CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 60

EN LA DISTANCIA.

―¿Ir contigo? ―Aylin no estaba muy segura de aceptar ―Estoy segura de que sobran las chicas que quieran acompañarte.

―Solo es un banquete, Aylin. No te estoy pidiendo ir a la luna ―Sebastián se puso de pie y se sentó a su lado.

―No lo sé, creo que…

―¡Tío! ―el pequeño Rowan entró a la casa y corrió con los brazos abiertos hacia Sebastián.

―Hola, pequeñín. ―el alfa le sonrió con dulzura y lo sostuvo en su regazo, después comenzó a alborotarle el cabello ―¿Qué tal tu día, eh? ¿No le causaste mucho trabajo a tu madre?

―Mamá, no sabe jugar quién soy. Nunca adivina que soy un gran lobo.

Sebastián se echó a reír y miró a Aylin divertido.

―No puedes poner en duda su naturaleza. Este chiquillo será el alfa más poderoso de todos.

―No sigas alimentando esas ideas, Sebastián ―ella se levantó abruptamente ―Ya lo hemos hablado y sabes lo que opino al respecto.

El alfa suspiro y miro al pequeño en sus brazos.

―¿Qué tal si subes a tu habitación y le dices a la nana que te dé una ducha? En un momento, subiré y jugaremos a quién soy, ¿de acuerdo?

―¿Lo prometes?

―Lo juro.

«Lo juro…» esa sencilla frase transportó a Aylin a su pasado. En ese entonces, Cassian había dicho lo mismo cuando ella le preguntó si volvería. Sus ojos se perdieron en un punto cualquiera y se perdió en sus recuerdos.

«―Voy a solucionar esta situación lo más pronto posible. Y una vez que lo haga, seremos felices, ¿de acuerdo?

―¿Lo prometes?

―Lo juro.

―Te amo.

―Te amo, Aylin.»

Y como todas las veces que su estúpida mente la llevaba a él. Su corazón dolía, la herida que creía sanada, volvía a sangrar y el dolor, la tristeza y el resentimiento se apoderaba de ella.

―¿Aylin? ¿Aylin? ―Sebastián tocó su hombro y la sacó de sus pensamientos.

―Oh… lo lamento ―sonrió ―¿Qué decías?

El alfa la miró un segundo y luego le devolvió la sonrisa divertido.

―Parece que estar distraídos está de moda. Acabas de decirme lo mismo que dijo hoy mi socio.

―¿De verdad?

―Sí. ―extendió su mano y acomodó su cabello, ahora castaño, detrás de su oreja ―Te lo presentaré en la fiesta de la empresa.

―¿Estás dando por hecho que iré?

―Tienes qué. Eres mi única salvación para los viejos casaderos que estarán allí.

Aylin soltó una carcajada.

―¿Quiere decir que seré tu chivo expiatorio?

―Solo por esta vez.

Ella negó con la cabeza y miró al hombre que se había convertido en su pilar durante todos estos años.

―Sebastián, ¿Cuándo vas a hablarme de tu pasado?

La cara del alfa se contrajo y evadió su mirada. Aylin simplemente lo miró y no pudo evitar presionarlo.

― ¿Por qué te cuesta tanto hablar de ello? ¿Somos amigos no?

―Aylin… no es momento, ¿de acuerdo? Cuando esté listo te lo diré, pero no ahora.

Ella dio un paso hacia él y lo tomó de los hombros. Sea lo que sea, te aseguro que no va a impresionarme. Ahora que te conozco, sé el tipo de lobo que eres.

Los dos rieron y luego fueron al comedor. Esa noche, Sebastián jugó con el pequeño Rowan hasta quedarse dormido. Más tarde, Aylin subió a la habitación de su hijo y presenció la escena. El alfa estaba acostado junto a Rowan, mientras le cantaba una antigua canción de lobo, no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas y a la vez que la nostalgia se apoderara de ella.

Érase una vez ella imaginó esta misma escena, solo que el protagonista era otro. Un lobo alfa que atormentaba sus sueños y cuyos ojos verdes la miraban con la más profunda intensidad.

Respiro hondo y cerró los ojos.

«Tienes que dejar de pensar en él, Aylin» se dijo. «No sirve de nada atormentarse. Seguramente ahora es feliz con la mujer que de verdad ama. Su verdadera compañera»

Pensando en todo lo que había sufrido a manos de Cassian y que a lo mejor en ese momento él estaría en la cama con ella. La rabia la envolvió como una serpiente a su presa, y tomó la decisión. Aceptaría la invitación Sebastián, disfrutaría de la velada y sonreiría. No iba a quedarse ahogándose en su propia autocompasión, mientras el infeliz de Cassian Blackwood, seguramente era feliz con la estúpida de Ruth.

Abrió los ojos y cambió su expresión. Y con eso en mente caminó hacia su habitación.

AL DÍA SIGUIENTE…

―Señora, llegó un paquete para usted ―el ama de llaves traía consigo una enorme caja dorada.

―¿Para mí?

―Sí, señora ―la mujer miró la tarjeta y sus ojos se emocionaron ―Y es de parte del señor.

Aylin dejó el libro y tomó la tarjeta. Su corazón no pudo evitar latir emocionado cuando leyó.

­“Estoy anhelando verte hoy en él… siempre te ha quedado bien el rojo”

Los labios de Aylin se apretaron conteniendo una sonrisa. Hacía mucho que no recibía este tipo de atención y sin duda, Sebastián sabía cómo ser un completo caballero.

