SER UN CABALLERO.
Cassian entró en la habitación y se encontró con la mirada desaprobatoria de Aylin.
―¿Qué pasa?
―Pasa, que recorrí toda la casa y solo hay dos habitaciones. Convenientemente, las demás están cerradas.
El alfa se alzó de hombros con actitud despreocupada, cerró la puerta y comenzó a desabotonarse la camisa.
―No están aptas para ser habitadas, por eso no las abro.
Ella torció los labios y frunció las cejas cuando conoció sus intenciones.
―No vas a dormir aquí, Cassian.
―¿Y dónde se supone que duerma? ¿Con Niko junior?
―No me interesa, pero tú y yo no vamos a compartir ni la habitación, ni esta cama.
Cassian terminó de quitarse la camisa y la lanzó a un lado.
―Estás siendo infantil, solo vamos a dormir, no voy a hacerte nada. ―estaba a punto de abrirse la bragueta, cuando Aylin lo detuvo.
―¡Detente! ―su respiración era agitada, el vínculo entre ellos se hacía cada vez más fuerte y sabía que su autocontrol estaba a punto de romperse. ―Tienes que ser un caballero y cederme la cama y la habitación.
―¿Caballero?
―Sí, es lo que un hombre de tu clase haría.
―No sé… si quiero ser un caballero contigo ―dijo con voz ronca y se acercó lentamente a ella. El corazón de Aylin comenzó a bombear con demasiada rapidez ― A lo mejor quiero comportarme como un marido.
Ella retrocedió y se aclaró la garganta.
―No estoy interesada en ese tipo de servicios ―dijo despreocupada ―Por lo pronto solo actúa como un padre.
El alfa alzó una ceja y sonrió. Podía oler la excitación emanando de ella, sin embargo, no iba a forzarla, si sucedía, debía ser por mutuo acuerdo.
Cuando ella trató de apartarse, el, sujetó su cintura y la pegó a su cuerpo. La sangre se calentó dentro de ella, cuando sintió la dureza y calidez de su pecho. Cassian bajó la cabeza y aspiró el aroma que provenía de ella, sus fosas nasales se abrieron saboreando su olor.
―Suéltame… ―pidió ella con voz débil. Pero Cassian la apretó más contra él.
―Por favor… no me rechaces… ―suplico ―Te he extrañado durante demasiado tiempo. ―sus manos acariciaron la piel debajo de la blusa y Aylin cerró los ojos disfrutando de la caricia ―Solo te amo a ti, Aylin. Solo a ti.
Por un momento, ella deseó decirle que sí. Que ella también lo ha extrañado todo este tiempo, pero recordó la dureza de sus palabras, su determinación en defender a Ruth y la crueldad en cómo la culpó y la llama se apagó, fue reemplazada por la indiferencia y el deseo de lastimar.
―Pues no te creo ―dijo frialdad ―Y si tanto quieres mojar tu polla ―lo empujó con tanta fuerza que el Cassian se tambaleó hacia atrás ―Puedes teletransportarte y pedirle a Ruth que te complazca, después de todo ella es tu verdadera compañera.
Se equivocó.
Por qué el alfa estaba al tanto de las necesidades de su hembra y en ese momento estaba más deseoso que nunca de complacerla. Caminó cautelosamente hacia ella, como un lobo acechando a su presa y sorprendentemente, Aylin no se movió. Cuando Cassian se detuvo y la miro a los ojos, pudo ver el deseo reprimido en ellos.
―No… no te atrevas ―balbuceo con el cuerpo ardiendo, conocía la mirada en los ojos del alfa.
―¿Por qué? ―sonrió seductor ―Ya es demasiado tarde para eso.
Algo relampagueó en sus ojos verdes, luego inclinó la cabeza hacia delante y Aylin pudo sentir el cálido aliento rozar la piel de su cuello.
―Déjame complacerte… ―susurro ―… déjame darte lo que necesitas.
―No tienes derecho ―Aylin habló tratando de sonar desafiante, dura, pero, en cambio, las palabras salieron en un susurro jadeante. Odiaba que él tuviera tal poder sobre ella, que su cercanía, despertara aquello que no podía controlar. No quería olerlo, sentir su cuerpo… quería mantenerse lo más lejos posible de él.
―Lo disfrutarás, así como la disfrutabas en el pasado ―hizo una promesa y Aylin sabía que esa sí la podía cumplir. Su lobo casi aulló de felicidad.
―No, quiero que…
Sus manos rodearon su cintura y la atrajo hacia él con un poco de violencia, sus manos bajaron lentamente hasta acunar sus nalgas. Camino sin dejar de mirarla, y la empujo contra la pared.
―Siempre tan desafiante. ¿Qué voy a hacer contigo Aylin? Pones a prueba mi cordura. ―la voz era cálida y la caricia en su mejilla hizo estragos en el cuerpo de Aylin.
De repente su boca se apoderó de la de ella y el beso fue castigador y dominante. Y que la diosa la ayudara, a Aylin le gusto. No había sentido los labios de otro hombre desde que lo dejo. Había estado viviendo en la agonía del anhelo, soñando con probar nuevamente esa sensación. No podía ni quería seguir luchando. Así que se permitiría vivirlo solo una vez más. Una vez más, antes de volver a la realidad.
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