(COMPLETO) My F*ucking Hot Boss romance Capítulo 26

–¿De...de verdad quieres que vaya?

Oigo a Nicholas bufar. Lo miro unos cuantos segundos, su mirada permanece en el camino. Luego volteo hacia Sam, ella asiente y espera sonriente por mi respuesta.

–Me encantaría, muchas gracias por invitarme.

Sam se deja caer en el respaldo del asiento y continúa cantando toda canción que suena, esa chica es un karaoke andante. Nicholas tiene fija su vista en la carretera, no ha pronunciado palabra en un largo rato y yo simplemente me limito a imitarlo, con mis manos sobre el creciente nudo en mi estómago.

Después de un rato más conduciendo, Nicholas finalmente entra a la zona hotelera junto a la playa y unos kilómetros después se adentra en una zona residencial privada. Saluda al guardia de la entrada y conduce hacia el interior de la colonia, girando a la izquierda y entrando por un portón de metal blanco. Descubro una casa de playa que conforme nos acercamos, cada vez es más inmensa. Nicholas estaciona el auto junto a la entrada y lo apaga. Sam sale como rayo del auto y abre la casa mientras Nick va a mi lado para abrirme la puerta.

–¿Es aquí?

Él asiente y extiende su mano hacia mi, yo la tomo y bajo del auto. Nick me sostiene de la cintura para ayudarme con los escalones mientras que Sam sostiene la puerta para nosotros. Una vez que llegamos al vestíbulo, miro fascinada el enorme ventanal que da al patio trasero y a la playa.

–¿Estás lista?

Me dice Sam con una sonrisa traviesa. Ella me toma de la muñeca y me lleva hacia afuera, pasamos de largo la piscina y unos camastros a su orilla para llegar a la pequeña cerca que nos llevará al mar.

–¡Samantha!¡más despacio!

Oigo como Nick le grita a su hermana y me río cuando lo veo correr desesperado detrás de nosotras. Finalmente Sam se detiene debajo de una gran sombrilla con una mesa y sillas para nosotros, se quita sus sandalias y su ropa la deja sobre la mesa. Nick llega hasta nosotras y mira mal a su hermana.

–Sí vuelves a llevártela corriendo así juro que te llevo al mar y te ahogo, Samantha.

–Primero tendrás que atraparme, cubito de hielo.

Sam le saca la lengua a Nick y yo me río, lo encaro y tomo por los hombros.

–¿Iras al agua con nosotras?

Le doy una mirada de cachorrito y él sonríe.

–En un momento, preciosa.

Le sonrío y comienzo a desvestirme frente a él, dejo mi ropa junto la de Sam y voy al agua.

Ella ya está ahí chapoteando como una niña pequeña en su primera visita al mar y una tierna imagen de los pequeños Lowel aparece en mi mente. Sonrío y me adentro en el océano. La temperatura del agua es perfecta, es templada y hace que mi cuerpo se relaje. Dejo mi cuerpo flotar mientras mi mirada se clava en el cielo pintado de un azul tan brillante y vibrante que me olvido de todo a mi alrededor. Segundos después, siento unos brazos tomarme por debajo y sosteniéndome fuerte contra algo duro. Despego mi mirada del cielo y la dijo en los hermosos ojos color esmeralda que me miran como si tuviesen en frente un precioso tesoro.

–¿Que haces?

Nicholas me sonríe e instantáneamente él mismo gesto aparece en mi rostro.

–Solo miro el cielo. Está bellísimo. Míralo.

Él sonríe de lado y me mira con aún más intensidad.

–No hay nada que se compare contigo, tú eres lo más bello que ha habitado la tierra.

Me río y él me pega aún más a su cuerpo, bajo de sus brazos y tomo su rostro entre mis manos para después dejar un beso sobre sus labios.

–Me tienes extasiado en cuerpo y alma, Alyssa y no sé...qué fue lo que hice para merecerte.

Paso mis brazos por su cuello, mis piernas rodean su cadera y me aferro a él. Me aferro a su cuerpo con el temor de que en cualquier momento llegue una sirena loca y quiera arrancarlo de mis brazos, de mi vida...y eso no lo iba a permitir.

–¿Por qué? Porque te dijeron que te alimentaras bien, Alyssa, por eso.

–Solo dos rebanadas.

–No un mordisco siquiera.

–No soy una muñeca de cristal, Nick. Puedo comer pizza y nada pasará. Puedo correr, nadar y subir escaleras por mi misma.

–No lo voy a permitir. Es muy descuidado de tu parte no dejarme cuidarte.

–¡Es que tantos cuidados no son necesarios! No soy de porcelana, no me voy a romper.

–Nick, ya basta.

Sam llama la atención de su hermano y pone una mano sobre su hombro.

–La cancelaré no hay problema.

Yo bufo y me cruzo de brazos pero Nick agarra su camisa y se va hecho una furia a la casa, dejándonos solas a Sam y a mi.

–Alyssa.

Ella me llama pero yo continúo mirando hacia el horizonte.

–Lo conozco, es mi hermano y sé que puedo ser algo excéntrico, excesivo y controlador, pero créeme que no quiere que te pase nada. Estaba muy preocupado cuando te desmayaste y él quiere que estés bien, es por eso que te cuida con tanto afán. Nicholas es así de dedicado cuando alguien en verdad le importa.

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