El Alfa romance Capítulo 14

‘Si mantuvieras tus manos quietas no necesitaría...’

‘¿No necesitarías qué, chico? ¿Hacer el ridículo y dar a la gente razones para dudar de tus capacidades como Alfa?’, resopló Dave.

‘¡Haré que te arrepientas!’.

‘Me encantaría que volvieras a intentarlo cuando hayas reflexionado un poco más sobre esto... lo que sea que haya sido’.

Fernando gruñó mientras finalmente se quedaba quieto bajo su agarre.

Estaba furioso. ¿Cómo se había dejado poner en ridículo? Su reputación sufriría mucho por ello. El Alfa Nocturne ya se había ganado una reputación de Alfa poderoso y Fernando estaba deseando aplastar su arrogancia cuando ascendiera al trono.

Ahora, no solo se había mostrado incapaz de ello en un momento de furia, sino que además había conseguido enemistarse con la única persona realmente capaz de ayudarle a subir al trono.

Jess no era nada comparada con Amaris, ni siquiera tenía un lobo por el amor de Dios. Las manadas nunca la aceptarían. Ella nunca gobernaría y ahora él estaba atascado con una compañera sin lobo que estaba embarazada de un encuentro que apenas recordaba.

‘Recuerda mis palabras, Alfa Nocturne. Te haré pagar por esto’, gruñó en voz baja.

Dave se inclinó hacia él con una sonrisa.

‘Estoy seguro de que al menos lo intentarás. Sin embargo, ahora mismo, tengo que ir a un sitio y pienso llevarme a tu excompañera. Se quedará conmigo en el futuro inmediato y no hay absolutamente nada que puedas hacer al respecto', murmuró en voz baja para que solo ellos dos pudieran oírlo.

Dave se levantó rápidamente y se limpió la ropa, alisando las arrugas de su traje. Con una última mirada de fastidio al lugar donde Fernando yacía en el suelo, se volvió y camino hacia Amaris.

Le dedicó una sonrisa encantadora y extendió el brazo hacia ella, observándola expectante.

‘¿Estás lista para irnos?’.

A Amaris se le revolvió la barriga al ver aquella sonrisa juvenil y enlazó su brazo con el de él. Se dirigieron a la puerta de la cafetería, mientras innumerables pares de ojos los observaban en silencio.

‘¡Espera! ¡Amaris! Tu bolso', gritó Minerva con entusiasmo desde la puerta mientras Dave le abría la puerta del copiloto.

Amaris se detuvo y se giró, viendo el rostro resplandeciente de su mejor amiga que corría hacia ella.

Minerva echó los brazos a su cuello y la abrazó con fuerza.

‘Es perfecto', susurró al oído de su amiga antes de retroceder con una sonrisa tímida.

‘¡No hagas nada que yo no haría!’. Sonrió malvadamente y guiñó un ojo mientras saludaba a ambos y se daba la vuelta para marcharse.

‘¡Eso no excluye mucho!’, gritó Amaris detrás de su figura en retirada.

Desde luego, su figura era poderosa, incluso cuando estaba en una posición tan relajada.

Amaris suspiro para sí mientras volvía a centrar su atención en el paisaje que pasaba junto a su ventana.

'Es un poco complicado', respondió finalmente. 'En realidad les pillé a él y a mi hermana in fraganti la noche que te conocí, antes de conocerte, obviamente. Me estaba probando el vestido de novia e iba a enseñárselo a mi padre... de hecho, teníamos que casarnos hoy', dijo en voz baja.

El rostro de Dave permaneció tranquilo, lo único que insinuaba su disgusto era el leve movimiento de sus cejas.

'¿Te enfrentaste a ellos entonces?', preguntó.

Amaris sacudió la cabeza y se rio amargamente.

'No. Salí de casa y vagabundeé antes de entrar en razón delante del bar. Mi loba, estaba furiosa y consiguió convencerme para que entrara… En realidad no suelo beber', dijo mientras se giraba para mirarlo.

'Obviamente, estaba bastante borracha en el momento en que… inadvertidamente escuché tu conversación con tu Beta'.

Dave asintió lentamente.

'¿Te arrepientes de las decisiones que tomaste en su momento?', preguntó con sinceridad, volviéndose para mirarla unos instantes antes de volver a mirar hacia la carretera.

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