Jimena apenas escuchó que Priscila seguía usando al niño para manipular a Orson, sintió una ola de descontento brotar en su interior.
Sin esperar a que Orson dijera nada, se acercó a él, se puso delante, cruzó los brazos sobre el pecho y, con una sonrisa fría, miró a Priscila: "¿Cómo lo haces para mentir tan descaradamente sin parpadear?"
"¿Qué estás diciendo? ¿Cuándo he mentido?" Priscila, sin saber que Jimena ya había descubierto su farsa de adoptar a un niño, se enfrentaba a ella con toda la confianza del mundo.
"Tú sabes muy bien lo que digo. ¿Ese niño vive contigo? ¿de qué está enfermo? ¿estás segura que tiene fiebre o es que tiene algún problema psicológico? A ver si puedes aclarármelo," dijo Jimena sin desenmascarar directamente la mentira de Priscila, observándola con desdén, esperando ver hasta dónde llegaría su actuación.
"Por supuesto que sé de qué está enfermo mi hijo, solo tiene un resfriado y fiebre, está todo el tiempo soñoliento y hasta llama a su papá en sueños. El pobre es muy pequeño y nunca ha vivido con su padre, es natural que anhela su amor," Priscila la miraba desafiante, defendiendo su punto.
"Pues qué raro, una madre que en vez de quedarse en casa cuidando a su hijo enfermo, sale a pasear con sus amistades. Por lo que veo, no te preocupas mucho por tu hijo," Jimena no pudo evitar burlarse.
Priscila, con la cara tan dura como siempre, seguía con su teatro.e2
¿De verdad pensaba que nadie iba a descubrir su juego?
Priscila echó un vistazo rápido a Orson, temiendo que las palabras de Jimena lo influenciaran y pensara que ella no se preocupaba por su hijo.
"Yo estaba en casa con el niño, pero una amiga me llamó para que la acompañara a ver un carro. Además, el niño tiene varias niñeras que lo cuidan, no hay ningún descuido, no importa si estoy o no en casa," dijo apresuradamente, intentando demostrar que sí se preocupaba por su hijo y no era una madre irresponsable.
Terminado de hablar, miró a Orson preocupada, temiendo que él pensara que ni siquiera podía ser una buena madre.
"Si al niño ni siquiera le afecta que su madre esté o no esté en casa, entonces no hay necesidad de que yo vaya," dijo Orson, poniendo su mano sobre el hombro de Jimena y llevándola detrás de él, sus ojos encantadores ahora mostraban un brillo amenazador mientras miraba a Priscila.
La última vez que tuvo una fiebre alta y estaba postrado en la cama, Priscila había llevado a su madre a hacer un escándalo e incluso intentó despedir al doctor que lo estaba tratando.
Pero después de pelear con Marisa, Priscila se desesperó. Nadie de la familia Salcedo la reconocía, y sin su apoyo, le resultaba aún más difícil entrar en la vida de Orson.
Después de discutir con Marisa ese día, Priscila se arrepintió, intentó disculparse y admitió su error.
Pero Marisa seguía indiferente.
Priscila también tenía su orgullo, pensaba, si ya se había disculpado y admitido su error, ¿por qué Marisa aún no le daba una oportunidad?
¿Esa Marisa quién se cree que es? Esa nada más que una nuera acabada de la familia Salcedo, y todavía se da el lujo de hacerse la importante. ¡Le dieron la oportunidad de salir airosa y ni eso aprovechó!
Priscila no podía con el coraje, llevaba días en casa enojada, hasta que hoy una amiga vino a buscarla, diciéndole que la llevaría a pasear para que se despejara y se le pasara el mal genio.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...