CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 74

LA CASA DE CAMPO.

―No iremos ―dijo Aylin en tono serio ―Cuando acepté que vieras a Rowan nunca dije que viajaríamos contigo.

Cassian suspiro y se llenó de paciencia.

―No está muy lejos de aquí, es más, ni siquiera saldremos del estado. Vamos, Aylin, solo quiero que Rowan esté en contacto con la naturaleza. No voy a secuestrarlos si es lo que te da miedo.

Ella torció los labios, no muy convencida, su temor no era que los secuestrara, sino lo que podría suceder si pasaba demasiado tiempo cerca de él.

―¿Quién dijo que tenía miedo? Es solo que… ―ella no sabía que excusa inventar. De repente el pequeño entró con la niñera y corrió a los brazos de su padre, Aylin comenzó a darse cuenta de que su hijo ya casi no la tomaba en cuenta.

―¡Papi!

―¡Hola, campeón! ¿Cómo te portaste?

―Bien, papi.

Cassian cargó en brazos a su hijo y le preguntó deliberadamente.

―¿Te gustaría conocer mi casa de campo?

Aylin abrió y cerró los labios estupefacta, estaba impresionada del comportamiento de Cassian. El niño miró a su padre con emoción.

―¿Tienes una casa en el campo?

―Sí, está en la ladera de una montaña, hay riachuelos, un bosque frondoso y … ―le susurro en voz baja ―… conejos.

Los ojos del pequeño brillaron.

―¡Si quiero ir, quiero ir!

―Rowan, cariño… ―Aylin dijo y le dio una mirada asesina a Cassian ―…no creo que sea buena idea.

―Por favor… di que sí, quiero ir mami. ―el chiquillo, también sabía usar sus armas, porque al final de la tarde Aylin, hizo su maleta.

[…]

―¿Entonces te vas con él? ―pregunto Sebastián con un tono divertido ―¿Por qué tengo la ligera impresión de que muchas cosas sucederán en ese viaje?

―No digas tonterías, únicamente lo hice por Rowan, tiene papitis últimamente.

―¿Solo él? Tu ex estuvo casi toda la semana en tu casa. ―se echó a reír ―Voy a empezar a preocuparme de que no termine nuestro proyecto, solo pasa tiempo con ustedes.

―Pues harías bien en exigirle, tal vez así, se aleje un poco. ―ella guardó de manera brusca un conjunto de ropa interior ―Comienza a ser exasperante.

―Eso lo dices de los dientes para afuera, en el fondo te gusta tenerlo cerca, no te hagas.

―Sebastián, ¿estás de mi lado o del suyo?

―Solo creo que dos personas que se aman y desean como ustedes deben estar juntos, y más por el bien de Rowan. ―el alfa suspiro del otro lado ―Aylin, has sido mi amiga por cuatro años, te quiero, al igual que amo a Rowan como un hijo, pero verlo sonreír y ser un niño feliz… eso es suficiente para mí.

Ella frunció las cejas.

―¿Qué estás queriendo decir?

―Que si la oportunidad de ser feliz llega nuevamente… no la desperdicies con viejos rencores. No te condenes a una vida de soledad, yo más que nadie sé lo que siente.

Sus palabras la conmovieron, aunque no conocía el pasado de Sebastián, estaba segura de que debió ser algo muy triste. El pobre hombre era más rico que creso y parecía un dios. Sin embargo, cada noche al llegar a casa no había nadie esperándolo, su única compañía eran ellos.

―Sebastián…

―No te digo esto para que sientas lástima, lo hago para que entiendas que no todos tenemos la oportunidad de ser feliz. Aprovecha lo que la diosa te está dando.

Con eso en mente, Aylin abordó el auto de Cassian y juntos fueron al primer viaje en familia. El alfa detuvo el auto en una gran casa de dos pisos, hecha de madera y cristales. Incluso Aylin tenía que reconocer que era demasiado deslumbrante.

―Por la diosa es… es…

―¿Maravillosa?

―Sí. Es perfecta.

Cassian tomó las maletas y le dio una sonrisa.

―La compré cuando vivía aquí antes de conocerte, no estaba así, fui restaurándola poco a poco y adaptándola a mis gustos. ―dijo orgulloso.

―La verdad tengo que reconocer que tienes buen gusto, es magnífica.

Cassian se inclinó hacia ella y le dijo en tono coqueto.

―Por supuesto que sí, mis gustos son selectivos. De no ser así, nunca me hubiera enamorado de ti.

Ella se sonrojó y se aclaró la garganta.

―Iré por Rowan, odia estar sentado mucho tiempo en su silla.

Cassian sonrió y llevó las maletas dentro. Cuando salió, traía algo demasiado tierno en sus brazos.

