CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 46

LA LLEGADA DE RUTH.

El todoterreno se detuvo frente a la entrada de la gran casa, las tres personas que iban en el auto no dijeron una palabra durante todo el camino. Cassian apagó el motor y miró un segundo a Ruth, quien miraba con curiosidad todo a su alrededor.

―¿Nada se te hace conocido? ―pregunto con suavidad ―No ha cambiado mucho desde que…

La mujer sonrió y tomó suavemente su mano, algo que no pasó desapercibido para Lorcan que observaba en silencio detrás de ellos, afortunadamente Cassian apartó la mano de inmediato. A pesar de sentir ese fuerte deseo hacia Ruth, ponía todo de su parte para contenerse, no quería, ni deseaba traicionar a Aylin.

―Bien, entonces es hora de entrar ―dijo y abrió la puerta del auto.

Mientras tanto dentro de la gran casa se respiraban aires de amor, una de las empleadas de la mansión reconoció el auto del alfa y corrió a avisarle a su señora. Llamó a la puerta y abrió de sopetón.

―¡Señora! El alfa ha vuelto.

Los ojos de Aylin brillaron emocionados, acompañados de una gran sonrisa. Salió de la habitación y bajó las escaleras ansiosa. Lo había extrañado demasiado, quería correr y echarse a sus brazos, sentir la calidez de sus labios, quería amarlo.

Sin embargo, cuando llegó a la sala, la sonrisa de felicidad en sus labios se esfumó. Cassian había regresado, pero no estaba solo, junto a él había una mujer… hermosa.

Leila, que iba saliendo de la cocina, se congeló en su sitio y la bandeja en sus manos se resbaló de sus manos. Sus ojos miraron a Ruth con una mezcla de asombro y temor. No obstante, no dijo nada.

Cassian, por otro lado, se sentía atrapado entre su pasado y su presente, sin saber cómo manejar la situación. Aylin de inmediato supo que algo no andaba bien, la tensión, sus caras lo decían todo. Y Lorcan no quería seguir siendo parte de esto, ya que se sentía bastante incómodo. Esto era algo que debía ser hablado entre ellos, así que se aclaró la garganta, se disculpó y subió a su habitación.

Después Leila hizo lo mismo, pero antes de que diera un paso, Cassian ordenó.

―Leila, prepara una habitación para Ruth… ―sus ojos no abandonaron a Aylin, y pudo ver cómo se abrían y sus pupilas se dilataban ―… ella vivirá aquí a partir de hoy.

La orden tomó por sorpresa a Leila, pero se abstuvo de decir nada. Simplemente, asintió y se fue a hacer lo que le dijeron. Cuando Cassian estuvo solo con las dos, estaba a punto de dar un paso adelante, pero Ruth se le adelantó, camino hacia Aylin y preguntó con una sonrisa.

―¿Ella es tu otra esposa?

Los ojos azules de Aylin se dilataron y su único movimiento fue mirar a Cassian. Y cuando vio su mirada complicada, la verdad la golpeó con fuerza. Descubrió que la mujer que había traído con él era su primera compañera. La razón por la que se había exiliado en el mundo humano y también por quien se había convertido en alguien diferente.

―Sí. ―dijo él finalmente. Pero Ruth extendió su mano y sonrió con una fingida amabilidad.

―Hola, soy Ruth.

Aylin no tomó su mano, simplemente lo miró. Mientras en su interior sentía cómo su corazón se hacía pedazos y lo que una vez fueron mariposas se convirtió en dolor, un dolor que se hacía cada vez más profundo.

Por su parte, Cassian se sentía miserable, no hacía falta que ella se lo dijera para darse cuenta de que todo esto la estaba lastimando. Entonces lo hizo, caminó hacia ella, deseoso de atraerla a sus brazos, pero contrario a lo que esperaba, Aylin retrocedió.

Él comprendió su rechazo y por más que le dolía no podía juzgarla.

―Aylin…

Pero ella únicamente negó, y siguió negando como si no pudiera creer nada de lo que estaba sucediendo ante sus ojos. Y sin querer seguir soportándolo más, se giró y corrió escaleras arriba.

El alfa la vio irse, su mirada no la abandonó hasta que la perdió de vista, sus manos se apretaron a los lados, mientras que, dentro de él, se gestaba una mezcla de emociones que no tenía idea de cómo descifrar.

De repente, el olor de Ruth lo golpeó y un segundo después sintió la calidez de su mano en el hombro, su instinto le decía que la tomara, que se mantuviera cerca. Pero su corazón le recordaba que la mujer que amaba acababa de irse.

Se apartó con brusquedad y le dio una dura mirada a Ruth.

―Espera a que Leila regrese. Ella te dirá cuál es tu habitación.

Luego se dio la vuelta y fue tras Aylin. Necesitaba hablar con ella.

Cuando abrió la puerta de su habitación, la encontró de pie, mirando por la ventana. Camino lentamente hacia ella, sus manos se extendieron con intención de tocarla, pero se detuvieron cuando la escuchó decir.

―No te atrevas.

Aylin no se giró, continuó cruzada de brazos y mirando hacia afuera. Sin embargo, el dolor que estaba sintiendo en ese momento, únicamente podría ser superado con el dolor de perder a su madre.

―Aylin… por favor escúchame… deja que…

―¿Qué me vas a decir? ¿Qué, en vez de ir a las tierras de los McConnal, fuiste a buscar a tu compañera muerta?

Aylin no hizo ningún sonido y Cassian lo tomó como una aceptación, desabrochó su sujetador y en un segundo los redondos pechos estuvieron a su alcance. Cassian salivo solo con verlos. Cuando estaba a punto de apoderarse de uno de ellos, llamaron a la puerta.

Los ojos del alfa brillaron furiosos.

―¿Quién es?

―Disculpe, señor, pero… tiene que venir un momento.

Cassian miró a Aylin y no pensaba dejarla, iba a terminar lo que empezó.

―Iré después, Leila. Ahora vete.

La mujer del otro lado hubiera querido hacerlo, pero en realidad necesitaba que calmara a Ruth.

―Lo siento, señor, pero debe venir.

Cassian resopló y se apartó de Aylin. Y ella se apresuró a cubrirse, mientras él abría la puerta de un tirón.

―¿Qué pasa?

―Bueno… ―Leila, miró a Aylin y se sintió muy mal ―… es Ruth, está descontrolada, solo llora y llora, nada puede calmarla… ―miro una vez más a Aylin ―… quiere verlo.

Cassian apretó la puerta con fuerza e inconscientemente miró a Aylin, quien ya se había puesto una blusa y caminaba hacia ellos.

―No te preocupes, ve con ella. ―dijo con burla ― Lo bueno de todo esto es que ya tendré quien me releve en mis obligaciones maritales.

Luego pasó a su lado y salió. Cuando Cassian escuchó esto, su sangre hirvió dentro de sus venas, estaba a punto de responderle, cuando Aylin se detuvo y le ordenó a Leila.

―Oh, Leila, cuando termines de atender a nuestra invitada ―hizo énfasis en la última palabra ―Lleva mis cosas a mi antigua habitación, de repente esta habitación se me hizo… ―miro a Cassian ―… insoportable.

Los dejó a ambos y caminó en dirección de su antigua habitación, tanto Cassian como Leila escucharon el fuerte portazo.

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