Despierto gracias a un irritante sonido cerca de mi oído pero cuando quiero abrir los ojos, una luz blanca que da directo a mis ojos me ciega momentáneamente.
–¿Alyssa?
Mi corazón comienza a ir más despacio e intento abrir otra vez mis ojos despacio para acoplarlos a la luz.
–Nick, ¿qué pasó?
Él aprieta ligeramente mi mano y luego la lleva a sus labios, deja un largo beso sobre mis nudillos y luego me mira.
–¿Que es lo que recuerdas?
–Tu y yo, en el piso y...es todo. Recuerdo que después todo se puso negro y ya no hay más.
–Te desmayaste, Alyssa. Has estado inconsciente casi un día.
–¿QUE? Pero...¡mi trabajo!
Me levanto de golpe pero Nick me sostiene por los hombros y vuelve a recostarme en la camilla.
–¿Estás loca? No vuelvas a hacer eso, ¿como te preocupa más el trabajo que tu propia salud, por Dios?
–Nick, no puedo dejarlo así como así, tengo responsabilidades.
–Escúchame, hablé con mi padre y a él no le importa que faltaras hoy. De hecho lo entiende y está justo afuera más preocupado por tu salud que tú misma.
–Tu padre...¿está aquí?
–Y Samantha, no se ha separado de aquí.
–Pero...
–Entiende que te queremos bien, Alyssa. Queremos tu bienestar.
Él se acerca y acaricia mi cabello, luego mi mejilla y por último retira la maldita lagrima que acaba de caer.
–Yo...es que no lo entiendo.
Subo mi vista a la suya y parece ser que él tampoco entiende.
–¿Que es lo que no entiendes?
–El por qué están tan preocupados por mi si no soy más que una empleada.
Desvío mi mirada y él suspira pesado con su rostro reflejando evidente frustración.
–¿Por qué no lo entiendes, Alyssa? Eres más que alguien que entro a la oficina por un nuevo empleo, eres importante para mi y mi familia lo nota, ellos lo saben y están bien con ello.
Eso me deja sin palabras, ¿que se supone que diga?¿gracias?. Puedo notar en sus ojos que no está esperando una respuesta, la está suplicando.
–Nick, yo...
–Señorita McCann, me alegra que esté despierta.
Me veo salvada por la campana cuando un hombre con bata blanca aparece en mi campo de visión y se acerca a nosotros.
–Doctor, ¿ya tiene los resultados?
Le pregunta Nick.
–¿Que resultados?
Mi vista viaja al doctor y luego a Nick, y así unas tres veces.
–Te hicimos unos estudios para buscar la razón de tu desmayo y el señor Lowel me comentó que todo el día de ayer te sentiste fatigada.
–No había dormido la noche anterior.
–Dolor de cabeza, mareos, fatiga, falta de sueño, son síntomas de una anemia severa, señorita McCann y bueno, combinados con una buena dosis de estrés y mala alimentación pueden llegar a provocar colapsos como el que tuvo usted el día de ayer.
–¿Tengo anemia?
–Sí, así es.
–O sea que no...hay nada...¿aquí?
Digo haciendo unos círculos sobre mi vientre, provocando una suave risa de ambos hombres a mi lado.
–No, no hay nada ahí.
Suspiro aliviada y siento como un gran peso de mis hombros es removido.
–Muchas gracias, doctor Paxton.
–Mejor, señor Lowel. Muchas gracias por preocuparse.
–Alyssa, ella es mi madre.
–Es una pena que nos conozcamos de esta manera pero, es un gusto conocerte, linda.
–El gusto es mío, señora.
–Llámame Claire, preciosa.
Le sonrío y asiento en su dirección.
–Bueno Alyssa, únicamente queríamos asegurarnos que en verdad estuvieras bien, nos vamos para que sigas descansando.
–De acuerdo, muchas gracias por venir y preocuparse.
Richard y su esposa me dedican una sonrisa y se van por donde habían llegado, dejando a Samantha y a Nick conmigo.
–Así queeee...¿el bebé?
Yo río y me bajo la sábana hasta el inicio de mis piernas.
–Aquí—le digo haciendo otra vez unos círculos sobre mi vientre—, no hay bebés.
–¿Queeee?
Ella me dedica una mirada de tristeza y luego le dedica una furiosa a su hermano y le golpea en la nuca.
–¡Ni siquiera para eso sirves, Nicholas!
Nick la fulmina con la mirada antes de jalarla de la oreja.
–No me vuelvas a hablar así, niña demente.
–¡Aaaah! Más te vale que me des sobrinos y pronto Nicholas o juro que te voy a golpear tan fuerte en las bolas que ya será muy tarde para pensar en tener descendencia.
Ella se cruza de brazos, retando a su hermano con la mirada, luego se gira hacia mi y me dedica una sonrisa.
–Adiós linda, que te mejores.
Me guiña un ojo y sale de la habitación, dejándome con total asombro reflejado en mi rostro, volteo a ver a su hermano y él me mira avergonzado.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: (COMPLETO) My F*ucking Hot Boss