Aylin parpadeó y miró al cachorro que le resultaba demasiado familiar. Por su parte, Rowan en cuanto vio al cachorro en brazos de su padre, corrió hacia él.

―¡¿De quién es?! ¡¿De quién es?!

―¿Te gusta?

El niño asintió con vehemencia.

―Bueno, desde este momento es tuyo.

―¡¿De verdad?!

―Por supuesto que sí, ya que los conejos no quieren ser tus amigos, estoy seguro de que el sí. ―dejo al perrito en el suelo y este olfateo en dirección del niño ―Te seguirá a todas partes y jugará contigo sin cansarse, es mejor que un conejo.

El pequeño Rowan lo tomó en sus brazos y lo acaricio.

―¡Mira mamá, papá me regaló un perrito!

Aylin estaba nostálgica, y de repente recordó a quién le recordaba el cachorro. Era muy parecido a Niko, y como una avalancha, los recuerdos de esos momentos felices lo golpearon.

«―¿Y esto…?

―El alfa fue quien lo trajo aquí.

― ¿Te gustó el regalo?

― Si… gracias. ¿Cómo sabías que me gustan los animales?

― Bueno… alguien me dijo que tenías un gato, no es lo mismo, pero… quiero de alguna manera compensar tu pérdida.»

«¿Por qué tiene que afectarte tanto? Ya no eres una colegiala, Aylin»

―¡Siii, quiero ir a fuera, papi! ―exclamo Rowan emocionado.

―Esperemos la respuesta de tu madre campeón, no podemos irnos sin ella. ―la voz profunda de Cassian envió ondas de placer a su cuerpo. Tuvo que apretar los muslos para contener su excitación. ―¿Qué dices Aylin, no acompañas?

―S… sí, sí. Primero voy a recoger todo esto y podremos irnos. ―se puso de pie rápidamente y llevó algunos platos a la cocina.

Mientras tanto, el alfa le empezó a colocar el abrigo a su hijo. Cuando Aylin terminó, los tres salieron al jardín. El pequeño estaba muy emocionado y le pidió a su padre que lo cargara sobre sus hombros. Cassian sonrió y levantó a Rowan, quien se aferró a su cuello con entusiasmo.

Mientras caminaban, Rowan notó las luciérnagas que comenzaban a brillar en la oscuridad. Sus ojos se iluminaron de alegría y señaló emocionado.

―¡Mira, papá! ¡Luciérnagas! ―exclamó, intentando alcanzarlas con sus manitas.

Cassian río y decidió complacer a su hijo. Comenzó a correr hacia las luciérnagas, con él riendo emocionado en sus hombros.

―¡Papá, más rápido! ―gritaba Rowan entre risas mientras el alfa continuaba corriendo tras las luciérnagas, moviéndose con agilidad por el jardín.

Aylin se unió a ellos, corriendo a su lado mientras disfrutaba de la risa contagiosa de su hijo. Era un momento mágico, lleno de felicidad, su pequeño era feliz y eso es todo lo que importaba. Finalmente, Cassian se detuvo y dejó que Rowan bajara de sus hombros. El niño estaba sin aliento, pero con una sonrisa radiante en su rostro.

―Fue increíble, papá ― dijo emocionado, abrazando a su padre.

Aylin se acercó a ellos y sonrió.

―Gracias por traernos aquí.

Cassian sonrió, dio un paso adelante y la miró fijamente.

―Siempre voy a hacer todo lo posible para que seas feliz, mi amor.

Ella se sintió abrumada por las emociones incontrolables hacia el padre de su hijo. Quería apartarse, alejarse, sabía que estaba corriendo un gran riesgo si le permitía entrar nuevamente. Pero su corazón era débil y estúpido, y ahora más que nunca estaba segura de que este viaje era un gran peligro para ella.

Rowan los miró con curiosidad y preguntó.

―¿Por qué no se besan?

Aylin y Cassian, miraron a su hijo con asombro.

―¿Es normal para su edad?

―Es inteligente y quiere… ―le susurro en el oído ―… a sus papis juntos.

Aylin le pellizcó el brazo y el alfa retrocedió.

―¡Auch!

Ella miró a su pequeño y trató de explicarle.

―Cariño… tu papá y yo…

―Las telenovelas que Marta ve todos los días, papá y mamá se besan. Tienen que hacerlo. ―dijo lleno de inocencia.

Cassian estaba muerto de la risa, sin embargo, hizo todo lo posible por parecer serio. La cara de Aylin era un poema.

―Hablaré con Marta y esas dichosas telenovelas, jovencito. ―tomo la mano de su hijo y comenzó a caminar hacia la casa.

Y el alfa los siguió, feliz, satisfecho y sobre todo lleno de esperanza.

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