CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 86

EL BOSQUE DE LA FANTASÍA.

Aylin y Cassian caminaban a través del bosque, iban rumbo a la cabaña de Ozlun. El bosque de la fantasía era un lugar mágico y encantado, un santuario de naturaleza salvaje y poderes sobrenaturales. Al adentrarse en sus dominios, se podía sentir la energía mística que impregnaba el aire y el suelo. Los árboles altos y majestuosos se alzaban hacia el cielo, sus ramas entrelazadas formando un dosel verde que filtraba la luz del sol, creando una atmósfera mágica.

El bosque estaba vivo con una variedad de criaturas mágicas. Hadas y mariposas luminosas revoloteaban entre los árboles, dejando un rastro de polvo de hada a su paso. Los duendes se escondían en las raíces de los árboles, jugueteando y tramando travesuras. Espíritus de la naturaleza danzaban entre los rayos de luz filtrados, sus formas etéreas y brillantes llenando el aire con una sensación de asombro y maravilla.

A medida que avanzabas más profundamente en el bosque, las criaturas se volvían más majestuosas y poderosas. Pero, también peligrosas, criaturas oscuras y misteriosas acechaban en las sombras, recordándole a todos que la magia tenía su lado oscuro.

En el corazón del bosque se encontraba un claro sagrado, y allí era donde vivía Ozlun.

Habían caminado un gran tramo, cuando Aylin finalmente rompió el silencio.

―Cassian, lo siento. ―dijo con voz suave.

El alfa frunció el ceño, confundido.

―¿De qué hablas? ¿Por qué lo sientes?

―Siento mucho lo de Logan ―explico ―Se que era tu única familia y que no debió ser fácil hacer lo que hiciste.

Cassian suspiro, recordando el dolor de tener que matar a Logan, aun cuando lo consideraba un arrogante y sin el potencial para ser un líder. Seguía siendo su sobrino.

―Sí, fue doloroso ―admitió. ―Pero no estoy solo. Tú y Rowan son ahora lo más importante para mí y son mi familia. Logan no era bueno y sé que hice lo correcto, incluso Alaric hubiera estado de acuerdo.

―Tu hermano era un gran alfa ―Aylin sonrió y recordó a su padre ―Papá, lo admiraba mucho y… lo respetaba.

Cassian le dio una mirada de soslayo y pudo ver la tristeza nublar sus ojos.

―Yo también lamento lo de tu papá, de alguna manera sigo siendo culpable.

―¡No! No digas eso… ―ella se apresuró a sacarlo de su error ―Se que te culpe muchas veces, pero… ―suspiro ―… Eres un alfa y haces lo correcto. Aquí el único responsable de todo es Logan, aún no entiendo cómo se volvió así.

―La ambición y que él de alguna manera quería ser como nuestro padre.

Aylin nunca había escuchado hablar del padre de Cassian, así que aprovecho la oportunidad para preguntarle.

―¿Qué pasó con tu padre?

―Murió, fue asesinado por Alaric.

Aylin lo miró perpleja.

―Pero hubo una razón. ―explico Cassian ―Mi padre no era un alfa benevolente. Al contrario, era cruel y sanguinario. Para él, la única raza que debería existir eran los lobos y por supuesto, él debía ser su líder. Nunca mostró compasión con nadie, para él, todo se resumía a sangre y muerte. Y cuando llegó el acuerdo de paz entre todas las manadas y demás criaturas del reino. ―sus ojos se entrecerraron ―Él fue el primero en oponerse. Así que Alaric, pidió un desafío y por suerte para todos… salió vencedor. Sin embargo, su hijo heredó la maldad de nuestro padre y la historia volvió a repetirse, sólo que esta vez, Logan no logró su propósito.

―Yo… es que… ―ella estaba sin palabras.

―No te preocupes, mi amor. Todo está en el pasado, a partir de ahora lo único que importa somos nosotros y nuestra manada.

