sí, señor.

Hay algo en sus ojos que no puedo descifrar y ni siquiera me molesto en intentarlo.

–Vendré por ti a las tres para llevarte.

–Lo que usted ordene y mande.

Se da la vuelta y sale, a los pocos segundos Maddie entra con mi café en sus manos.

–¿Sucedió algo?

–Alyssa McCann.

La chica busca algo en su computador y me mira, luego a Nicholas y después otra vez a mi.

–Los atenderá en un momento, pueden tomar asiento y cuando los reciba los llamaré.

–Gracias.

Dice Nicholas y me toma por el brazo para llevarme hasta la sala de espera. Pasaron al rededor de diez minutos cuando la chica se asoma de detrás de su computador.

–El doctor Maxwel los recibirá ahora.

Nicholas asiente, de nuevo me toma por el brazo y me levanta para ir al consultorio.

–¿A donde...

–Sígueme.

Mi intención era preguntar a la chica a donde ir pero, parecía ser que Nick conocía bien el camino. Cuando nos detuvimos frente a una puerta, Nick golpeó dos veces y luego entramos.

–Pero mira nada más, una aparición.

Un hombre joven, aproximadamente de unos veintisiete años, salió detrás de una cortina y se paró frente a nosotros con las manos en las caderas.

–¿Como estas, Greg?

Nick le sonrió y luego el hombre me miró a mi.

–Hola, ¿eres Alyssa?

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