Dave le abrió las piernas y dirigió una mano directamente hasta su entrep*erna mojada. Resopló para sí mismo al tiempo que le introducía cuatro dedos dentro, y ella comenzó a gemir ruidosamente.
'Pequeña bromista, esto era lo que querías, ¿verdad?' Gruñó en su oído mientras curvaba sus dedos dentro de ella, masajeando su punto G con implacable eficiencia.
Amaris se dio cuenta de que era incapaz de formular una respuesta coherente, y solo atinó a sonreír. Justo en ese instante, Dave se dio cuenta de que había sido engañado, y chasqueó la lengua ruidosamente.
'Oh, princesa... eso fue muy sucio de tu parte...' Murmuró él, al tiempo que incrementaba la velocidad de sus movimientos y se deleitaba con la forma en que ella se retorcía contra sus manos.
'Dave... dios mío... por favor... más lento...' Dijo ella finalmente, sin aliento. La sensación era tan increíble que resultaba casi imposible de soportar, agarraba su teléfono con tanta fuerza que sus dedos se estaban poniendo blancos.
Dave rio entre dientes. Retiro lentamente sus dedos y apoyo la abultada cabeza de su mi*mbro en la entrep*erna de ella.
'No hay manera de que me detenga ahora. Amaris. No hasta que yo me haya saciado, y tú estés chorreando mi s*men. Querías que te hiciera mía, y lo haré encantado, pero te advertí sobre lo peligroso que sería. Ahora vas a averiguar exactamente qué tan peligroso, mi princesa...' Dijo él de manera burlona, un instante antes de introducirse en ella y estrellarse contra sus pliegues empapados. Los aullidos de placer de Amaris resonaron por toda la habitación.
Dave ni siquiera le había dado tiempo para hacerse a la idea de lo que estaba por ocurrir. Para él, no hacía falta hacerlo, ella estaba empapada y podía literalmente oler su necesidad.
Ella no estaba en celo, pero su cuerpo claramente estaba rogando por ser llenado con sus cachorros, los quisiera o no.
Ella había despertado las urgencias de la bestia interior de Dave y lenta, pero implacablemente, esta se abrió camino hacia adelante. Al principio, sus intentos de tomar el control fueron débiles a causa de todos los años que había estado reprimida, y sus pasos eran inciertos, faltos de coordinación, Pero cuando finalmente se orientó lo suficiente, logró tomar a Dave por sorpresa.
La bestia salió de la oscuridad a trompicones y se lanzó hacia adelante con un único objetivo, consumida por un único deseo ardiente: poseer cada centímetro del cuerpo de esta mujer, y llenarla con su semilla.
El compromiso previo que Dave tenía con las otras manadas fue rápidamente olvidado cuando su bestia interior llenó su mente. Exigiéndole que se adueñara de la mujer que tenía enfrente.
Hundió sus dedos en las caderas de Amaris, manteniendo su tr*sero en el aire y sus nalg*s separadas, y observó fascinado su mi*mbro deslizándose dentro y fuera de ella, hipnotizado por el movimiento.
Se introdujo en ella con violencia, hasta lo más profundo, y los aullidos y gemidos de Amaris no hicieron más que estimular su brutalidad. Cuando ella hizo el intento de escabullirse, el rugido de ira que lanzó la bestia la paralizó en su lugar.
Ella había elegido comenzar con este tonto juego, y ahora él le demostraría claramente como terminarlo.
Amaris hizo un desesperado intento por escabullirse, que fue abortado al instante, y tuvo que luchar contra sus ganas de llorar.
Ella había querido esto, y todavía lo quería. Amaba sentirlo martillar dentro suyo como si su vida dependiera de ello, pero... esto era algo demasiado intenso. Luchó contra un torbellino de emociones, que amenazaban con desbordarla, mientras él la pen*traba con brutal intensidad.
Oleadas sucesivas de org*smos la alcanzaron una multitud de veces, dejándola sin aliento. Pero no había un final a la vista, y no estaba segura de cuanto más de esto podría soportar.
Miró hacia atrás por un instante y se encontró con la imagen de un hombre que parecía estar siendo consumido por la necesidad de llenarla con cada partícula de su ser. Ya ni siquiera parecía tratarse de algo sex*al, o de castigarla por ser tan tímida, era como si estuviera absolutamente obsesionado con poner un niño dentro de ella. Y esa idea la aterrorizaba.
Empezó a temblar involuntariamente debajo de él. Dave retiró los dientes de la herida punzante en su cuello y luego lamió suavemente su marca, mientras emitía un gemido grave desde el interior del pecho.
'No fue su intención perder el control, Amaris...' Maena susurró suavemente, al borde de las lágrimas.
Amaris miró fijamente a la pared que tenía enfrente, sin saber cómo sentirse acerca de todo esto. El s*xo entre ellos siempre había sido rudo, y a veces incluso salvaje, pero, en esta ocasión, él no se había detenido, incluso cuando ella se había mostrado claramente incómoda.
Había sido como hacerlo con un extraño.
Ella no conocía en absoluto al lobo de él, y, sin embargo, este la había poseído de manera tan animal.
'Amaris... por favor, no pienses de esa manera. Él ha estado encerrado durante tanto tiempo... no lo entiendes...' Maena le rogó con desesperación.
Sintió una especie de fría repugnancia mientras alejaba a Maena. Estaba disgustada consigo misma, lo que resultaba algo extraño, ya que no había hecho nada malo.
Sin embargo, mientras Dave empezaba a apartarse, y la hinchada cabeza de su mi*mbro se arrastraba dolorosamente fuera de ella, y su semilla se derramaba a su paso, lo único que Amaris tenía en mente era un ferviente deseo de tomar un baño lo más rápido posible.
Necesitaba alejarse, necesitaba procesar lo que estaba sintiendo. Necesitaba hacer cualquier cosa para estar lejos de esta bestia extraña que había descubierto.
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