Ella le dio una sonrisa, de repente, un escalofrío recorrió su espalda, y sintió como si estuvieran siendo observados. Antes de que pudieran reaccionar, un aullido aterrador resonó en el bosque.

―¡Cassian, ten cuidado! ―grito y el alfa se giró para ver a un Wendigo correr hacia ellos.

El Wendigo, era una criatura grotesca y hambrienta, con garras afiladas y ojos brillantes de color rojo intenso, que se alimentaba principalmente de carne humana. Este se abalanzó hambriento sobre Aylin. El alfa actuó rápidamente y se interpuso entre el monstruo y su compañera, desplegando su imponente forma de lobo alfa. El Wendigo atacó con ferocidad, sus garras cortando el aire. Cassian esquivo cada golpe con destreza, mostrando su habilidad como líder de la manada. Sus colmillos chocaron, contra la piel escamosa del Wendigo, pero este no se rendía.

Aylin observó angustiada la lucha entre su marido y el monstruo.

Sabía que debía ayudar, no podía quedarse de brazos cruzados. Cuando intentó dar un paso hacia ellos, Cassian le dio una mirada de advertencia y ella se quedó en su lugar.

― ¡Cassian, cuidado!

―Mantente lejos, Aylin. ―ordeno Cassian mientras seguía luchando.

Los colmillos y las garras se entrelazaban en una danza mortal. El Wendigo mostraba una fuerte resistencia, pero Cassian no se dejaba intimidar. Con cada embestida, cada mordisco, se acercaba más a la victoria. Finalmente, en un último esfuerzo, logró derribar al monstruo. El Wendigo aulló de dolor y desapareció en un torbellino de sombras, dejando tras de sí un silencio tenso en el bosque.

Aylin observó a Cassian que había regresado a su forma humana, sin embargo, su cuerpo estaba cubierto de heridas. Pero había una demasiado profunda en su abdomen.

―¡Por la diosa, ¿estás sangrando?! ―ella se apresuró a acercarse.

―No te preocupes ―el alfa negó soportando el dolor ―Se cerrarán, solo dame un día.

―¿Puedes caminar?

―Sí. Me pondré de pie en un momento. ― Cassian extendió su mano y acarició con ternura la mejilla ―¿Tú estás bien?

―¿Y me lo preguntas? No fui yo quien se enfrentó a esa cosa horrenda.

El alfa se echó a reír.

―Ya te había dicho que no todas las criaturas del bosque son amigables. Los Wendigo por ejemplo.

Aylin miró a su alrededor y se sintió nerviosa.

―¿No habrá más por aquí?

―No lo creo, por lo general son solitarios.

―Igual no me confió, mejor continuemos, debemos curar lo más pronto posible tus heridas. En especial esa que tienes allí. ―señalo la mancha roja.

Cassian se puso de pie con ayuda de Aylin. Luego comenzó la marcha hacia la cabaña del vidente. Cuando finalmente llegaron a la cabaña del vidente, después de un largo viaje por el bosque. El anciano mitad lobo y mitad bruja los vio venir y les abrió la puerta, diciendo que los había estado esperando.

―Adelante, entren ―dijo Ozlun en voz baja, cerrando la puerta detrás de ellos. ―Sé por qué están aquí.

Cassian gimió de dolor y Aylin lo miró con preocupación. Ella le subió la camisa y examinó sus heridas en el abdomen, tocando suavemente una de ellas.

―¿Te duele mucho?

―No importa ― respondió Cassian ―Necesitamos hablar con el vidente cuanto antes para regresar antes de que anochezca.

Aylin miró al vidente y le explicó que la manada había enfermado con un extraño virus y que posiblemente los hombres árbol podrían ayudarlos. Ozlun la miró por un momento antes de preguntarle si no recordaba sus palabras.

―¿De qué palabras hablas? ― preguntó Aylin, un poco confundida.

