Claro que sí, una hija era como un abriguito para Orson, siempre la más cariñosa y la que más consentía.
Orson ya se había dado cuenta de la dicha de Asier. Asier tenía dos hijas, el doble de cariño y el doble de ternura.
Orson le dijo a Adora con suavidad: "Papi no se ha puesto inyecciones, pero sí tomó medicina. Una señora muy hábil le puso a papi unas agujas de plata y le recetó unos remedios, ya voy a estar bien pronto."
"Papi es un gran héroe, se recupera rápido de las enfermedades, no como nosotros, que tenemos que pincharnos, tomar medicamentos y hasta hacer nebulizaciones." Fred, siendo un niño, ya tenía en su corazón a un héroe.
Y ese héroe, por supuesto, era su propio padre.
Orson miró a Fred y sonrió.
Jimena observaba cómo los niños se acercaban a Orson, cómo le preguntaban cómo estaba y se pegaban a él, claramente lo habían extrañado.e2
Ella no interfirió en la interacción entre los niños y Orson, sino que se sentó en un sofá al lado.
En ese momento, Jacinta salió de la cocina con un delantal puesto, le echó un vistazo a Orson que estaba interactuando con los niños y, con cara seria, le dijo a Jimena: "Jimena, ven a ayudarme en la cocina."
Dicho eso, se fue primero a la cocina y Jimena la siguió.
Una vez en la cocina, Jimena miró a su alrededor, pero no parecía haber mucho que hacer.
Preguntó: "¿En qué quieres que ayude?"
Jacinta, revolviendo la sopa en una cazuela con una cuchara de madera, le reprochó: "¿No dijiste que habías terminado con él? ¿Cómo es que lo has traído de vuelta a casa?"
Jacinta obviamente se estaba refiriendo a Orson.
Jimena de inmediato entendió que la verdadera intención de Jacinta no era pedirle ayuda, sino reprocharle.
"Mamá, al fin y al cabo él es el padre de los niños, y ellos lo extrañan mucho." Dijo Jimena.
Pero en ese momento, lo comprendía completamente.
La gente teme involucrarse emocionalmente, porque cuando lo hace, surge el apego y comienza el miedo a la pérdida.
Las palabras de Jacinta hicieron que Jimena entendiera que su madre, igual que ella, no quería estar lejos de los niños.
Jimena dijo: "He hablado de eso con él, y me ha asegurado que no peleará conmigo por los niños."
"¿De verdad puedes confiar en su palabra?" Jacinta seguía desconfiada.
"No tiene motivo para mentirme." Dijo Jimena.
"Eso es lo que él quiere pensar, pero ¿puedes asegurar que su familia no querrá llevarse a los niños cuando sepan que tienes no uno, sino dos hijos con él? La familia Salcedo es una de las más reconocidas, y si deciden pelear por los niños, temo que estés indefensa, igual que Elia." Jacinta la miró con severidad, instándola a ser más precavida.
Justo cuando Jacinta terminó de hablar, sonó el timbre de la puerta, alguien había llegado.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...