Las ceremonias se habían desarrollado sin contratiempos. La manada le había dado una calurosa bienvenida a Amaris, y los ancianos aprobaron su linaje y condujeron la ceremonia de vinculación y el enlace formal con la manada con fuertes vítores por parte de todos los involucrados.
Después de todo, Amaris tenía estirpe real y su unión oficial con el alfa elevaba enormemente el estatus de la manada Dark Moon. Ahora eran los segundos en poder y fuerza, solamente superados por el propio rey alfa. Sería algo de lo que podrían hablar con orgullo a cualquiera que estuviera dispuesto a escuchar.
También significaba que el alfa, algún día, podría tener la oportunidad de gobernar como alfa rey, ya que Amaris era la hija mayor y la actual heredera. Ella cumplía con todos los requisitos para ser la luna reina.
Cuando Amaris y Dave se despidieron de sus invitados, ella sonrió para sus adentros.
Dave se giró para mirarla y sintió que casi se quedaba sin aire. Su corazón latió más rápido cuando, de repente, se dio cuenta de que esta mujer estaría a su lado en las buenas y en las malas, mientras el contrato estuviera en vigor.
La miró bajo la luz tenue del salón de baile y, su delicada belleza, iluminada por su sonrisa, parecía robarle el aliento. Tuvo el repentino impulso de tomarla en sus brazos y besarla, pero por una vez en su vida, los nervios le impidieron hacer eso.
Ella no era su pareja. Lo de ellos era solo un acuerdo comercial, y no era presumible que él se sintiera enardecido por ella. Mientras luchaba con su confusión interior, Amaris lo miró y sus miradas se cruzaron.
'Dave, ¿está todo bien?', le preguntó Amaris con el ceño fruncido al notar su intrincada expresión.
Él asintió secamente, también con el ceño fruncido.
'Deberíamos irnos ya. Es tarde'. Dave respondió con una voz áspera, evitando la mirada de Amaris deliberadamente. Le tomó la mano y la haló para que lo siguiera.
Amaris estaba demasiado aturdida para reaccionar en ese momento y, en lugar de eso, lo siguió deprisa. Andaba velozmente, esforzándose por mantener el paso con los absurdos tacones que la habían exhortado a ponerse.
'Dave..., espera...', objetó, un poco titubeante, mientras Maena se reía en su interior. 'Sé exactamente adonde esto conduce...'.
'¿Qué? ¿Qué quieres decir?'.
'Nuestro pequeño alfa está enfadado'. Río nerviosamente.
'Parece que, después de todo, vas a tener la noche de bodas que se esperaba que tuvieras', continuó Maena con regocijo.
Los ojos de Amaris se desorbitaron al percatarse de lo que, en realidad, podría estar a su espera, y la ansiedad le aceleró la respiración. 'Relájate, es completamente natural. Además, ya es hora de que tengamos algo de acción El hecho de haberte conservado y estado ahí para tu pareja resultó ser una idea estúpida. Podríamos haber estado divirtiéndonos todo este tiempo', se quejó Maena.
'!¿Cómo puedes decir eso?! Maena, ¿y si tenemos una segunda oportunidad como pareja? Dave se enfadaría mucho si descubre que nos acostamos con otro....'
'¿Y si no lo hacemos? En serio, Amaris, contrólate'. Maena se burló.
'Las posibilidades de encontrar la pareja que te pertenece son infimas y, cuando se trata de una segunda oportunidad, las probabilidades son menores'.
Hicieron una breve parada frente a la puerta del dormitorio de Dave, y este se apresuró a abrirla.
'¿Tu cuarto?', dijo Amaris con nerviosismo y con un ligero temblor en su voz.
'Ya lo hemos acordado'. Dave respondió de un modo agreste, sin siquiera mirarla. Abrió la puerta y tiró de ella hacia el interior de la alcoba.
Cerró de un portazo y Amaris se estremeció, sorprendida por el ruido repentino y el cambio drástico en su comportamiento.
Antes de caer en lo que estaba pasando, Dave la empujó rudamente contra la puerta.
Dejó escapar un bajo chillido de sorpresa cuando él dejó caer su cuerpo contra el de ella y sus cuerpos se fundieron en uno sobre la sólida superficie.
Con los ojos casi ennegrecidos por completo, Dave la miró con avidez mientras gruñía en voz baja y, con sus dedos, acariciaba con suavidad los contornos de su submaxilar.
Amaris tuvo un temblor involuntario, y un agradable escalofrío le recorrió la espalda al tiempo que la intensa mirada de Dave parecía devorarle el alma.
Sin decir ni media palabra, sus labios, de repente, se juntaron a los de ella, que abrió la boca para cederle el paso a su lengua.
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