El Alfa romance Capítulo 102

Dave estaba tan confundido como Amaris.

Aunque intentó comunicarse con su lobo en el transcurso y después del incidente, este tuvo dificultades para responderle… o tal vez no quería hacerlo.

Fuese lo que fuese, Dave sabía que se había pasado. Entre ellos nunca se había llegado a un punto en el que Amaris realmente quisiera escapar de él, por lo general, era una relación de ida y vuelta llena de lujuria que consistía en que ella quería ser dominada y él le demostraba lo bien que la podía complacer.

Su intención era que fuera un poco brusco, puede que también algo violento, porque a ella le encantaba eso, pero estaba preocupado de que la repentina aparición de su lobo y la brutalidad con la que la tomó fuera demasiado, incluso para Amaris.

Él tenía miedo de que ella lo dejara…

Que nunca volviera a mirarlo con esos hermosos ojos llenos de lujuria… por los que destruiría todo a su paso con tal de introducirse entre sus piernas.

¿Y si habia arruinado todo entre ellos?

Junto a la puerta del baño escuchó el sonido de la ducha, pero en el interior no había ningún otro ruido. Estaba agradecido de no haberla hecho llorar.

Mientras esperaba ansioso a que ella saliera, Dave se pasó los dedos por el cabello, frustrado consigo mismo.

Y así lo hizo. Ella abrió la puerta con fuerza y se dirigio al vestidor, ignorando por completo su presencia.

'Amaris…', suplicó Dave con voz baja, ronca y entrecortada al pronunciar su nombre. 'Deja que te explique…'

'No hace falta, Dave. Báñate y ve a tu reunión. Yo también tengo cosas que hacer', respondió Amaris con seriedad, sin darse la vuelta para mirarlo.

Él se quedó vacilante en su sitio mientras miraba con desánimo su rígida espalda, sin saber si debía o no intentar al menos que lo escuchara, o si debería dejarla en paz.

Amaris tomó la decisión por él al recogerse el cabello en una coleta suelta, tomar el bolso, las llaves y el monedero de al lado, y marcar una serie de números en el teléfono.

Dave se sintió abrumado al ver cómo ella pasaba por su lado sin mirarlo ni un instante. Sus ojos seguían cada uno de sus movimientos mientras su corazón daba un vuelco.

'¡Hola, Minerva! Siento haber tardado tanto en responderte. Yo… sí, lo sé, lo lamento. ¿Estás libre ahora?'

Amaris se detuvo en el umbral de la puerta y se dio la vuelta para mirar a Dave, él sintió como si la tristeza y el dolor que se reflejaban en sus ojos le rompían el corazón.

Le había hecho daño.

Lo que menos quería era lastimarla.

'Claro, reunámonos para tomar un café, iré ahora mismo', se despidió con una sonrisa forzada y colgó la llamada.

'Amaris, por favor… no te vayas… Lo siento', dijo Dave de forma rápida mientras se acercaba a ella e intentaba abrazarla.

Amaris inhaló un bocanada de aire fresco mientras salía por la puerta principal y bajaba las escaleras hacia su auto con Maena lloriqueando en su cabeza.

‘Saldremos a correr pronto, Maena. Sé que te he descuidado un poco con eso. ¡A las dos nos hará bien estar tranquilas por un tiempo!'

Maena soltó un leve bufido cuando la puerta del auto se cerró tras ellas y Amaris se acomodó en el asiento del conductor.

‘Preferiría que intentaras entender lo que pasó alli!'

‘No necesito entender nada. Maena, sé muy bien lo que pasó allí. Le dije que parara porque era muy fuerte y el siguió' respondió Amaris.

'Entonces, ¿tentaste a la bestia y no te gustó su espuesta?’ Maena le dijo con sorna: ‘En serio, Amaris, ¿cuándo volviste a ser la adorable princesita incapaz de defenderse?’

'Siempre, siempre me he podido defender…'

‘Pudiste haberme engañado' replicó Maena con sarcasmo.

'¿Y cómo llamarías a esto, Maena? No soporto que me traten así, es…’

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Alfa