Ozlun sonrió a medias y le dijo que tenía que aprender a escuchar. Aylin se puso molesta y le pidió que no hablara en acertijos, preguntándole si podía ayudarlos o no.

―Solo tú puedes salvar a la manada ― dijo en voz baja ―Te lo dije hace cuatro años.

Aylin se sorprendió al escuchar esto, recordando el día en que había visto al vidente por primera vez.

«Eres la elegida para salvar esta manada de su extinción.»

Ella lo miró perpleja y Ozlun, se echó a reír.

―En ese momento te hablé de tu destino ―alzo una ceja ―Recuerdo perfectamente que te reíste en mi cara. Sin embargo, Aylin, el destino una vez escrito, no puede ser borrado.

―Pero… ¿Qué significa eso? ¿Cómo voy a salvar a la manada?

Aylin no podía pensar con claridad. Era mucho para entender. Sin embargo, habían ido allí por una razón, no era momento de desviarse del tema.

―Esto es mucho para asimilar ―murmuro. ―Ok, soy una loba celestial, ahora dime, ¿Cómo puedo salvar a la manada?

―Tu sangre. Tu sangre salvará la manada ―afirmo Olzun ―Sin embargo… hay precio que debes pagar. Esto puede debilitarte y llegado el momento, tu transformación podría no ser absoluta.

Tanto Aylin como Cassian se miraron sorprendidos. Pero ella no dudó y en ese mismo momento decidió que lo haría.

―Ok, ¿Qué tengo que hacer? ―pregunto.

No obstante, el alfa se puso de pie y se negó.

―¡No! No vas a hacerlo, no voy a consentir que te pase algo.

Aylin lo miró consternada.

―Pero… la manada, ellos…

―No es tu deber Aylin, es el mío. ―sentencio y miro al vidente ― ¿Hay otra opción?

El anciano se alzó de hombros y respondió.

―Siempre hay una segunda opción, pero depende de ti, tomarla o no.

―La tomaré ―dijo Cassian determinado.

―Entonces, tienes que encontrar el árbol sangrado. Solo allí encontrarás la cura para la enfermedad de la manada. Aunque aún no ha empezado, pero solo será cuestión de tiempo para que el caos los consuma.

Las revelaciones de Olzun estremecieron a Aylin, quien miró a Cassian con súplica.

―Por favor… Tengo que hacerlo, si la diosa lo quiere así, yo…

―No Aylin. No voy a arriesgarte y tampoco permitiré que no te transformes. ― la miró con amor ― Buscaré ese árbol y traeré la cura. ―le sonrió ―Lo prometo.

El alfa miró al vidente y le hizo otra pregunta.

―¿Dónde se encuentra el árbol sagrado?

―En el bosque oscuro, en medio de él, está el árbol sagrado. ―el viejo suspiró ―Si logras convencer a las dríadas que lo custodian, él te dará lo que necesitas.

Cassian se tensó cuando lo escuchó. Sabe perfectamente que el bosque oscuro está lleno de peligros, principalmente los elfos oscuros y los Banshees. Pero no había otra opción, no iba a poner en riesgo a Aylin.

―Gracias, Olzun. ―dijo y asintió con la cabeza.

El vidente asintió en respuesta y miró a Aylin.

―Hay una cosa más. ―hablo preocupado ―Debes tener cuidado, Aylin, hay quienes desean tu poder con fervor y harán hasta lo imposible para poseerlo.

Ella frunció las cejas y asintió en silencio. Luego caminó hacia Cassian quien ya no parecía sentir dolor.

―¿Ya no te duele?

―No. ―respondió y Aylin le alzó la camisa. Sus ojos se abrieron estupefactos cuando vio que su herida se había cerrado completamente, miro de inmediato al anciano.

―Ya te lo dije, poder de curación. ―sonrió y la puerta se abrió mágicamente ―Ahora váyanse, el camino es largo y deben llegar antes del anochecer.

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