CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 59

RECONOCER SU AROMA.

Han pasado cuatro años y Cassian todavía no ha podido encontrar el paradero de Aylin, pero tampoco ha podido olvidarla. La mujer que se llevó su corazón con él, aún vive en sus recuerdos.

Después de la batalla contra Logan, su cuerpo se desmayó por la pérdida de sangre, cuando despertó había pasado un mes. Y sus primeras palabras fueron ¿dónde estaba Aylin? Con mucho pesar, su amigo le dijo que ella lo había abandonado.

Después de eso siguieron días oscuros para Cassian, quien se negaba a perder a la mujer que amaba. Pero el tiempo, hizo su trabajo y si bien no la había olvidado, se había resignado a estar sin ella.

Ahora está en el mundo humano, la manada cazadores de la luna está tranquila, y ha dejado a su segundo hombre de confianza a cargo. Las empresas Blackwood, acaban de firmar una alianza con las industrias Storm, lo que contribuiría al desarrollo de ambas manadas. Y hoy, tenía una cita con su jefe, el también alfa, Sebastián Storm.

INDUSTRIAS STORM /OFICINA DEL PRESIDENTE.

En la oficina un hombre de cabello castaño y ojos café, leía atentamente unos documentos. De repente alguien llamó a la puerta.

―Adelante ― dijo sin dejar de mirar los documentos.

Elida su secretaria se asomó.

―Jefe. El señor Blackwood ha llegado.

Sebastián dejó los documentos y se puso de pie, cerrándose los botones de la chaqueta.

―Llévalo a la sala de juntas, lo recibiré allá.

La mujer asintió levemente y cerró la puerta. Sebastián miró fijamente la fotografía en su escritorio y sonrió.

En ella se mostraba a una Aylin sonriente, con un tierno niño de cuatro años en sus brazos. El pequeño tenía los ojos verdes más intensos que algún día hubiera visto, pero conservaba el cabello de su madre. Les sonrío y luego camino hacia la puerta, dispuesto a recibir al nuevo socio.

MANSIÓN STORM.

―Rowan, deja de jugar y ven a darte una ducha.

Aylin buscó debajo de la cama y suspiró. Su pequeño hijo, de cuatro años, era bastante travieso. Siempre le hacía lo mismo a la hora del baño, se escondería y la haría buscarlo hasta que decidiera salir de dondequiera que estuviera.

―Cariño, mamá, tiene que trabajar. Sé un buen niño y obedece.

De repente, un par de piecitos caminaron lentamente detrás de ella y un segundo después, unas pequeñas manos cubrieron sus ojos.

―¿Quién soy? ―una dulce voz se escuchó detrás.

Aylin sonrió de inmediato y a pesar de que llegaba tarde, no le importaba jugar un rato más con su pequeño.

―Haber… ¿Eres un búho?

―No. ―dijo el pequeño.

―¿Un ave?

―No, mami.

―¿Qué tal una jirafa?

―No mamá… ―el pequeño Rowan, apartó las manos y miró a su mamá con una mueca ―¡Soy un lobo mamá! ¡Un gran lobo! ― exclamó orgulloso.

Aylin miró a su hijo y como cada vez que lo hacía, su corazón se llenaba de alegría y nostalgia. Él era un claro recuerdo de él, Rowan era prácticamente una copia de su padre. Bueno, para ella lo era. Tenía sus mismos ojos, su sonrisa, e incluso había heredado su temperamento autoritario.

Después de escapar de las tierras de Cassian, tal como lo prometió, Sebastián los ayudó a venir al mundo humano. Al principio estaba un poco cautelosa, pero conforme lo conoció se dio cuenta de que Lyall tenía razón, Sebastián Storm no era como decían. El hombre tenía una apariencia temerosa, pero una vez que lo conocías, descubres que era la persona más dulce y amable que podía existir. Sin mencionar que Rowan lo amaba. A pesar de que lo llamaba el tío Sebastián, en el fondo estaba segura de que su bebé lo veía como un padre y que Sebastián lo veía como un hijo.

―Mami, ¿el tío Sebastián tardará mucho?

―No lo sé, cariño. ¿Por qué preguntas?

―Es que prometió que jugaríamos a quien soy. Él sí sabe jugar, tú no.

―Lo mismo digo, señor Storm. Finalmente, nuestra cooperación es un hecho, estoy seguro de que nuestras manadas se verán muy beneficiadas con este acuerdo.

Sebastián asintió y caminó hacia la silla delante de Cassian.

―He estado hablando con mi equipo de trabajo, el prototipo estará listo lo antes posible. Su comunidad tendrá los beneficios de las telecomunicaciones y la mía un invierno más cálido.

Cassian iba a decir algo, cuando de repente un aroma demasiado familiar para él, lo golpeó. Las aletas de su nariz se abrieron y en un segundo se sintió transportado a ese día hace cuatro años.

«Aylin…» su lobo susurró después de mucho tiempo.

De hecho, desde que ella se marcho, nunca más le hablo. Era la primera vez que lo hacía en muchos años. El corazón de Cassian pasó de cero a cien en un segundo y todo su cuerpo pareció volver a la vida. Sus sentidos se agudizaron, tratando de saber si estaba allí, pero el claro aroma a coco, limón y piña le dijo que sí lo estaba. Siguió disimuladamente el rastro de su olor y cuando descubrió de donde provenía, sintió como si hubiera sido golpeado con una pelota de béisbol a cien millas.

El olor… provenía de él. De Sebastián Storm.

La sangre dentro de Cassian hirvió y una rabia mezclada con felicidad se apoderó de él. Sin embargo, se obligó a mantener la calma. Primero tenía que asegurarse de que no estaba equivocado, aunque en su interior sabía que no lo estaba, reconocería el olor de su hembra entre miles.

―¿Me estás escuchando, Cassian? ―Sebastián preguntó alzando una ceja.

―Perdón. Me distraje, ¿qué decías?

―Que me gustaría invitarte al banquete de celebración de mi empresa. Es una buena oportunidad para que conozcas nuevos socios, sé que no eres muy fanático de este tipo de fiestas. Pero, servirá para formar nuevas alianzas.

Sebastián le dio una sonrisa amable.

―Y no te preocupes, todos son como nosotros. Mis empresas están hechas de lobos descarriados. ―bromeo.

Cassian se rió de su chiste de mal gusto, a decir verdad, no le interesaba quienes conformaban su empresa. Lo único que le importaba en ese momento, era porque él tenía el aroma de su mujer.

―Claro, estaré allí. ―dijo con una fingida sonrisa.

Por supuesto que iría, porque tenía el presentimiento de que en esa fiesta encontraría a la mujer que había estado buscando.

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