(COMPLETO) My F*ucking Hot Boss romance Capítulo 37

Nick y Luca se habían ido hacía ya unas cuantas horas. Los mellizos, agotados de jugar toda la tarde, se encontraban ya bañados y acostados.

Solo quedábamos Will y yo.

–¿Que harás?

Su voz hace eco dentro de mi cabeza, en medio de todos mis pensamientos.

–¿Sobre que?

–El padre apareció y quiere estar en sus vidas, ¿ahora que?

–No lo sé. Necesito hablarlo con Nick.

–Sí te lo pide, ¿te irías con él?

Él no me mira, tiene su vista puesta en sus dedos nerviosos.

–No lo sé, Will. No quiero que mis hijos sigan sin un padre pero tampoco quiero volver a dejar a mi familia.

–Sí te pido...que te quedes conmigo, ¿lo harías?

El voltea a mirarme y me transmite un sentimiento extraño. Una sensación de culpa oprime mi pecho.

–Will, yo te quiero. Tu siempre has estado ahí para mi y mis hijos, eres mi mejor amigo pero, me temo que el amor que siento por ti no es el que tú esperas...lo siento mucho.

Me sonríe con tristeza y lleva una mano a su cabello con frustración.

–Ya lo sabía, solo...quería hacer un último intento.

Le extiendo mi mano, él la mira unos momentos, la toma y hacemos nuestro antiguo "saludos secreto" qué inventamos en la preparatoria.

–Lyss, ¿todo bien?

Estaba tan inmersa en mis propios pensamientos, que no había oído entrar a mi madre a la casa. Era enfermera y apenas llegaba de su turno en el hospital.

–Sí ma. Todo bien.

Se sienta a mi lado, al ver su rostro puedo ver lo agotada que se encuentra. Ella siempre trabajo duro para sacarnos adelante a mi hermano y a mi, me había recibido en su casa nuevamente y fue la más feliz al enterarse de mi embarazo. Ama a sus nietos y a sus hijos como se ama a ella misma o incluso más.

–Mi nena, no puedes engañar a mamá. Algo tienes y aquí estoy para escucharte.

Ella tiene un imán en su mirada, uno que te obliga a prestarle atención.

–Lo que no comprendo, es por qué no lo buscaste al enterarte de tu embarazo.

–Tenía miedo, mamá. Aún lo tengo.

–Nena, ¿desde cuando "miedo" está en tu vocabulario? Nunca en mi vida, había conocido a alguien tan valiente como mi pequeña Alyssa.

–Fui una completa y estúpida cobarde.

–Mi amor, aún estás a tiempo de remediar tu error, darle un padre a tus hijos y ser feliz con el dueño de tu corazón. Ese Nicholas ya me agrada, debe ser un buen hombre para haber logrado conquistar ese corazón tan testarudo que te cargas.

Río y asiento.

–Lo es, mamá. Él es maravilloso.

–Bien, entonces no sé qué esperas para llamarlo e invitarlo a comer mañana.

–Vale, lo haré.

–Eso, mi niña. Anda por tu hombre.

Da unos golpecitos en mi hombro y se levanta del sillón, me sonríe con cansancio y desaparece unas puertas después al entrar a su habitación.