–Lo soy.
Extiendo mi mano hacia él y él la toma. Nos invita a tomar asiento y cuando cada uno está en su lugar, siento un sudor frío recorrer mi cuerpo.
–Y bien, ¿a que debo su visita, señorita?
–Ahm, bueno...
–Queremos saber si está embarazada.
El hombre ríe.
–Ya veo. ¿Quieres contarme?
Me dice y mi cuerpo entra en pánico.
–No usamos protección, Greg, y bueno...digamos que...bien, me vine dentro de ella.
Mi rostro comienza a arder de pronto y unas ganas inmensas de asesinar aparecen.
–¿Todo bien con tu ciclo menstrual?
–Sucedió hace poco y no, aún no es tiempo así que no lo sé.
–Bien, entonces te haremos exámenes ¿te parece?
–Sí, está bien. Lo que sea, yo solo...quiero saber qué es lo que va a pasar.
Comienzo a mover mi pierna frenéticamente de arriba a abajo, capturando la atención de Nick. El doctor se levanta de su asiento y desaparece nuevamente por la cortina de donde salió.
–¿Podrías tranquilizarte? Me estás poniendo nervioso.
–¿Y te crees que yo lo estoy disfrutando?
Digo taladrándole el rostro con la mirada, ¡DIOS! Definitivamente este hombre podía ser un completo idiota si se lo proponía. Segundos después, el doctor Maxwel apareció nuevamente con una jeringa y unos tubos para muestra de sangre. Mis ojos casi se salen de sus cuencas al ver la cantidad; eran tres tubos de diez centímetros y cuatro de quince. Tragué grueso cuando los coloco sobre la mesa.
–¿Es necesario...sacar tanta...san-sangre?
Pregunto.
–Sí si queremos estar cien por ciento seguros.
Madre mía.
–De acuerdo, extiende tu brazo izquierdo.
Y lo hice. Él coloco una liga de hule a la mitad de mi brazo, antes del doblez en mi codo, y la apretó con un nudo.
–Bien, necesito que abras y cierres tu palma unos segundos para poder ver tu vena.
Y lo obedecí. Dios, ¿cuánto tiempo más iba a tardar? Una de las cosas que más odio en el mundo es el suspenso y las agujas, y ni hablar de las dos cosas juntas.
–Aquí vamos.
Cierro los ojos fuertemente cuando siento una mano apretando fuerte la mía, los abro de golpe y veo a Nicholas, él está mirando mi brazo, sigo su mirada y a los segundos me doy cuenta del error que cometí ya que, bueno, al ver la sangre salir de mi toda la cabeza me comienza a dar vueltas así que cierro los ojos otra vez.
–Bien chicos, sus resultados estarán listos el lunes próximo, se los haré llegar por e-Mail.
–De acuerdo.
Nicholas se levanta y extiende su mano hacia Greg, quien lo imita mientras yo permanezco hundida en mi asiento como niña pequeña a la que acaban de vacunar contra el sarampión.
–Gracias amigo.
–Fue un gusto verte, Nicky.
Oigo a Nick bufar para luego extender su mano hacia mi, la tomo fuerte y me levanto del asiento. Efectivamente, como el doctor dijo, mi cabeza daba vueltas, lo que provocó que me tambaleara y estuviera por caer al suelo, afortunadamente estaba Nick ahí mismo para evitarlo tomándome por la cintura y pegándome a su cuerpo.
–Tómalo con calma, linda.
Oigo reír al doctor y Nicholas me ayuda a salir de ahí. Pasamos la recepción y cuando llegamos al auto, él me ayudó a subir y ni siquiera me importó nada, me deje caer sobre el asiento y cerré mis ojos. Escuche a Nick encender el motor y ponernos en marcha, pero no vi a donde se dirigía y tampoco me importaba, lo único que quería era dormir. Dormir y no despertar por tres días seguidos.
–¿Tienes hambre?
Lo oigo decir ya que mis ojos continúan cerrados.
–No, solo...estoy cansada, quiero dormir.
–De acuerdo.
No dice ni una palabra más y continúa conduciendo. Por un momento dejo de sentir el cuero bajo mi piel, dejo de oír el ruido del motor y el único sonido a mi al rededor es el de las llantas yendo a toda velocidad sobre la carretera y siento como si estuviese flotando, y de pronto, de un segundo a otro, ya estoy profundamente dormida.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: (COMPLETO) My F*ucking Hot Boss