Tomó la caja y la llevó a la mesa y luego la abrió. Sus ojos parpadearon ante la vista. Un vestido de diseñador color rojo le dio la bienvenida.

―Mi señora es… hermoso.

―Sí, lo es. ―extendió su mano y tocó la fina tela y susurro ―Demasiado hermoso.

Lo sacó y se lo midió encima de la ropa.

― ¿Qué tal me queda?

―Se verá hermosa, señora. Muy hermosa.

Más tarde ese día, un grupo de estilistas también enviados por Sebastián ayudaron a Aylin a arreglarse. Su cabello ahora castaño fue recogido en un moño bajo. Y el maquillaje de ojos ahumados resaltaba el azul de sus ojos.

―¡Magnífica!

Aylin se miró en el espejo y sonrió ante su reflejo.

―Falta una última cosa ―dijo de repente Sebastián desde la puerta. Sus ojos se embebieron de la belleza de Aylin. Luego caminó hacia ella acercándose con una caja de terciopelo rojo en sus manos. ―Esto se verá perfecto en ti, Aylin.

Saco un par de aretes de diamantes y se los colocó con delicadeza. La cercanía de Sebastián, hizo que el corazón de Aylin se emocionara. El aroma a canela, ámbar y sándalo despertó todos sus sentidos.

―¿Cuándo llegaste?

―Hace media hora, pero Rowan ocupó la mayor parte del tiempo. Quería jugar un rato antes de irse a la cama.

―Lo consientes demasiado. ― le reprocho ―Necesita límites y tú…

―Sí. ―Cassian dijo sin parpadear, no quería perderse un segundo de ella ―Te dije que era ella.

Sin embargo, aunque estaba feliz de finalmente haber encontrado a su compañera. Verla en brazos de otro y sonriéndole le hizo hervir la sangre, su vena posesiva y celosa afloro. Sus ojos no podían apartarse de ellos y observó cómo Sebastián la tomaba del brazo y la llevaba hacia la mesa principal, donde los esperaban los demás ejecutivos de la empresa.

En ese mismo momento sintió el instinto de apartar la mano de la cintura de su mujer. Pero se calmó, tenía que hacerlo. Sabía que en el pasado había cometido muchos errores y no estaba dispuesto a volver a cometerlos, así que se vio en la difícil tarea de contenerse.

Mientras tanto, Sebastián y Aylin, no eran conscientes de que estaban siendo observados, sin embargo, hubo un momento donde sintió la intensidad de alguien mirándola y como un reflejo condicionado, giró su rostro. Solo vio invitados y meseros caminando a través de ellos.

―¿Qué sucede? ―le preguntó Sebastián al ver su pequeña incomodidad.

―Nada. Estoy bien.

―¿Seguro?

―Sí ―ella asintió con una sonrisa.

―Bien, entonces vamos, quiero presentarte a algunas personas.

En una esquina del salón, Cassian observaba la situación en silencio, mientras su mano apretaba cada vez más fuerte el vaso.

―Mejor dámelo ―Lorcan se apresuró a quitarle el vaso ―El traje es muy bonito para que lo eches a perder.

El alfa ni siquiera se inmutó, sus ojos eran como los de un halcón observando su presa, incluso agudizó el oído para tratar de escuchar qué demonios le había dicho Sebastián que la hizo sonreír. Odiaba que lo hiciera, según él, sus sonrisas le pertenecían.

―¿Nos vamos a quedar aquí? ¿Vigilándola?

―Sí.

―Pero Cassian, ¿no crees que es mejor que vayas por ella y ya?

El alfa clavó sus ojos en él.

―¿Lo dice quién ha pasado cuatro años reprochándome ser impulsivo?

―Pero esto es diferente, ella es tu esposa.

―No. ―Cassian negó ―Quiero saber qué tipo de relación tienen, que es Sebastián Storm, para ella.

―¿Y qué vas a ganar con eso? ¿Lastimarte? Lo que haya sucedido entre ellos quedará en el pasado, Cassian. No puedes…

―Sí, se lo follo. Lo mataré ―sentencio decidido. ―Nadie que haya puesto sus manos en Aylin, seguirá respirando el mismo aire que ella.

―Estás yendo demasiado lejos.

―¿Qué harías si fueras tú? ¿Qué harías si, en vez de Aylin, fuera Daphne?

La cara de Lorcan se distorsionó.

―No juegas limpio, ¿verdad?

―Me estás obligando a ello. No me pidas que me calme cuando se trata de la mujer que amo. Porque sé, que tú harías lo mismo si se tratara de ella.

El beta no dijo nada más y se bebió de un trago su whisky.

―Voy por otro, la noche será larga… ― miró en dirección a Sebastián y Aylin ―… por lo que veo.

Mientras tanto, Aylin y Sebastián parecían una pareja de enamorada. Estaban tomados de la mano y de vez en cuando, él besaba su mejilla con ternura. Cassian tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no ir en ese momento y matarlo.

―Sebastián, que bueno verte ―un hombre de mediana edad se acercó para saludar. Sus ojos no brillaron cuando vio a Aylin ―No me digas que ella…

Los dos se miraron y sonrieron.

―Mucho gusto ―Aylin extendió su mano ―Soy Aylin Fox… la novia de Sebastián.

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