–Niños, ¿quieren algo para merendar?
La mirada confundida de Will se posa en mi mano entrelazada con la de Nick luego me lanza una interrogante. Le asiento en señal de que todo está bien pero no lo acepta por completo.
–¡Siiiiii!
Los niños vienen corriendo hacia nosotros, Eli aferrada al bracito de su hermano.
–Mami, ¿quien es él?
Pregunta Max al vernos tomados de las manos.
–Es mi papi.
Interviene Luca y se abraza a la pierna de Nick.
–Sí y...es una persona muy importa para mami, lo quiere mucho.
Me agacho para estar a la altura de mi hijo, Max mira unos momentos a Nick con desconfianza pero luego le sonríe abiertamente.
–Hola papi de Luca.
Nick le sonríe de vuelta, y me imita para estar a la altura de nuestros hijos.
–Hola, ¿como te llamas?
–Soy Max.
–¿Y tu, nena?
Fija su mirada en la tímida niña escondida detrás de su hermano.
–Ella es Eli.
Dice Max por ella.
–Nena, no pasa nada. Ven.
Abro mis brazos para ella y corre hacia ellos y me abraza por el cuello.
–Nena, puedes decirle hola al papi de Luca.
Ella, con su cabecita gacha, extiende su manita hacia Nick.
–Hola, me llamo Eli.
Nick la toma, la acaricia y le sonríe.
–Es un gusto conocerte Eli.
–¿Quieres ver la muñeca que me regaló mi tío Will?
Su timidez se había esfumado y ahora lo miraba sonriente y sus ojos con esa chispa traviesa que la caracterizaba. Nick alza su rostro, mirando a Will descaradamente.
–Eso me encantaría.
Eli sale corriendo se mis brazos y corre con rumbo a la casa, seguida por sus hermanos. Nick y yo nos ponemos de pie, pero él no quita la mirada de Will.
–¿Le dijiste?
Yo asiento.
–Bien. Espero y también le hayas dicho que no tiene ningún derecho sobre ellos.
–Will, él no sabía que yo estaba embarazada, ni siquiera yo lo sabía. Además yo lo abandoné.
–Alyssa, ¿estás escuchándote? Todos estos años, te la has pasado diciendo que él no era necesario, ni en tu vida ni en la de tus hijos, ¿ahora solo lo aceptas porque se le ocurrió poner un pie en el país?
–Will, ese no es tu asunto. Él es el padre de mis hijos nos guste o no. No pienso seguir negándoles ese derecho, a ninguno de los tres.
–¿Y yo donde quedo? Yo fui quien estuvo en todas las rodillas raspadas, en los primeros pasos, en las pesadillas ¿y donde estaba el? Con su hijo y la otra mujer.
Nick da un paso al frente, imponiéndose.
–No me conoces. No tienen ni puta idea de cómo es mi vida así que cierra la boca de una buena vez antes de que te la rompa y ya no puedas hablar más.
Ambos reímos.
–Sí, lo son. Pero te dire un secreto, tú eres la más linda de todas.
Nick le guiña un ojo y Eli abraza su muñeca, sonrojada.
–Señor papi de Luca.
Lo llama Eli, volviendo su rostro al tono natural.
–Dime nena.
–¿Usted conoce a mi papi?
Eli pregunta, dejándonos helados a Nicholas, a Will y a mi y de paso llamando la atención de Max y Luca. Nick voltea a verme en busca de ayuda, pero yo no sé qué hacer ni decir. Estoy completamente sin palabras ante la cuestión de mi hija.
Ellos nunca, en ningún momento desde que habían comenzado a hablar, habían dicho algo con respecto a su padre. Su figura paterna siempre había sido Will. Ellos sabían que no era su verdadero padre pero lo veían y querían como si lo fuera.
–Muñeca, ¿no querías merendar? Puedes comer galletas después.
–Siiiii.
Ella asiente con frenesí y se abraza a su cuello.
–Tío, ¿nosotros también podemos comer galletas?
Max utiliza sus ojos de cachorro con Will y Luca lo mira también suplicante.
–Claro, después de comer.
Los niños asienten y corren hacia la casa, seguido por Eli y Will, quien nos lanza una mirada antes de desaparecer.
–¿Como crees que lo tomen?
–Realmente no lo sé, Nick. Nunca han tenido un padre y...yo fui la causante.
Agacho la cabeza, avergonzada de mi misma y de la estúpida decisión que tome hace seis años, nunca debí haber dejado a Nick aquel día.
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