'No. Maena y yo estamos de acuerdo en esto. No hay nada para mí en casa. Por alguna razón, la relación entre mi padre y yo se ha roto, y no me llevo bien con mi familia ensamblada. Mi madrastra y su hija son muy parecidas'.
'¿Qué hay de tu madre?'.
Amaris agarró con fuerza el cinturón de seguridad, y frunció el ceño. Hizo todo lo posible por evitar que la voz le sonara hostil, pero no pudo evitar que revelara un poco de irritación.
'Murió. Todavía no me siento lista para hablar de eso contigo; si no te importa, alfa'.
Dave la miró de soslayo y volvió a asentir, despacio.
'¿Y tu amiga? ¿La del café?', preguntó como quien no quiere la cosa.
'Oh, esa es Minerva. La conozco desde la escuela. Ella no está afiliada a ninguna manada'.
'¿Una insurrecta? ¿Una loba solitaria?', preguntó Dave con curiosidad.
'No', respondió Amaris lacónicamente.
No quería entrar en demasiados detalles porque conocía la reputación de los híbridos Daemon. Las manadas los odiaban por sus antiguos lazos con la hechicería y la brujería, y aunque tales vínculos se habían disuelto desde hacía mucho tiempo, subsistía la animosidad hacia el grupo.
Amaris era partidaria de que trataran a Minerva como la persona que era, sin dejarse llevar por un resentimiento obsoleto.
Dave suspiró levemente y cambió de posición en su asiento.
'Solo pregunto para saber qué debo esperar, Amaris. Para que esto funcione, vamos a tener que establecer un frente unido, y no puedo hacer eso si no sé lo que está pasando', dijo con serenidad.
'Estás en lo cierto. Disculpa. No sabía que el se iba a aparecer en el café, y, claro, no esperaba que tu fueras la persona que me recogería'. Amaris respondió un poco malhumorada.
Dave rio.
'Está bien. Dudo mucho que él te vuelva a molestar, al menos por un tiempo. Lo rechazaste, ¿verdad?'.
'En lo que a mí respecta, el vínculo está roto. Sin embargo, él no ha aceptado el rechazo. Es por eso que todavía comparte un enlace conmigo', dijo Amaris haciendo una mueca.
Dave permaneció en silencio durante largo rato, antes de tomar una calle lateral.
'No pensé que el hecho de ser recogida por los miembros de mi manada me ayudaría, o a ti, una vez que la voz se corriera. Por esa razón, vine con la idea de que podría explicarlo como una amistad. Sin embargo...'. Hizo una pausa, estacionó a un lado de la carretera y se detuvo.
'Ni por un instante creo que el plan original funcione durante mucho tiempo. Hay demasiadas personas que saben lo que voy a hacer, y cuando lo voy a hacer, mucho antes de tomar la decisión'. Suspiro, y yo recosté la cabeza en el asiento del auto.
Amaris se dio banquete mirando su bien formada mandíbula y su cuello ancho y musculoso. Este hombre era realmente una obra de arte. A ella le resultaba imposible apartar los pensamientos de Maena, que alimentaban su deseo de él, algo atípico en ella.
Por un instante, la audacia de Amaris pareció desconcertar a Dave, pero comprendió su razonamiento. Definitivamente, ella era diferente a las mujeres que él había conocido. Ni la imagen pública de él, ni su reputación, parecían afectarla.
Él enseguida recuperó la compostura, y asomó una leve y traviesa sonrisa en las comisuras de los labios.
'Muy bien, princesa. Lo acepto con una condición'. Habló mostrando una sonrisa de satisfacción mientras se inclinaba para girar la llave y volver a arrancar el auto.
Amaris resolló y frunció el ceño con vehemencia.
'Puedo haber nacido princesa, pero no esperes que calle y haga lo que me digan, alfa'.
Dave se rio.
'Si hubiera pensado así de ti, no habría estado de acuerdo con esto, princesa'. Sonrió
mientras pisaba el acelerador y salía disparado por el camino de tierra, dejando un
rastro de polvo a su paso.
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