¿ES REALMENTE ELLA?
―¡No suéltenme! ¡Auxilio! ¡Auxilio!
El oído de Cassian se agudizó cuando la voz completamente familiar para él llegó de repente. Su corazón se aceleró y su cuerpo se estremeció, y por un momento llegó a pensar que estaba loco. Pero cuando el llamado de auxilio se hizo más fuerte, no dudo.
―¡Suéltenme…! ¡Por favor, no me hagan daño! ―la mujer rogó con lágrimas en los ojos.
Su cuerpo se transformó por completo y corrió hacia donde provenía la voz, Lorcan no tuvo más remedio que seguirlo sin comprender qué estaba pasando. Para cuando llegaron, una mujer loba estaba siendo arrastrada por dos lobos betas.
La loba se encontraba temblando y sin saber cómo reaccionar ante la amenaza de los lobos. De repente, escuchó un rugido que la hizo mirar rápidamente. Vio a un gran alfa corriendo hacia ella, con su pelaje oscuro brillando bajo la luz del sol.
El instinto de protección de Cassian lo llevó a abalanzarse contra los lobos y vencerlos sin dificultad. Fue cuando miró el rostro de la mujer que su cuerpo pareció congelarse y ser transportado al pasado. Volvió a su forma humana y miró a la mujer que temblaba en el suelo con incredulidad.
―¿Ruth?
La loba de aspecto gentil y débil, parpadeo y no respondió a su llamado. Contrario a lo que se esperaba, se apartó temerosa y negó rápidamente.
―Por favor, señor… se lo ruego… no me haga daño.
El cuerpo de Cassian se estremeció al escucharla. ¿Por qué le decía eso? ¿Es que acaso está negando conocerlo o… no es la misma persona?
«No. Tiene que ser ella. No podría haber dos mujeres exactamente iguales en el mundo»
Y hasta donde él sabía, Ruth Simmons, no tenía una hermana gemela. Dio un paso cauteloso hacia ella y extendió su mano.
―Ruth… soy yo… Cassian. ―dijo con toda la ternura que le fue posible ―No voy a hacerte daño.
La mujer de ojos marrones y cabello castaño frunció las cejas sin comprender.
―¿Quién es… Cassian?
Cuando escucho esto salir de sus labios, el corazón del alfa pareció detenerse. Fue como un cuchillo clavándose en lo más profundo de su ser.
―Ruth…
―¡Por la diosa! ―la voz sorprendida de Lorcan hizo que ambos giraran sus rostros. El beta caminó sin quitarle los ojos a la mujer en el suelo. ―¿Ruth?
La chica miró a los dos lobos de aspecto intimidante y trago grueso, respiro para calmarse y finalmente habló.
―No sé quién es Ruth, ¿Por qué me llaman por ese nombre?
Lorcan miró a su amigo atónito, y Cassian no estaba mejor. Luego enfocó nuevamente a la mujer y afirmó.
―¿Por qué ese es tu nombre? Te llamas Ruth Simmons.
La chica abrió y cerró los labios sin saber qué decir. Reflexiono las palabras del beta y llegó a la conclusión de que quizás estos eran lobos que intentaban aprovecharse de ella, como los otros. No iba a permitirlo más.
―Saben que…
―Rose, ¡¿Qué haces allí?! ¡Deja de holgazanear y ven a atender a los clientes!
El dueño del pequeño restaurante salió por la puerta trasera y le gritó.
―¡Sí… sí ya voy! ―se puso de pie y se sacudió el humilde vestido que llevaba y luego los miro. ―Debo irme. ―sus ojos marrones enfocaron a Cassian ―No sé quién es Ruth, sin embargo, debo darte las gracias por salvarme.
Asintió en silencio y comenzó a caminar hacia el restaurante. Pero Cassian no quería dejarla ir.
―¡Espera! ―grito y corrió tras ella ―Necesitamos hablar.
―Lo siento, mi turno está por terminar y mi jefe es un mandón, amargado y dictatorial. No voy a perder el tiempo y si lo que busca es sexo, lo siento, no soy una prostituta… señor.
Dejó a Cassian sin palabras y se fue. Tanto el alfa como Lorcan estaban sin palabras.
―¿De verdad… es ella?
―No lo sé. ―dijo Cassian sin encontrar una respuesta a la pregunta.
―¡Por la diosa! Ella es idéntica a Ruth… ―Lorcan seguía en negación ―Tiene sus mismos ojos, su boca e incluso su voz. ¿Cómo es que…?
El alfa seguía sin hablar, sus manos estaban apretadas con fuerzas y su mente no dejaba de hacerse una pregunta tras otra.
―Aún no tengo respuestas, Lorcan. Pero puedo asegurarte de que las encontraré.
―¿Qué vas a hacer?
―Hablar con ella.
―¿Y qué?
―Y yo soy tu compañero. ―cuando Cassian dijo estas palabras, fue como si una parte de él, le fuera arrancada. Pero tampoco podía omitir la fuerte conexión que tenía con la mujer frente a él. Es por eso, que está seguro de que ella es la mujer que creyó muerta durante tanto tiempo, si no es así, ¿Por qué se siente de esa manera cuando está cerca de ella?
―¿Mi compañero?
―Lo soy.
―Pero… yo no te recuerdo. En realidad… ―bajo la mirada y apretó sus ahora toscas manos ―… no recuerdo nada de mi pasado.
Cassian se puso de pie y se sentó junto a ella, tomó sus manos entre las suyas y las apretó suavemente.
―¿No recuerdas nada?
La mujer asintió.
―Un día desperté y estaba con unas sanadoras… ―Ruth respiró hondo y continuó ―… ellas cuidaron de mí y luego… luego no supe qué hacer, no sabía si tenía familia o hijos.
Al escuchar la palabra hijos, las heridas que pensó cerradas se abrieron. Cassian tuvo que poner todo de su parte para mantener el control.
―Ruth… ―no pudo evitar extender su mano y acariciar su cabello. El que un día se sintió suave y sedoso entre sus dedos ―… ya no estarás sola nuevamente. Te juro que voy a protegerte a partir de ahora, ¿de acuerdo?
Pero la mujer negó con la cabeza.
―No. No puedo confiar en ti, yo no sé quién eres. No…
―Shh, cálmate. ―apretó su mano ―No voy a hacerte daño, pero si voy a cuidar de ti, ¿ok?
―¿En realidad eres mi compañero? ―el pecho de Ruth subía y bajaba rápidamente ―¿Nosotros…?
El alfa tardó en responder y por primera vez desde que despertó, pensó en Aylin. La había olvidado por completo. ¿Por qué la diosa le hacía esto, justo ahora? ¿Qué sentido tenía?
Sin embargo, él había hecho una promesa y aunque hubieran transcurrido los años, tenía intenciones de cumplirla. Hablaría con Aylin y le explicaría. Ella tenía que entender.
Miró nuevamente a Ruth y sonrió.
―Sí. Tú y yo somos almas gemelas.
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