Y Liuva, cuya vida estaba llena de obstáculos y que deseaba dinero, ¿tenía que recurrir a métodos tan extremos?
Al comparar su situación con la de otros, el desequilibrio en su corazón se hacía cada vez más evidente.
Con el pecho agitado por la emoción y la ira, exclamó: "¡No me importa quién me dé los dos mil millones, si tú o Maximiliano, tan pronto lo tenga pondré al niño en el suelo y ustedes podrán llevárselo! De lo contrario, ¡ni lo pienses!"
Asier conocía demasiado bien la personalidad de Liuva; si conseguía lo que quería, se volvería aún más exigente y no soltaría la ficha que tenía en su mano.
La avaricia humana es infinita, y Liuva no era una excepción.
¿Acaso no había sido una escena similar la última vez que Liuva puso un cuchillo en el cuello de Elia para pedirle dinero a Ramiro?
Asier, con calma, miró su reloj de pulsera y dijo: "¿Para qué quieres dos mil millones? Con una vida sencilla, no podrías gastar esa cantidad en toda tu vida, y si eres de gustos lujosos, ni doscientos mil millones te bastarán."e2
"Tengo mis razones para querer ese dinero, no necesito que te entrometas. Solo preocúpense por tener el dinero listo, una vez que lo tenga, dejaré ir al niño," respondió Liuva, conteniendo la respiración y observando a Asier con una mirada vigilante.
"¿Y qué pasará la próxima vez? Liuva, ¿no sabes cuán grande es tu apetito?" Asier hablaba mientras se ajustaba despreocupadamente los puños de su camisa.
"Dije que no habrá una próxima vez, el niño será de ustedes, ¿qué más puedo usar para pedirles una segunda vez?" Liuva intentaba probar su punto con urgencia.
"¿Y si te damos el dinero y aún así tiras al niño?" Asier contraatacó con una pregunta.
"¡Eso es imposible! Entonces me convertiría en una asesina, y aunque tuviera dinero, no tendría vida para gastarlo," Liuva respondió con rapidez.
"Si no te damos el dinero, tanto tú como el niño perderían la vida, ¿no es así? Ya que estás dispuesta a morir, ¿por qué no estás dispuestas a renunciar a esos dos mil millones? Si no obtienes los dos mil millones, tu vida se acabará simplemente así. ¿No te parece que es peor no tener vida para gastar el dinero?" Asier desglosaba la situación para ella.
Las dudas de Liuva se convirtieron en un chiste en tan solo un instante.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que Asier solo había estado ganando tiempo con su conversación.
¡Estaba esperando a que el equipo de rescate llegara con la colchoneta!
Liuva sabía que había caído en una trampa, pero ya era demasiado tarde. Levantó la cabeza, furiosa, y miró a Asier: "¡Tú siempre arruinando mis planes! Asier, hace tres años, ¿por qué no moriste bajo esos escombros?"
En su rabia, Liuva comenzó a hablar sin pensar.
Apenas terminó de hablar, los ojos de Asier se oscurecieron con una mirada penetrante, y su voz se tornó fría y presionante: "¿Qué has dicho?"
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...